San Francisco. La moda de la "segunda virginidad" se apodera de más y más parejas en Estados Unidos, las cuales, a pesar de compartir techo o, incluso, lecho, deciden interrumpir sus relaciones sexuales durante semanas o meses antes del día de la boda.
Cada vez más parejas, particularmente en el sur de Estados Unidos donde la influencia de la conservadora iglesia evangelista es mayor, se están sumando a esta peculiar tendencia, una adaptación moderna de la tradicional prohibición al sexo prematrimonial.
Se trata de personas de todas las edades (las hay, incluso, con hijos) y condición social, que se disponen, antes de contraer matrimonio, a llevar a cabo una etapa de interrupción de sus relaciones sexuales.
Detrás de la puesta en práctica de esta "segunda virginidad" subyacen dos motivos que, ante el ojo crítico, pueden resultar contradictorios, pero que ayudan a matar dos pájaros con un solo tiro.
Por un lado, se aseguran la pasión amorosa en la noche de bodas, que los encuentros frecuentes corren el riesgo de mitigar.
Por el otro, con este ayuno sexual se enmiendan las culpas, al menos en parte, por no haber seguido uno de los principales mandamientos de su iglesia.
En un artículo titulado Nunca es demasiado tarde para ser virgen , el diario The New York Times señaló que las discusiones sobre este periodo de "segunda virginidad" entre las jóvenes de los estados del sur de Estados Unidos se están convirtiendo en la norma en las residencias estudiantiles femeninas y otros círculos que agrupan a mujeres.
El crecimiento de esta práctica en los últimos años se debe a la acción de los movimientos que predican la abstinencia.
Sin sexo
Esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales es la única educación sexual que se enseña en el 55 por ciento de los distritos escolares del sur, según un estudio de 1999 .
"El amor verdadero espera", es el título de una campaña que lanzó la Convención Bautista del Sur hace casi 10 años, y que parece dar sus frutos, con más de un millón de adolescentes jurando abstinencia.
Por supuesto que la abstinencia sexual no es nada nueva, pero la "segunda virginidad" es un invento más o menos moderno.
En él, la virginidad adquiere un tinte metafísico: los actos físicos no tienen marcha atrás, pero los espirituales sí, proclaman sus seguidores, según quienes esta virginidad (que no deja de ser de "segunda clase") sirve igualmente para enfrentarse al futuro "con pureza mental y física".
Quienes proponen esta tendencia aprovechan para recordar que con ella también se evita contraer enfermedades sexuales o embarazos no deseados. Para llevarla a cabo, recomiendan el regreso al hogar paterno o pedir a la pareja que duerma en el sofá, y aconsejan olvidar los camisones sensuales y volver a las pijamas de franela.