Hace sus buenos años, comenté ciertas incongruencias académicas en el uso de algunas mayúsculas relativas, precisamente, a los días santos. Me refería entonces a la 21.ª edición del DRAE: “Si Domingo de Ramos va con mayúscula, ¿por qué ese domingo de Resurrección (en el artículo cuaresma )? ¿Cómo justificar miércoles de ceniza así, en minúsculas (artículos cuaresma y miércoles )? Y ¿qué decir del viernes Santo (sic) del artículo viernes ?”.
Pues bien, la vigente 22.ª edición del DRAE (2001) presentó ciertas enmiendas en estas mayúsculas “santas”, aunque siempre dando una de cal y otra de arena. Por ejemplo, aparece, al fin, Semana Santa (con mayúsculas) en todos los casos, pero sus sinónimos semana mayor y semana grande se mantienen humildemente con minúsculas. En el artículo miércoles la RAE decide escribir miércoles de Ceniza [¿por qué no Miércoles de Ceniza ?] y allí mismo se lee –¡al fin!– Domingo de Pascua de Resurrección . Y, si en cuaresma aparece Jueves Santo (mayúsculas), en viernes escribe –porfiadamente– viernes Santo ...
El DPD (2005) fija en sus artículos el uso de la mayúscula inicial en «los nombres de festividades religiosas o civiles: Epifanía, Pentecostés, Navidad, Corpus, Día de la Constitución, Año Nuevo, Feria de Abril». Y agrega que se escriben con minúscula inicial «los nombres de los días de la semana, de los meses y de las estaciones del año: lunes, abril, verano. Solo se escriben con mayúscula cuando forman parte de fechas históricas, festividades o nombres propios: Primero de Mayo, Primavera de Praga, Viernes Santo ...».
Y la reciente Ortografía (2010), 4.2.4.10.2, establece: «Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de festividades, sean civiles, militares o religiosas, se escriben con mayúscula inicial: Nochevieja, Navi- dad, Año Nuevo, el Día de la Madre, el Día Internacional de la Mujer... Esta misma mayúscula se aplica a los nombres de los periodos litúrgicos o religiosos: el Adviento, la Semana Santa , la Pascua, el Ramadán'».