El flujo vaginal no es sólo ese incómodo problema que ensucia la ropa interior. El origen de estos flujos debe observarse exhaustivamente porque constituyen un signo de alarma para cualquier mujer.
Especialistas en microbiología, ginecología y obstetricia consideran que la presencia de tales flujos puede ser síntoma de una gama muy variada de enfermedades, desde infecciones producidas por hongos, bacterias, parásitos y virus, hasta el crecimiento de tumores en los órganos reproductivos femeninos.
No es para menos. Se calcula que más de la mitad de aquellas que acuden a las consultas ginecológicas lo hacen tras la aparición de flujos, y se cree que todas las mujeres, en algún momento de su vida, van a tener esta molestia.
La situación la confirman el microbiólogo Enrique de La Cruz y los especialistas en ginecología y obstetricia Danilo Medina Angulo y Moisés Fallas Corrales, del Hospital Calderón Guardia y del Instituto Materno Infantil de la Carit, respectivamente.
Para los ginecólogos, el único flujo vaginal normal en la mujer es aquel que se produce en los periodos de ovulación. Entonces presenta las siguientes características: es transparente y pegajoso, carece de olor y no produce dolor ni prurito. Este flujo es fisiológico y no debe ser motivo de preocupación.
En cambio, el fluido blanquecino, amarillento, sanguinolento, pastoso, que produce picazón e hinchazón de la vulva y que tiene un olor fétido (como a pescado podrido), es motivo suficiente para consultar al médico.
Tanto De La Cruz como Fallas y Medina explicaron que el origen de los flujos vaginales es muy variado pues pueden deberse a agentes químicos, alergias, cuerpos extraños, infecciones, lesiones premalignas y malignas.
En cualquiera de los casos debe haber diagnóstico médico y análisis microbiológicos, para determinar el tipo de tratamiento que requiere la paciente.
Los especialistas coinciden en que un buen porcentaje de los flujos vaginales son producidos por los siguientes organismos: Trichomonas vaginalis, Cándida albicans y Gardnerella vaginalis.
El tema es de tanta preocupación que, en sus cursos de refrescamiento, el Colegio de Microbiólogos de Costa Rica hizo una revisión de este tema. La clase magistral estuvo a cargo de Enrique de La Cruz.
Aunque los especialistas consideran que estas molestias son más frecuentes en la mujer adulta, explicaron que las chiquitas también sufren este problema, generalmente producidas por una mala práctica higiénica en el momento en que la niña se limpia el ano después de defecar.
Por otro lado, denotaron la importancia de que las adolescentes consulten, sin temor, cuando experimentan algún flujo, dejando de lado tabúes que la sociedad mantiene.
Si usted sigue las recomendaciones que le damos en el recuadro y acude donde el médico cuando aparezca el primer signo de alarma, puede evitar complicaciones mayores. La invitamos a seguir adelante para que proteja su salud.
Recomendaciones
La mujer que enfrenta estas molestias, además de la ayuda médica, debe tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Las duchas vaginales no son recomendadas porque pueden alterar la flora bacteriana de la vagina y, consecuentemente, dañar el sistema inmunológico y favorecer la aparición de infecciones.
- La pareja tiene que ser constante con la higiene; por tanto, debe lavarse las manos antes de tener relaciones sexuales.
- La mujer debe efectuarse un control ginecológico anual.
- Ante la presencia de cualquier flujo vaginal extraño, debe buscar ayuda médica y no automedicarse.
- Se recomienda el uso de ropa holgada y calzones de algodón y no de nailon, pues estos últimos impiden la transpiración, lo que posibilita el crecimiento de hongos y bacterias.
- El uso de talcos vaginales está contraindicado.
- Extremar la limpieza de la ropa íntima con el objetivo de que no queden residuos de jabón que puedan irritar la vagina.
- Los médicos consultados por Viva no recomiendan el uso de tampones por largos periodos; más bien sugieren el empleo de toallas sanitarias.
- Los especialistas piden a los padres de familia que enseñen a las chiquitas a limpiarse el ano. La manera de hacerlo es de adentro hacia afuera, con el propósito de evitar que la materia fecal pase por la vagina y produzca una infección.