La poetisa española Ernestina Champourcin, integrante de la llamada Generación del 27, falleció el sábado en Madrid a los 93 años, informaron el lunes fuentes próximas a su familia.
Los restos de la escritora, que vivió exiliada durante algunos años en México tras la Guerra Civil, descasa desde el domingo en el cementerio madrileño de San Lorenzo.
Nacida en la localidad vasca de Vitoria en 1905, Ernestina Champourcin estuvo casada con el también escritor Juan José Domenchina, director del Boletín de Informaciones del Ministerio de Propaganda de la República, que estuvo exiliado con ella en México.
En los últimos dos años de su vida, la poetisa, ya ciega, vivía en una residencia geriátrica de Madrid, en la que hace pocos días sufrió un problema cardíaco que acabó con su vida.
Ernestina Champourcin vivió con su marido durante 34 años en el exilio, primero en Francia, y posteriormente en México, donde Juan José Domenchina falleció en 1972. A partir de ese año la escritora regresó a España y se instaló en Madrid.
Autora de libros como En silencio (1926), Ahora (1928), La voz en el viento (1931) y El cántico inútil (1936), Champourcin frecuentó desde muy joven la Residencia de Estudiantes de Madrid y se hizo gran amiga de todos los poetas de la Generación del 27.
Aunque no figura en los libros de texto como perteneciente a este movimiento poético, Gerardo Diego la incluyó en la primera Antología Poética de la Generación del 27, publicada en 1934.
Con una obra en la que se aprecia la influencia de su amigo Juan Ramón Jiménez y cierto afán surrealista, Ernestina Champourcin comenzó a escribir poesía a principios de los años veinte.
Trabajó como traductora de inglés y francés para el Fondo de Cultura Económica y para otras editoriales, y ejerció la crítica literaria en revistas especializadas
En 1989, el Gobierno vasco le concedió el Premio Euskadi de Literatura en castellano por su Antología poética. En 1991, varias instituciones vascas presentaron su candidatura al Premio Príncipe de Asturias de las Letras, que no prosperó, y fue distinguida con el Premio Mujer progresista 1991 de Cultura, que concede la Federación de Mujeres Progresistas, en reconocimiento a su labor.
En 1997, el Ayuntamiento de Madrid le otorgó la medalla al mérito artístico.