“La ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de vida de todo progreso” (Luis Pasteur). Pocas organizaciones políticas y movimientos sediciosos tienen tanta influencia en la Internet como al-Qaeda. Los terroristas islámicos creyeron encontrar un instrumento de ataque global por medio de la cibernética, y efectivamente tuvieron ciertos logros significativos, al menos al comienzo de la aparición de los hackers. Lo que no tomaron en cuenta es que así como ellos se consideraron hábiles en el manejo de la informática, Estados Unidos, Asia, Europa e Israel están mucho más avanzados en las cuestiones de tecnología. Al fin y al cabo, el más relevante aporte árabe a la ciencia ha sido el álgebra. (El cero fue una invención de la civilización india).
Ahora los científicos iraníes –que no son árabes, sino persas– se encuentran dando tumbos, como gallina sin cabeza, porque sus sistemas informáticos para construir su anhelada bomba nuclear han sido contaminados con un virus que -–dicen– fue producido por Israel. Al parecer, la cualidad del tal intruso es que sigue reproduciéndose tomando distintas formas a medida que van descubriendo cómo detenerlo. Quien sea el que lo inventó, mantiene en jaque la imaginación de las luminarias persas.
62.000 computadoras' El Stuxnet es un gusano cibernético que fue descubierto en el mes de junio de 2010 por VirusBlokAda, una firma de seguridad de Bielorrusia. El travieso gusanito de forma sorpresiva se encuentra metido en el ultrasecreto sistema nuclear de los ayatolás. Los iraníes dicen que el virus es una creación estadounidense-israelí. Según el ministro de Inteligencia iraní, Heider Moslehi, este se halla relacionado con la bíblica reina Esther, quien se casó con el rey Asuero de Persia para lograr aplacar el complot urdido por su ministro Amán para destruir a los judíos. El asunto es que Stuxnet –que vendría a ser la reina Esther– ha contaminado 62.000 computadoras gubernamentales de Irán y lo que creyeron que solucionarían en dos meses, está causándoles más problemas de lo previsto y echando abajo sus proyectos de inaugurar la planta de energía atómica de Busherh en el tiempo planeado.
Ciencia ficción. La singularidad del Stuxnet es que no solo puede dañar los sistemas computacionales iraníes, sino que puede controlar sus establecimientos y producir un ataque físico real a sus propias instalaciones. El virus estudia sus objetivos, determinando en qué sistema se ha infiltrado, antes de decidir si debe atacar o no. Por el momento, ha ingresado a sistemas que controlan infraestructura física crítica, que era la más difícil de destruir por medios convencionales, puesto que se encuentra a cientos de metros bajo tierra.
La genialidad de los que crearon el Stuxnet es el inicio de una guerra de ciencia ficción. No hay necesidad de enviar soldados, no hay que bombardear poblaciones. Basta con meter un gusanito en el sistema cibernético de los enemigos y hacer que sus propias armas los vuelen en pedazos.