asanchez@nacion.com
El viernes por la noche, en la Barra Imperial de Palmares, Syntek tuvo teclado, guitarra, contrabajo y todo un arsenal de talento y energía en su paleta artística, pero le faltó algo esencial que no le dejó lucir toda su estrella: un ambiente a tono.
¿Faltó ambiente? ¿Cómo ambiente, si tocó en Palmares? Pues ahí está el detalle. Aleks Syntek tocó en un prendido Palmares, lugar en el que su presencia se diluyó estrafalariamente en medio de la euforia cervecera y las ganas desenfrenadas de bailar cualquier “cosa” que sonara en los parlantes.
En modo de lamento, Syntek no pudo mostrar todo su esplendor; pues un artista de su talla y estilo simplemente no cuadró con la nota del megabar.
Más allá de lo que se pudo apreciar o, más bien, lo que no se pudo apreciar –incluso muchos de los presentes ni se dignaron a mirar el escenario–, Syntek hizo su trabajo como un grande de la música y no perdió su habitual glamour musical, evitando ser consumido por el ambiente light de la noche.
El mexicano saltó a escena con un saco negro, un sombrero y una llamativa camisa roja. Con guitarra en mano, el juguetón músico inició con energía su nutrido repertorio que incluyó unos 16 temas de su amplia carrera discográfica.
Como aperitivo, Syntek abrió la noche con Más fuerte de lo que pensaba y luego le sucedió uno de los hits más pegados de su inspiración Bendito tu corazón , que utilizó como carta de oficial de presentación e hizo recordar a la muchedumbre que las modelos en tarima ya se habían ido y que él había llegado.
Los constantes cambios en la instrumentalización fueron uno de los puntos llamativos de la noche, pues el mexicano se trasladó de la guitarra al teclado, del contrabajo a los timbales, dejando clara su asombrosa habilidad interpretativa, coronada siempre con su voz.
En ese apreciado matiz, Syntek aprovechó la oportunidad para tocar bastantes temas de su más reciente producción Lección de vuelo , como Tu hechizo e Intocable que aderezó con graciosos y llamativos movimientos robóticos y pasos rítmicamente coordinados.
Ayudado por una de sus coristas, Syntek cantó el tema Laberinto , que canta a dúo con Belanova y la pegó con la sátira del tradicional Día de Muertos, La Doña Muerte .
Haciendo gala de su agraciado y singular repertorio tomó el contrabajo para cantar Historias de danzón y de arrabal , no sin antes comparar el voluminoso instrumento con las curvas de una bella mujer.
Enamorado. Visiblemente conmovido por la reciente llegada de su hija Natalia, Syntek no perdió la oportunidad para rendirle homenaje a su nuevo amor.
Con gran dulzura y sentimiento cantó Natalia , dejando claro que “la vida no es igual, ya verán ustedes cuando tengan los suyos”, según dijo con sus palabras.
Por volverte a ver y El camino anunciaron que estábamos por recorrer la recta final del concierto y que, a la postre, resultaría ser la mejor parte del “chivo”.
Haciendo una pausa, el músico advirtió que era el momento de “apapachar” a la pareja, pues Te soñé era el siguiente tema.
Coreado por la barra, la balada sirvió para bajarle un poco la temperatura al ambiente, la cual subió de repente con una seguidilla de temas más que fuertes.
El zarpe. Para despedirse de Palmares, y tras haber logrado un poco más de atención, Syntek irrumpió con Sexo, pudor y lágrimas , Duele el amor y Lo que tu necesitas , un trío de temas que no pasaron en vano. Al menos, el honroso final logró disimular el sutil desacierto de llevar a un artista como Syntek a Palmares.
Al filo de la medianoche, el mexicano se despidió dejando claro que el artista es esencia, y que la misma no se pierde ni se disfraza por el simple hecho de intentar entonar con el público.