Son tan pequeñas, que a simple vista es imposible observar las esporas del Bacillus anthracis . Sin embargo, la pequeña bacteria es la responsable del ántrax, un mal que ha ganado fama internacional en los últimos días.
¿Qué es esta temida enfermedad? El ántrax o carbunco (el nombre en español) es una infección bacteriana aguda poco común en los seres humanos. En realidad, normalmente afecta a vertebrados salvajes y domésticos (ganado, ovejas, cabras, camellos y otros herbívoros).
En teoría, rara vez afecta al hombre gracias a las mejoras de los programas de vacunación animal y a las medidas higiénicas de las granjas. Sin embargo, el microorganismo no se ha olvidado y, actualmente, está en el arsenal biológico de más de una decena de países en todo el mundo.
Según los centros de control y prevención de enfermedades de Estados Unidos (CDC) el Bacillus anthracis puede afectar a una persona cuando se expone a animales o tejidos infectados o cuando inhala las esporas.
El nombre de la temida enfermedad viene de la palabra griega para carbón, antracis , ya que en la forma cutánea de la enfermedad que representa el 95 por ciento de los casos, y es la menos grave se forman unas lesiones negras en la piel, parecidas al carbón.
Otro tipo de ántrax es el pulmonar. Ocurre cuando la persona aspira las esporas de la bacteria; son los casos más peligrosos. Por otro lado, está la manifestación gastrointestinal, cuando se come la carne de un animal infectado; esta es la versión menos común.
Vieja conocida
El ántrax o carbunco es una enfermedad con historia. En 1876 Robert Koch logró confirmar su origen bacteriológico y tan solo cuatro años después ya se había desarrollado la primera vacunación exitosa contra el mal en los animales.
Sin embargo, con el paso al siglo XX, el ser humano notó en el Bacillus anthracis la capacidad de convertirse en un arma. Más de diez países, entre ellos Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, la desarrollaron.
En 1970 la FDA (la agencia de control de alimentos y medicamentos de Estados Unidos) aprobó la vacuna para seres humanos que es aplicada a los soldados estadounidenses.
La peor epidemia de ántrax humano adquirido por inhalación de esporas se registró en 1979 en la ciudad de Sverdlovsk, en la antigua Unión Soviética. Tras una explosión accidental en un complejo militar, que liberó las esporas, murieron 68 personas.
Los síntomas
El ántrax es una enfermedad difícil de diagnosticar. Hacen falta aproximadamente unas 10.000 esporas para enfermar a una persona y no hay forma inmediata de saber si alguien las ha aspirado. Sin embargo, sí existen una serie de análisis de laboratorio que determinan si hay infección. Tal como explica la FDA en su página en Internet, los síntomas del ántrax dependen de la variedad de infección y suelen aparecer unos siete días después de la exposición.
El tipo menos grave, el ántrax cutáneo, produce, en primer lugar, picazón superficial en la zona afectada. La infección se produce si la bacteria logra penetra en la piel a través de un corte o herida. Aparece algo similar a una roncha cuando pica un insecto. Con el paso de unas 48 horas se forma una úlcera y las células de la zona mueren. Este tipo es el que se manifiesta con más frecuencia, la muerte es poco común si es tratado a tiempo con antibióticos.
En la forma pulmonar, los síntomas iniciales se parecen a los de un resfrío. Dos o tres días después derivan en problemas de respiración graves y la muerte.
El ántrax intestinal es causado por el consumo de carne contaminada. Se caracteriza por la presencia de náuseas, pérdida de apetito, vómitos, fiebre, dolor abdominal y diarreas agudas.
Destructora de células
La bacteria del carbunco (ántrax) es una verdadera destructora de células.
El Bacillus anthracis comienza en forma de espora, una forma microbiana de protegerse y sobrevivir en condiciones adversas durante mucho tiempo. Las esporas aguardan hasta encontrar un ambiente adecuado, es decir, cálido y húmedo, como el interior de los pulmones.
Una vez en ese medio, eligen un sitio para reproducirse y, por una razón desconocida aún, van en busca de unas células del sistema inmune llamadas fagocitos, un tipo celular que incluye a los macrófagos, células especializadas en destruir a los agentes invasores en el cuerpo humano.
El carbunco se introduce en la célula y hace lo que hacen mejor las bacterias: multiplicarse.
En el interior de la célula se reproducen tantas bacterias que el fagocito aumenta de tamaño hasta que termina por reventar. Entonces, un enjambre de bacterias de carbunco se derrama en el torrente sanguíneo y va en busca de otras células para repetir el proceso.
Con el paso del tiempo, más células están infectadas. Al morir, la célula libera unas proteínas llamadas citocinas, como señal de alarma. Esto produce una estimulación excesiva del sistema inmune que, eventualmente, provoca un estado de shock en la víctima. Por último, la persona infectada puede morir.
El tratamiento
Sin embargo, el Bacillus anthracis es fácil de matar, pues sucumbe ante una amplia gama de antibióticos: desde la penicilina hasta la ciprofloxacina.
La clave está en el tratamiento temprano. Si la persona infectada recibe un tratamiento con antibióticos antes de que se presenten los síntomas de la enfermedad, las probabilidades de sobrevivir son altas. Dicho tratamiento debe prolongarse por un mes.
Aunque existe una vacuna, en estos momentos solo está disponible en una cantidad limitada para el ejército estadounidense. Es creada por la compañía BioPort, en Michigan, Estados Unidos.
Su aplicación se realiza durante 18 meses. Primero, la persona recibe tres inyecciones subcutáneas, cada una con un intervalo de descanso de dos semanas. Luego, a los seis meses de la primera inyección, debe recibir otra. De la misma forma, se aplica una nueva inyección a los 12 meses de la primera y la última a los 18 meses.
Experimentos en monos han demostrado que la vacuna es eficaz en un 88 por ciento, después de un mes de haber sido vacunado por primera vez.