WASHINGTON, (AFP). La terapia narrativa breve para ayudar a ex niños soldados ugandeses a hablar sobre sus experiencias resultó más efectiva para superar el trastorno de estrés postraumático que otras prácticas, según un estudio publicado el martes en Estados Unidos.
El método, que puede ser realizado por voluntarios locales a bajo costo, mostró mejores resultados que tomar clases para ponerse al día académicamente o que ser puesto en lista de espera para recibir tratamiento, dijo el estudio publicado en la JAMA, la revista de la Asociación Médica Americana.
La terapia narrativa breve puede ser una forma accesible de facilitar la transición a la vida normal de los 250.000 jóvenes que se estima participaron activamente en luchas en conflictos en 14 países en distintas regiones del mundo, según cifras de la ONU.
Unos 85 ex niños soldados de 12 a 25 diagnosticados clínicamente con trastorno de estrés postraumático participaron en lo que los investigadores de la Universidad de Bielefeld de Alemania describieron como el primer estudio controlado aleatorio de intervenciones de salud mental.
Un tercio de los pacientes fueron tratados con la terapia narrativa de exposición, en la que "el participante construye un relato cronológico detallado de su propia biografía, en colaboración con el terapeuta, para reconstruir los recuerdos fragmentados de eventos traumáticos y lograr acostumbrarse" a ellos, señala el estudio.
El 80% de los individuos (20 de 25 participantes) "mejoraron con respecto a la gravedad de su trastorno de estrés postraumático", después de ocho sesiones de 90 a 120 minutos cada una.
En contraste, sólo 48% del grupo de actualización académica y 50% del grupo de lista de espera "mostraron una mejoría clínicamente relevante", agregó el informe.
Un año después del tratamiento, el 68% de quienes estaban en el grupo de narrativa ya eran calificados con trastorno de estrés postraumático, comparados con el 52% de los del grupo de actualización académica y 54% de los participantes en la lista de espera.
Muchos niños en Uganda fueron reclutados para luchar en el Ejército de Resistencia del Señor (ERS), en el marco de un conflicto civil de 20 años entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales de Uganda, que mató a decenas de miles de personas y provocó cerca de dos millones de desplazados.