Desde terrenos muy diferentes, Carlos Santamaría y Pablo Sobrado se trazaron una misma misión: lograr mejores tratamientos para enfermedades que afectan a más de 20 millones de personas al año.
Con este fin, uno busca pistas en los genes para lograr terapias personalizadas para pacientes de leucemia (cáncer en la sangre); el otro, pretende atacar los “puntos débiles” de los parásitos o bacterias que causan las enfermedades tropicales, para así crear fármacos mucho más eficaces y baratos contra ellas.
Desde ayer, ambos suman un logro más en sus vidas: Santamaría fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencia Clodomiro Picado Twight 2011, y Sobrado, con el Premio Nacional de Tecnología 2011.
Los jurados asignaron ambos premios en forma unánime, anunció ayer el Ministerio de Ciencia y Tecnología (Micit).
En el 2010, sus estudios lo llevaron a descubrir tres genes que hacen que la llamada leucemia mieloide aguda (LMA) sea más agresiva. Este es el tipo de cáncer en la sangre más común en los adultos y el segundo más frecuente en los niños de todo el mundo.
Gracias a su hallazgo, hoy pueden asignarse drogas más fuertes a quienes tienen estos genes y, así, evitar que en ellos el tumor progrese muy rápido.
También detectó marcadores genéticos en los cromosomas que pueden hacer que la persona recaiga con este cáncer.
El estudio fue su tesis de doctorado en la Universidad de Salamanca (España) y le valió el premio doctor Moraza, que reconoce la mejor tesis en oncología de ese centro.
“La LMA es muy diversa, puede tener un buen pronóstico y que el paciente viva muchos años, o puede ser tan agresiva que el paciente muera en menos de un año.
”Los genes nos dicen cómo avanza el cáncer y así podemos darle un mejor tratamiento a cada persona”, afirmó Santamaría, quien empezó su carrera descifrando fórmulas para sueros antiofídicos en el Instituto Clodomiro Picado.
No por nada el jurado del premio recalcó que Santamaría “da una contribución significativa al conocimiento sobre la utilización de marcadores moleculares para el diagnóstico, pronóstico, seguimiento y tratamiento personalizado de pacientes con leucemia”.
Para él, lo mejor es que sus estudios ya benefician a miles de pacientes en el Laboratorio de Diagnóstico Molecular del Hospital de Niños (HNN), donde también evalúa casos de adultos de todo el país.
En el HNN ellos realizan diagnósticos moleculares. Es decir, buscan en el cáncer y en enfermedades de la sangre la presencia de 42 alteraciones genéticas que les indiquen cómo evoluciona su enfermedad. Además, analizan la genética de 27 agentes infecciosos como la tosferina y la tuberculosis.
”Son enfermedades cuya detección convencional dura días o meses y con esta técnica tenemos la respuesta el mismo día”, dijo.
¿Qué sigue? Para el científico, el reto no concluye con el Premio Nacional; este más bien es un aliciente para seguir con más bríos.
Ahora, este vecino de Tres Ríos, La Unión, busca las causas del síndrome mielodisplásico, grupo de afecciones que daña las células que producen la sangre en la médula ósea y es vista como la “antesala” de algunas leucemias.
”Encontramos genes que pueden alterar ciertas células madre. Estas alteraciones pueden propiciar el síndrome mielodisplásico y pueden llevar a que las células se transformen en cancerígenas”, apuntó el científico.
En ese entonces, pensaba que los números eran lo suyo y estudió Administración durante un año. No obstante, tras llevar cursos de Biología y Bioquímica, pronto regresó a una pasión que comenzó en el colegio: la Ciencia.
Fue así como optó por la Biología y posteriormente por la Biofísica y la Bioquímica, ramas en las que él tiene doctorado.
Desde su laboratorio en la Universidad Virginia Tech, en Estados Unidos, Sobrado es líder de estudios que buscan descifrar curas para males tropicales que atacan a 20 millones de personas por año.
Los tratamientos para estas enfermedades son muy caros y su eficacia sigue siendo mínima, por lo que su objetivo es desarrollar opciones más baratas y efectivas.
“Ya hemos producido las enzimas que son decisivas para que las enfermedades se manifiesten, sabemos cómo funcionan y cómo desactivarlas, ahora debemos buscar compuestos para fármacos. Queremos que esto llegue a la gente. A largo plazo, esto puede salvar vidas”, dijo Sobrado, en teleconferencia desde su laboratorio.
El jurado afirma que Sobrado “brinda una contribución significativa para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades infecciosas y tropicales”.
Las investigaciones de este científico, oriundo de Goicoechea, buscan encontrar los puntos débiles de esas enfermedades para atacarlos y que la bacteria u hongo que las produce muera y deje de afectar el organismo humano.
La tuberculosis, el Chagas, la leishmaniasis y las infecciones por
Estas investigaciones le valieron premios por más de $3 millones otorgados por el Fondo Nacional de Ciencias de Estados Unidos y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Más allá de sus logros como investigador, Pablo Sobrado también es maestro pues recluta estudiantes ticos para que realicen pasantías en su laboratorio.
“Es un doble objetivo: por un lado, nuestras investigaciones se nutren con el aporte de jóvenes talentosos; por otro, es aportar a la educación científica tica”, dijo Sobrado, quien está casado y tiene dos hijas.
Sobrado piensa que el Premio Nacional no es una meta, más bien es un impulso. “El año entrante Virginia Tech abrirá su Centro para el Descubrimiento de Fármacos y fui nombrado uno de sus fundadores. Seremos cinco líderes en diferentes campos de investigación”, señaló.
Otro de sus planes es buscar terapias para enfermedades degenerativas. La semana pasada envió una propuesta de investigación en la que se propone resolver la estructura tridimensional de algunas enzimas relacionadas con derrames cerebrales y Alzhéimer, entre otros.
“Podría quedarme solo con la investigación de enzimas de enfermedades tropicales, pero yo quiero ir más allá. Si hay posibilidades de nuevas medicinas, hay que intentarlo. Lo importante del trabajo es que valga la pena para ayudar a los demás”, dijo.
Ambos científicos costarricenses son muestra de cómo la ciencia y la tecnología de nuestro país pueden dar frutos para mejorar la salud de las personas.
“La investigación de estos costarricenses pone en alto el talento nacional”, expresó Alejandro Cruz, ministro de Ciencia y Tecnología (Micit).
“Esto nos recuerda que en Costa Rica se hacen cosas importantes, no solo en las universidades; también en los centros médicos”, aseguró Santamaría.
“El capital humano que hay en Costa Rica es muy talentoso. Las investigaciones de ticos no solo pueden ayudar a mejorar la salud de los ticos, sino de personas en todo el mundo”, dijo Sobrado.