Seamos honestos: los mexicanos de Rebelde (RBD) no cantan ni los pollitos. Lo del canto no es lo suyo, pero eso fue lo que menos le importó a los más de 18.000 fanáticos que se congregaron en el estadio Ricardo Saprissa, la noche del sábado.
Su devoción casi religiosa fue más que evidente: corearon todas las canciones del repertorio (cuando digo que todas fueron todas), se vistieron como sus ídolos en la telenovela que protagonizan en Televisa (camisa blanca, corbata y enaguas rojas) e hicieron interminables filas desde tempranas horas (algunos llegaron desde las 5:30 a. m., según comprobó el crítico de música de Viva , Alberto Zúñiga).
El concierto con este grupo juvenil de música pop -que duró una hora y 35 minutos- atrajo a fanáticos de todo el país (Golfito, Parrita, Orotina, Cubujuquí de Heredia, Cartago centro y San José, entre otras localidades), en su mayoría pequeños que no superaban los 12 años de edad.
Quien no estuvo allí esa noche no podría dar crédito al impacto que tiene en nuestro país un fenómeno de masas como es el caso de Rebelde: niñas desgalilladas -algunas histéricas por la imposibilidad de ver de cerca a sus ídolos- y papás subidos a las sillas como unos simples adolescentes.
Locura. El concierto estaba previsto para comenzar a las 7 p. m., pero Anahí, Dulce María, Maite, Alfonso, Christopher y Christian aparecieron en el escenario a las 8:10 p. m. con dos banderas de Costa Rica en la mano. La locura fue total en el Ricardo Saprissa. A partir de ese momento, los fans olvidaron la larga espera y el frío que se colaba entre los huesos.
Los mexicanos arrancaron con su tema insignia, Rebelde , y luego siguieron con Otro día que va, Santa no soy, Futuro exnovio, El amor se acabó, Solo quédate, Un poco de tu amor, Queda detrás y Nuestro amor , entre otros.
Una muestra fehaciente de que la cantada no es el fuerte de estos muchachos fue cuando Anahí -la rubia que hace el papel de Mía en la novela que va por su tercera temporada- "cantó" el tema Sálvame .
Aunque la voz no le dio ni tan siquiera para el arranque esto no desveló a la guapa de ojos verdes. Ella balbuceaba unas cuantas líneas de la canción y los fanáticos se encargaron de terminarla.
Insisto: los 18.000 asistentes corearon todos los temas con gran sapiencia y devoción.
A eso de las 9:15 p. m. los integrantes del grupo anunciaron su última canción, pero la fanaticada pidió al unísono un tema más y el grupo los complació con dos adicionales. De nuevo: gritos, histeria y más gritos que retumbaban en las cuatro esquinas del estadio -ubicado en el cantón de Tibás- y allende.
Al término la muchedumbre salió más que contenta de un concierto en el que el marketing (a cargo del emporio mediático Televisa), la imagen y los temas pegajosos (inclusive uno al ritmo de salsa) se impusieron a la calidad vocal. Pero eso fue lo de menos en esa friolenta noche de verano.