Es una familia singular: mientras papá trata de besarle al toro la frente sin que le meta un "cachazo", mamá le está jalando el rabo arriesgándose a que le pegue su buena patada; en tanto los chacalines se divierten montados en el lomo del poderoso animal.
¿Qué clase de familia se ganaría la vida enfrentándose a un toro de 600 kilos? Solo una familia torera. En el país hay varios de estos grupos, pero uno ha destacado a través de los años.
Se trata del grupo de Gordo Malo, que tiene diez años de estar unido haciendo que los asistentes a los redondeles de todo el país disfruten de un espectáculo lleno de riesgo y sorpresas.
Con motivo de las Fiestas Palmares 1997, que empiezan hoy a partir de mediodía con el tope, conversamos con el dueño de este particular grupo de toreros improvisados, Gerardo Omar Torres Alvarez, Gordo Malo .
El Gordo y sus muchachos
Las familias toreras tienen en el país una tradición de más de 40 años. Se les bautizó así quizá porque los arriesgados toreros entraban en el redondel personificando a los miembros de una familia: papá, mamá y los pequeños.
Gordo Malo, por el contrario, nació en Alajuela, lejos de los toriles, donde al terrible Gerardo, niño regordete, los expertos le encaramaron el mentado apodo, que él ha hecho tan famoso en pueblos y redondeles.
Por su parte, el grupo de Gordo Malo surgió hace diez años. "Allá por 1987 me hice de un grupo fijo de toreros, con el que trabajo desde entonces", manifestó Gerardo Omar quien llegó a las plazas hace 15 años.
"Hay muchas familias toreras -afirma-, pero la mía es la más cotizada, es la más pedida y estamos en los eventos más importantes."
Pese a que se llama familia torera, no hay mujeres o niños, solo experimentados toreros "improvisados" que se han curtido "llevando palo" y aprendiendo frente al toro qué hay que hacer, cuándo y cómo.
El grupo está formado, además de Gordo Malo, por cuatro toreros: Rodolfo, conocido en el ambiente como Chicote; el Flaco Gómez; el Flaco César y José Manuel Pecas.
Torres considera a sus muchachos como "payasos, toreros, montadores y cómicos, que saben de esto y se preparan ellos mismos".
Jugar con el toro
El espectáculo que hace la familia torera -opina Torres-es básicamente "jugar" con el toro para divertir al público.
Existen dos clases de toros, según el cómico: el que juega y el que no. "El espectáculo depende de si el toro es bueno o malo", afirma.
Por eso su rutina no tiene nada definido. Si el toro se presta se hacen algunos pases con el capote, se toca, se monta, incluso se le puede acostar o besarle el hocico; pero si no... solo queda "sacarle el espectáculo", agregó.
Jugar con el toro es eso, pero es un juego muy peligroso, "jugamos a lo suicida, lo más peligroso es un cachazo o un majonazo", explica, pero por supuesto también hay golpes, caídas y revolconazos.
Sin embargo, "uno conoce al toro, desde el primer capotazo uno se da cuenta de cómo es, si es jugado, mañoso, sucio o limpio y noble", agrega Torres. Incluso, la experiencia les ha enseñado qué clase de toro les tocará con solo saber de que ganadería proviene.
Para el show lo mejor es un toro "nuevo"; en otras palabras, uno que entra al ruedo por primera vez, con este "se puede jugar tranquilamente". Por el contrario, "un toro sucio sabe cuál es su presa y una vez que la agarró no la suelta".
En los últimos dos años, el espectáculo ha introducido algunos cambios. Por ejemplo en 1995 se colocó a un toro delante de una rampa y Gordo Malo lo saltó montado en una motocicleta.
En los pasados festejos populares, en Zapote, se eliminó al toro y en su lugar se colocó un aro en llamas; no obstante esta vez, el Gordo no topó con mucha suerte y la falta de ensayo provocó que la motocicleta no alcanzara la altura necesaria y que su conductor sufriera un fuerte golpe contra el manubrio del vehículo.
Claro, en estos diez años cada miembro del grupo ha recibido sus buenos golpes, pero estos han servido para unir más a estos hombres y a sus familias.
Familia fuera del redondel
El andar juntos por la mayoría de los redondeles del país ha hecho que la relación de los cinco toreros, todos casados y con hijos, haya transitado primero, por el camino de los negocios y luego por el de la amistad y la camaradería.
"Conocemos a las familias de los otros, viajamos juntos a las corridas, de hecho convivimos todo un año, no es que solo nos vemos en las corridas. El mal es de todos y el bien también", afirma Gordo Malo.
El dinero que se ganan, que puede llegar hasta los ¢100.000 para cada uno, es para sus familias, los toreros viven de esto. Pero si alguno pasa un mal momento, los demás lo ayudan.
Antes de cada show se encomiendan a Dios con una sencilla oración y durante el espectáculo están protegidos por el escapulario que llevan al cuello.
Según Gordo Malo, precisamente el hecho de ser tan unidos y de estar juntos desde hace tantos años, es lo que ha permitido a esta familia sobresalir en este mundo del espectáculo en las plazas de toros.
Críticas taurinas
Durante los pasados festejos populares en San José, el grupo de Gordo Malo recibió un par de duras críticas sobre su actuación. Una de estas fue el excesivo maltrato al toro y la otra por actuar solo con novillos. Gordo Malo respondió a ambas.
-¿Maltratan ustedes a los toros?
-Que se monten dos personas sobre el toro o que se le jale el rabo es parte del espectáculo. Pero si hablamos de maltrato, entonces maltrato es todo, desde traerlo en el camión, lazarlo del pescuezo o de los cachos.
-¿Trabajan con novillos o con toros?
- Son toros. Nosotros nos echamos toros de 500 ó 600 kilos y aunque fuera un ternero, que pesa 300 kilos, si pega con fuerza puede matar.