Londres. El Museo de Historia Natural presenta un modelo de uno de los dinosaurios más feroces del mundo animal con movimiento, sonido... y olor.
No satisfecho con exhibir un tiranosaurio que se mueve y ruge, el museo se propuso hacer sentir también el aliento fétido de la bestia temible. Buscaba para ello el hálito de un depredador embebido en la sangre de su presa, con los efluvios de carne descompuesta y con heridas infectadas.
Pero pronto los responsables cambiaron de opinión. "Investigamos primero una serie de olores, pero la realidad del hedor de la carne muerta y descompuesta era tan enfermante, que supusimos que era mejor reflejar el olor del ambiente del T-rex (tiranosaurio) que su aliento", explicó Audrey O'Connell, titular de negocios internacionales del museo.
El olor resultante, llamado miasma maastrichtiana, es un aroma acre de terrenos pantanosos.
La empresa Dale Air Deodorising Ltd., de Lytham, en el norte de Inglaterra, creadora del olor, se especializa en elaborar aromas para museos, zoológicos y comercios.
Hacedores de aromas
Frank Knight, propietario de la compañía, dijo que ha creado olores de orina de jaguar, cloacas, calderas, cervecerías, venados, aceite de engranajes, basura, curry tailandés, pescado ahumado y ozono.
"Nos tomó un mes en producir el olor de dinosaurio", dijo Knight al presentar el tiranosaurio en el museo.
El aroma circulará en torno del modelo de 7 metros de largo y 4,10 de alto, construido a un costo de $330.000 (¢105,9 millones) por la firma Kokoro Co. de Japón.
"El T-rex pudo haber sido la criatura más pútrida y hedionda que jamás existió. Una hiena multiplicada por diez ni siquiera se le aproxima", comentó Jack Horner, curador de paleontología en el Museum of the Rockies en Bozeman, Montana.
Reino seguro
"Mientras más grande, más oloroso, más intimidante, menos se le van a atrever los otros animales", agregó.
El T-rex vivió entre hace $65 millones a 68 millones de años en lo que es hoy el oeste de América del Norte, precisó Horner.
Podía correr hasta a 40 kilómetros por hora con sus pies trífidos, y desgarraba su presa con 50 dientes serrados, cada uno de ellos de 15 centímetros de largo. Se comía a algunos otros dinosaurios y su sistema digestivo toleraba sin problemas fragmentos de huesos y cuernos.
Los paleontólogos creen que el tiranosaurio probablemente podía tener algunas heridas llenas de pus para agregar a su fragancia.
"Algunos reptiles olían muy mal. Eran propensos a contraer afecciones como el botulismo y el E.coli", afirmó Harley Armstrong, paleontólogo de la Oficina Nacional de Administración de Tierras.
El T-rex en exhibición parece haber sentado el ejemplo. Knight dijo que otro museo británico le consultó sobre olores de dinosaurio.
"Querían tres aromas distintos", indicó. "Dinosaurio muerto, aliento de dinosaurio y el tercero, bueno, llamémosle caquita de dinosaurio".