Desde el 1° de agosto de 1924, la momia del fundador de la Unión Soviética, Vladimir Lenin, ha sido objeto de culto para miles de rusos que peregrinan hasta la Plaza Roja de Moscú.
Sin embargo, el reciente entierro del líder antibolchevique Antón Denikin ha desatado un nuevo clamor en Rusia para sepultar definitivamente el cuerpo embalsamado que yace expuesto en un mausoleo de mármol y granito.
Ahí ha permanecido durante las últimas ocho décadas, a excepción de 1.360 días durante la II Guerra Mundial, cuando fue evacuado a Tiumén, en Siberia.
Desde 1953 reposaron junto a él los restos de su camarada Yosef Stalin, hasta que el XX Congreso del Partido Comunista condenó el culto a la personalidad de este último y su cadáver fue retirado ocho años más tarde.
Aunque Lenin no dejó testamento, la viuda, Nadiezhda Krúpskaya, se opuso a la exposición de la momia y dijo que él había expresado en vida su deseo de descansar en el cementerio de Vólkovskoye, en San Petersburgo, junto a su madre y hermano.
La posibilidad de enterrar el cuerpo del líder fue debatida por vez primera en 1990, cuando Boris Yeltsin asumió la presidencia de la República Socialista Soviética Rusa, pero la oposición de la Duma o cámara de diputados obligó a posponer el debate.
El actual presidente Vladimir Putin intentó zanjar la polémica en el 2001, cuando afirmó que Lenin yacería en el mausoleo a los pies del Kremlin, mas una mayoría de rusos manifestó públicamente lo contrario.
Ahora, una nueva corriente retomó el debate en vísperas del entierro del general Antón Denikin, quien combatió a la "guardia roja" y murió en Estados Unidos en 1947. El pasado 3 de octubre cientos de moscovitas asistieron al acto fúnebre que tuvo lugar en el monasterio de Donskoi.
Una de las asistentes, la vicepresidenta de la Duma, Liubov Sliska, hizo un llamado para dar a Lenin un "entierro cristiano" a inicios del próximo año.
"Se han agotado los argumentos de los que desean conservar la momia en el mausoleo bajo los muros del Kremlin. Lenin debería ser enterrado el 24 de enero, tres días después del aniversario de su muerte", señaló.
Unos días atrás, el representante del Kremlin en el Distrito Federal Central, Gueorgui Poltavchenko, también propuso poner a Lenin "bajo tierra".
" No creo que sea correcto que quien desató tantos conflictos esté al lado del Kremlin, en el mismo centro del Estado ruso", afirmó en declaraciones a la agencia de noticias Interfax.
A ellos se unió el jefe del comité legislativo de la Duma, Pavel Krasheninnikov, quien aseguró que el asunto ya no desata tantas hostilidades como antes.
"Debemos pasar esta sangrienta página de nuestra historia. Todos los dirigentes y protagonistas de la Guerra Civil (1918-1921) ya han encontrado su última morada", sentenció.
Pros y contras. Según las últimas encuestas, el 56 por ciento de los rusos está a favor de sepultar el cuerpo de Lenin, es decir un 4 por ciento más que quienes apoyaban la idea en el 2003.
Entre los partidarios de la sepultura se encuentra el último dirigente soviético Mijail Gorbachov, y entre los detractores de la idea se halla el líder de los comunistas rusos, Guennadi Ziugánov, para quien el país comprende mejor el papel histórico del impulsor del "Terror rojo".
Según los expertos, la momia de Lenin representa un experimento científico único en el género del embalsamamiento, y constituye una de las atracciones más vistas por los turistas nacionales y extranjeros que diariamente visitan Moscú.
En 1917 y al mando del Partido Marxista Bolchevique, Lenin condujo a Rusia a la llamada "Revolución de Octubre", que -tras la ejecución de la familia Romanov- acabó con el imperio zarista e impuso en el país un régimen político basado en la ideología socialista y una "dictadura del proletariado". Este sistema se derrumbó 70 años después.
Curiosamente, Lenin no era ruso étnico, ya que su madre era de origen hebreo alemán y su padre tenía sangre kalmik y chuvash , minorías étnicas provenientes de Siberia.