La Santa Sede intentó sacar al cardenal y exarzobispo Miguel Obando y Bravo de Nicaragua antes de los comicios del 2006; sin embargo, el religioso se abstuvo de aceptar.
El Vaticano deseaba apartar a Obando y Bravo del país para minimizar el cabildeo del religioso a favor del entonces candidato, y hoy presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, indica un despacho del 21 de noviembre del 2006 de la Embajada de EE. UU. en El Vaticano filtrados por WikiLeaks.
El mensaje enviado por el entonces embajador, Francis Rooney, (2005-2008) señala que, aunque la Santa Sede no detuvo al religioso, “fue bueno oír que el Vaticano había hecho caso a nuestro pedido para tratar de minimizar el cabildeo del cardenal a favor de Ortega”.
Otros despachos previos de la Embajada de EE. UU. en Managua, reflejan la molestia de Washington con el apoyo político del religioso.
En un cable de junio del 2006, la Embajada comenta su preocupación por lo que entonces parecía solo un “aparente apoyo”.
En el despacho del entonces embajador en Managua, Paul J. Trivelli, este escribe una nota referida a esa filiación política: “hay rumores hace mucho tiempo que sugieren que Ortega está chantajeando a Obando y Bravo con información que prueba que el cardenal tuvo hijos y que se ha involucrado en prácticas corruptas”.
Luego, en julio del 2006, Trivelli destacó que cuando el Consejo Supremo Electoral abrió la campaña electoral ese año, puso al cardenal de 85 años a dar el discurso de apertura. Entonces, ya lo consideraba un seguidor del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
“Muchos consideraron su presencia en el escenario con los magistrados del Consejo Supremo Electoral como altamente inadecuada dada su condición de prelado de la Iglesia y sus filiaciones políticas”, añade Trivelli.
“Sus esfuerzos (de Brenes) para que suceda lo mismo con funcionarios regionales de la Iglesia (se refiere a que no apoyen a ningún candidato) probablemente no serán suficientes. Lo que es más, Obando y Bravo sigue con su apoyo abierto a Ortega, mientras el Vaticano mira para otro lado”, afirmó Trivelli.
En efecto, las sospechas del diplomático se cumplieron.
Pasando por alto la referencia de Brenes a una carta pastoral del 2006 emitida por la Conferencia Episcopal (que establecía que ningún clérigo debe participar en partidos políticos o asumir cargos públicos), Obando y Bravo aceptó la oferta de Ortega para encabezar la Comisión Nacional de Reconciliación y Paz (Conarep).
Un cable de Trivelli de febrero del 2007, indica que “el que Obando ignorara las declaraciones del Arzobispo ha sometido a prueba la autoridad de Brenes y la de la Iglesia Católica de Nicaragua” en referencia a tomar el cargo en la Conarep.
El despacho añade que la Conferencia Episcopal no estaba autorizada para disciplinar a Obando por aceptar el puesto en Conarep, debido a que sus deberes son solo pastorales y correspondería solo al Vaticano si interviene o no.
Este diario intentó conocer la opinión del religioso sobre las menciones sobre él en los cables diplomáticos; sin embargo, luego de varias llamadas en las últimas dos semanas, su asistente en Managua, Josefa Rivas, aclaró que la agenda del religioso estaba llena y esta lo mantenía fuera de Managua en zonas alejadas. Rivas confirmó que sí transmitió la solicitud de este diario a un asistente de Obando y Bravo pero este declinó referirse en alguna forma sobre el tema.
Al margen de los despachos diplomáticos, notas periodísticas y fotografías divulgadas por años en la prensa de Nicaragua, reflejan una relación estrecha por las múltiples actividades oficiales de gobierno en que Ortega y Obando y Bravo han participado juntos.
Tanta es su cercanía, que fue Obando y Bravo, cuando aún era arzobispo de Nicaragua, quien casó en setiembre del 2005 a Ortega con Rosario Murillo justo antes de cobrar fuerza la campaña presidencial en el 2006.
A la fecha, Obando y Bravo sigue en el cargo que le dio Ortega quien fuera su enemigo político acérrimo en la década de los 80, cuando lo criticaba a él y al gobierno sandinista por aplicar el servicio militar obligatorio, restricciones a la libertad de prensa y violaciones a los derechos humanos.