Vivir siempre delante de las cámaras no es tan fácil como la mayoría cree. Si no lo cree, pregúntele a Viviana Gibelli.
Quizás el rostro más conocido de la televisión venezolana y una de las animadoras más populares de Latinoamérica, Gibelli no tiene mucho tiempo para ella entre bajarse de un avión, grabar comerciales, animar actividades, conducir La guerra de los sexos y volver a sacar su pasaporte para de nuevo emprender el vuelo.
Pese a tanto corre-corre, Viviana no pierde la dulzura de carácter y conversa de cualquier cosa, aunque la televisión es su tema recurrente.
La venezolana vino al país el domingo para promover La guerra de los sexos y ayer sacó unos minutos para conversar con Viva de su carrera, los planes en su agenda y otras cosas.
¿Le sorprendió la respuesta del público tico aLa guerra de los sexos?
Uno no puede constatar el cariño de la gente en otro país si no lo visita pues allá solo te llegan los ratings , pero eso no quiere decir que la gente te quiera solo porque ve tu programa.
"Venía con un poquito de susto, pero cuando me empezaron a pedir autógrafos en el aeropuerto y la gente se mostró tan cariñosa me pude sentir tranquila".
¿Esperaban que el programa llegara a los niveles de popularidad que tiene hoy?
La expectativa inicial con que arrancamos no cubre ni la cuarta parte de lo que se ha logrado. La guerra se pensó como un programa de concursos distinto y familiar, y creo que su secreto es que tanto los conductores como los invitados dejamos salir nuestro niño interno y lo ponemos a jugar.
"Al público le encanta, además, que los conductores, Daniel (Sarco) y yo nos volvamos Vivianita y Danielito, y discutamos, lo cual es fácil pues él es muy tramposo (ríe)".
¿Hay algún invitado que no haya podido sacar su niño interno?
Ninguno, pues todos terminan tirando la toalla. Ver a una señora como Victoria Rufo tan liberada y participando en todos los concursos es algo mágico.
¿A quién le gustaría tener de invitado enLa guerra?
Me encantaría poner a jugar a los políticos para ver si se les ocurren ideas más pacifistas, limpias y claras.
¿La guerra de los sexosoViviana a la medianoche?
Difícil de elegir, pues lo mismo pasa cuando me preguntan entre actuar y animar. Estuve haciendo los dos programas al mismo tiempo por un año y eran perfectos. Ambos espacios me permitían ser yo misma, aunque uno era más para adultos y otro de corte familiar.
"Estuve llena en todos los sentidos, pero no se puede con todo y Viviana a la medianoche tuvo que salir del aire. Me gustaba hacer los dos, pero, si hubiera seguido, seguro hoy estaría destruida o en un sanatorio (ríe)".
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Me ofrecieron una telenovela, pero no tengo tiempo. Sí tengo la inquietud de hacer teatro y más películas de cine.