Hace un cuarto de siglo nació bajo el amparo de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y, desde entonces, hace música con las voces de sus integrantes, quienes se la obsequian a los espectadores. Es el Coro Sinfónico Nacional.
Unida por el gran cariño a la música, esta agrupación nacional está compuesta por 85 integrantes -ha llegado a tener 120- e interpreta las más variadas piezas del repertorio sinfónico coral, desde el período barroco hasta obras del siglo XX.
Para Ramiro Ramírez, su actual director y encargado desde hace 10 años, el coro ha logrado permanecer con éxito debido a que es un programa voluntario, en el cual sus miembros se han entregado con mística y seriedad para lograr una buena labor.
Como parte de su celebración de aniversario, el Coro y la OSN ofrecerán un concierto este fin de semana. Ramírez participará como director invitado.
Las dos agrupaciones interpretarán Aleluya, del oratorio Cristo en el Monte de los Olivos, de Beethoven; Sinfonía de los Salmos, de Stravinsky; Requiem op. 9, de Duruflé; y Aleluya, del oratorio El Mesías, de Haendel.
En esta oportunidad participarán los integrantes del coro y los solistas Raquel Ramírez (mezzo-soprano) y Arturo Chacón (barítono).
Como todos los conciertos de la temporada, este recital se ofrecerá por primera vez mañana, a las 8 p. m., en el Teatro Nacional y se repetirá el domingo, a las 10:30 a. m., en el Auditorio Nacional del Museo de los Niños.
El Coro Sinfónico Nacional está compuesto por estudiantes, profesionales y amas de casa, quienes sacan nueve horas libres por semana para ensayar los temas, a cargo de Ramírez.
"Todos ellos tienen la necesidad espiritual de expresarse a través del canto. El compromiso de cada uno y esa necesidad son los que crean esa mística que se siente en el coro", comentó Ramírez.
El empeño, la seriedad, la disciplina y un buen nivel de ejecución son algunas características que le atribuye el director a su grupo.
Para Ramírez, uno de los principales logros del Coro es el haber desarrollado en el público costarricense un cariño especial por la música sinfónica coral.
El grupo interpreta un repertorio específico y, a la vez, muy amplio. Ramírez lo explicó así: "Específico porque se piensa en cantar acompañado de la orquesta, y muy variado, porque el repertorio para coros sinfónicos es riquísimo (obras del barroco, clásico, romántico y el siglo XX, entre otros). Es decir, dentro de esa limitación hay una gran variedad".
La novedad es, según ese pianista y barítono de 35 años, su búsqueda constante. "Trato de exponer al público a aquello que no ha oído y, a la vez, los miembros del coro amplían su experiencia como ejecutantes".
Este coro participa en la temporada oficial de la OSN, en presentaciones en las comunidades y en la óperas. Para Ramírez, aunque cantan varias veces al año, son tan pocas que prefiere repetir poco y ofrecer un muestrario de su repertorio en las comunidades.
Estabilidad
El coro ha tocado durante su vida artística 47 obras diferentes, además de sus participaciones en óperas y celebraciones especiales, y su director pretende tener 80 por ciento de estabilidad en el elenco para lanzarse a proyectos más arriesgados.
"Con un grupo estable podemos interpretar obras más difíciles y novedosas, que requieren más esfuerzo del coro", expresó Ramírez.
Marah Perezache fue la primera mujer que audicionó en el coro y la única miembro que ha permanecido durante los 25 años.
Según Ramírez, ahora pretenden emprender un proyecto especial de ensayar y presentar obras importantes y difíciles.
El Coro Sinfónico Nacional ha tratado de cumplir cabalmente la función con que nació, es decir, ser una herramienta musical para la orquesta. Además, ese hijo de la OSN ha crecido y rendido sus propios frutos.