Había una vez un dinosaurio morado, ¡muy grande, muy grande, muy grande!, que cantaba, bailaba, jugaba y se divertía mucho. Tenía la pancita verde, los dientes blancos, blancos, blancos, unos grandes ojos negros y las uñas de los pies amarillas.
Se llamaba Barney y tenía un par de amiguitos muy juguetones: uno, de nombre Baby Bop, una pequeña tricératops verde y morada; el otro, BJ, un protocératops amarillo que usaba tenis rojas y gorra de béisbol.
Un día, Baby Bop le preguntó a Barney: "¿De dónde vinimos nosotros?"; él, con su voz ronca pero tierna, le contestó: "Les voy a contar una historia".
Sentados en un verde jardín, los dos pequeños escucharon al grande y morado Barney. "En un país lejano -empezó-, había una señora llamada Sheryl Leach, que tenía un hijo de dos años al que siempre deseaba entretener.
"Después de ver muchos vídeos, programas y espectáculos, se dio cuenta de que ella podía crear un personaje que entretuviera a su hijo y a sus amiguitos. Sheryl pensó en algo que fuera suavecito, abrazable, acariciable, apenas para que los niños se acurrucaran en él".
Barney se detuvo un instante, se acomodó sobre el verde zacate y continuó con la historia: "Un día, Sheryl y su hijo visitaron una exhibición de dinosaurios. Ella notó cómo el niño estaba emocionado viendo aquellos bichos tan grandes.
"Durante días, el pequeño no dejó de hablar sobre los dinosaurios, y entonces a ella se le ocurrió que ese personaje suavecito y abrazable podía ser un dinosaurio. Pues bien, Baby Bop y BJ: primero me hicieron a mí, y luego, para que yo no me quedase tan solo y tuviera con quien jugar, los hicieron a ustedes".
Barney se levantó, tomó a sus dos amiguitos de la mano y empezaron a caminar; entonces continuó con su historia: "Después de grabar unos videos, Sheryl se dio cuenta de que nosotros podíamos, además de entretener a los niños, como su hijo, enseñarles cosas buenas; así que creó el programa Barney and friends (Barney y sus amigos).
"Muchos niños podían verlo; otros no, porque a los televisores de sus casas no llegaba el programa. Un día, a alguien se le ocurrió que los pequeños costarricenses también podían disfrutar de nuestras ocurrencias.
"Pues bien, desde hace algunos días, al igual que los niños en otros países, los de Costa Rica también pueden disfrutar del programa, que transmite el canal 6 todos los días a las 3:30 p. m.
"Así nacimos nosotros tres, y, ahora, hasta los niños de Costa Rica pueden vernos, jugar con nosotros y aprender muchas cosas".