El que pierde es el que hace de su mundo todos los mundos, volviéndose corto de miras, breve en su paso y limitado en su capacidad de aprendizaje.
Recordar que podemos reeditarnos y resetearnos es un derecho patrimonial adquirido con la práctica de los rituales navideños.
Mientras pasa la crisis, nos es posible volver a sentir la gracia de los buenos recuerdos y, con ellos, los abrazos y besos que nos esperan.