El Foro Económico Mundial ha publicado las 10 habilidades más demandadas en el 2019 según LinkedIn. No me resulta sorpresa alguna encontrar que la primera es creatividad.
En la categorización de las 10 habilidades más buscadas, sin embargo, encuentro una trampa de cuidado cuando son divididas en dos grupos: blandas y duras. Advierto que esto puede conducir a error y requiere de una sentencia, pues tan importantes son unas como las otras, y más aún, son interdependientes.
Si nos concentráramos en comprender que el pensamiento fijo es un riesgo sin precedentes, aceptaríamos que toda organización debe cambiar para ajustarse a las exigencias de los tiempos. Luego, todas deberían estar en un proceso de cambio. Dicho de otra manera, si su empresa, institución, organización, departamento u organismo no está cambiando, está muriendo. Aunque hoy no lo parezca.
Con la mira fija en un futuro de éxito, es la mentalidad de crecimiento la que debe conducir nuestro accionar, abriendo espacio a la evolución y la adaptación en dirección a propósitos significativos. Como bien lo apunta Carol Dweck en su publicación “Mindset”, la buena noticia es que podemos aprender y migrar de una mentalidad fija a una de crecimiento.
Con esta idea en el blanco, es importante recalcarlo: la creatividad nunca será sustituida por un algoritmo. Como la chispa que enciende la innovación, no es un solo un talento sino un proceso que debe ser adoptado. En una dosis razonable y cotidiana, la creatividad ha hecho de nuestras vidas lo que tenemos hoy: el mejor mundo jamás vivido por la humanidad.
Las mentes transformadoras han sido y son creativas. Quien busca encuentra. Quien ha elegido reinventar lo convencional y reformar el estatus quo, ha logrado descubrir su capacidad creativa, así como el alcance en un propósito de cambio y mejora. De hecho, vivir con el nada es imposible como actitud frente a cada instancia, nos permite comprender que todo puede ser reinventado. Hasta usted.
Lo realmente complejo y desafiante en estos tiempos viene de dos factores. El primero es la velocidad del cambio y la urgencia por adaptación a un ritmo virtualmente inhumano. El segundo sofistica la ecuación con la sinergia exponencial de las diferentes tecnologías combinadas, haciendo el futuro impredecible y en mi opinión, emocionante en su trepidante ola de transformación.
Abramos los ojos. Inyectemos creatividad a la vida. Pongámosle apio fresco al gallo pinto.