Bueno, ya no está Vladimir Quesada en Saprissa, y como siempre se dice en esto del fútbol, el hilo se revienta por lo más delgado. Pero tenía que pasar. Lo comenté en un reciente artículo de opinión. Saprissa debía cambiar de técnico. Ya no había relación entre Vladimir y la afición; eso era como un mal matrimonio sin solución. Mejor, un buen arreglo que un pleito eterno.
Así lo entendió la dirigencia morada y tras otro pésimo resultado le dieron las gracias a Vladimir. Llegó el técnico que ya les había anunciado. Lo dije en mi opinión anterior. Está bien, para que no salgan con que estoy rajando o que me tiro flores. No dije que en lugar de Vladimir llegaría José Giacone (ya leí bien y puse José, porque un día de estos, en una nota, en lugar de José escribí Diego, que es el hermano de José y su asistente). Me equivoqué y Antonio Alfaro, mi jefe, me jaló el aire. Al final me dijo que eso nos pasa a los que tenemos más de 30 años. ¿Qué me habrá querido decir?
Pero volviendo al punto inicial, para no desviarme, yo dije que mis candidatos para reemplazar a Vladimir eran José Giacone y Luis Marín. Diay, no sé, al rato y en Saprissa leyeron mi opinión. Llega Giacone, pese a que no le agrade a Paul Wright, un lector, quien me escribió y me indicó no estar de acuerdo con mis dos candidatos: José Giacone o Luis Marín.
“Jamás llevar a Giacone”, me escribió Paul, y no me dio razones. Para él, Hernán Medford, Rónald González o Paulo Wanchope eran los idóneos. Mi estimado Paul Wright, no hay vuelta de hoja: le guste o no, a usted y a otros saprissistas, Giacone es el elegido.
A mí me parece bien que José tenga esta oportunidad; ya demostró ser buen técnico, con títulos en el país y fuera de aquí con el Diriangén en Nicaragua. Giacone es un apasionado de su trabajo, se mete a estudiar a los rivales, tiene buena lectura de los partidos y es buen estratega. Además, ya comió zacate, tiene más experiencia, no es el mismo Giacone que fue asistente de Roy Myers y Jeaustin Campos. Por logros, a Myers lo supera, y con Jeaustin se puede dar casi que taco a taco.
José Giacone sabe muy bien lo que es estar en Saprissa y voy a usar unas palabras que utilizaba Vladimir: a muchos de los jugadores los conoce desde niños. Los vio crecer, los tuvo en ligas menores, apostó en grande por Óscar Duarte y, cuando estaba en ligas menores, le ayudó a nacionalizarse para que no se fuera del equipo en la época de Jorge Vergara, quien no permitía extranjeros en sus equipos.
Estoy seguro de que Saprissa va a mejorar con Giacone, pero los morados deben darle tiempo. Apenas está llegando, y él necesita trabajar su idea. Eso, por un lado: tiempo y paciencia. Y después no salgan con aquello de que Giacone juega a la defensiva, que es muy defensivo. Yo no considero a José un técnico defensivo, pero para quienes piensan así, les recuerdo que en el fútbol defender es un arte. Para atacar y hacer goles, primero hay que recuperar la pelota, y por supuesto no permitir anotaciones en contra. El fútbol moderno demanda el dominio de todas las áreas, y en este deporte hay que saber blindarse. Cuando el blindaje es colectivo y efectivo, nace el control y la posesión de la pelota.
Saprissa hizo bien en acudir a José Giacone; aunque solo el tiempo dirá si fue acierto, Giacone hará todo lo que esté a su alcance para encaminar al equipo por la ruta del pentacampeonato. Un día leí esta frase sobre Hernán Darío, el ‘Bolillo’ Gómez, técnico colombiano, y se ajusta a José Giacone: “No es un Picasso, pero tiene sus colores”.