No conozco a Karina Soto Jiménez, pero la felicito mediante esta entrada del blog Actualidad Rojinegra que escribo mientras voy de camino al estadio para el juego de vuelta de la final del Clausura del fútbol femenino entre Alajuelense Codea y Moravia Herediano.
Quizás, en algún momento la he llegado a ver en el Estadio Alejandro Morera Soto, no lo sé, pero quiero agradecerle por tener la valentía de denunciar públicamente los insultos que algunos aficionados de Liga Deportiva Alajuelense lanzaron contra José Giacone, su hija y hasta su esposa. Algo que no es el primer lugar en el que ocurre por cierto, pero que tenía que ser ahí para que alguien se pronunciara.
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Karina puso el dedo en la llaga e hizo lo que muchos han pensado, o quizás, hasta lo han manifestado de manera confidencial, o simplemente callan, porque la doble moral abunda.
Queremos hacer de los estadios espacios familiares, donde vayan desde niños hasta adultos mayores, sin ningún problema y que disfruten del espectáculo. Porque al final es eso, el fútbol es un espectáculo para unir a la gente, no para perder la cabeza y la coherencia.
Pero, ¿cómo hacerlo si no sabemos comportarnos?
Incurrir en conductas de ese tipo no lleva a nada, o mejor dicho, sí lleva a lo peor, a aumentar los problemas de violencia que todos lamentamos y reprochamos cuando ocurre una desgracia, pero que ni así caemos en cuenta de que con ejemplos como el de Karina pudimos hacer algo para evitarlo.
La decisión de Karina de proceder con la denuncia pública es algo que se lo debería agradecer el liguismo en su totalidad.
Sé que no es la única manuda a la que le chocan ese tipo de comportamientos, que no solo pasan en el Morera Soto, porque también ocurre en todos los otros escenarios, porque todos lo hemos visto y lo hemos escuchado, ¿o no?
Sé que hay muchas personas que se identifican con Karina, por esa liguista que vio un serio problema y lo denunció.
También sé que el fanatismo es tendencia y que algunos solo esperan que haya infelizmente una manifestación de ese tipo para emprenderla contra su rival de toda la vida, pero que si se da en su equipo, callan, a conveniencia.
Si ese es su caso, déjeme decirle con todo respeto que incurre en un error.
Ojalá que en la afición de Alajuelense haya más “Karinas”, pero que también aparezcan aficionados con esa valentía entre los seguidores de Saprissa, de Herediano, de Cartaginés, de San Carlos y de todos los equipos en general.
Porque no son solo insultos sexistas, también abundan los insultos racistas y las faltas de respeto.
¿Por qué hay que hacerle sonidos de mono a un jugador?
¿Por qué hay que gritarle marero a un jugador? ¿Por qué hay que gritarle muerto de hambre a un jugador?
Esas y otras manifestaciones sencillamente no las entiendo.
Tampoco comprendo una situación muy puntual: ¿un aficionado va al estadio a apoyar a su equipo o a desahogar sus penas gritándole y burlándose del rival? Digo... ¿no será mejor invertir todas sus energías en apoyar a los suyos?
Hay un estadio en específico en el que en lo particular me llama la atención -y para mal- ver a un familiar de un futbolista gritarle “perra” a los jugadores de Alajuelense.
Ahí me acuerdo de otro aspecto que quería mencionar, pues siempre se le achacan las culpas de todo a las barras, o a la “gradería de sol”. Y vean que lo captado por Karina no fue en la barra ni en popular. Con eso no quiero que lo vean como ser clasista. Al contrario, es para dimensionar bien el problema.
Por eso les repito, denuncien todos, sigan el ejemplo de Karina. Si algo no les parece, saquen su celular, hagan un video y aprovechemos las redes sociales para civilizarnos.
Podemos hacerlo en Primera División, en Segunda División, en el fútbol femenino y hasta en ligas menores, donde increíblemente saben más comportarse los jugadores en formación que los papás en las gradas.
Promovamos un movimiento tipo #YoDenuncio, #NoMasInsultos, #ALaCanchaSinInsultos o como gusten. Ahí les dejo mi sugerencia, quizás sea una buena idea para la misma Unafut y sus campañas de NO a la violencia.