¿Sabe usted dónde se encuentran los trofeos, reliquias y tesoros impensados de Liga Deportiva Alajuelense que engloban 105 años de historia? Esa pregunta surgió hace poco más de un año, cuando una comitiva de aficionados liguistas trabajaba en la organización de un recibimiento para un partido importante.
De las personas que estaban allí, alguien se refirió a una copa en específico y dentro de ese grupo se encontraba Daniel Rodríguez, quien de manera espontánea le preguntó a Manrique Yglesias, uno de los periodistas del club, que dónde guardaban los trofeos que la Liga había ganado a lo largo de su historia. La respuesta lo impactó.
“Cabizbajo me dijo: ‘En una bodega, guardados en el segundo piso. Pero añadió: ‘Internamente tenemos un proyecto con ese tema que se está gestionando’. Pocos días después me contactó, me pidió al menos diez colaboradores para sacar todos los trofeos, limpiarlos y restaurar los más dañados.
”Así se hizo. Ya para ese día desde la administración de Liga Deportiva Alajuelense contactó a personal del Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, quienes se encargaron de registrar e inventariar cada uno de los trofeos con su respectivo año, cómo se obtuvo y algunos detalles de ese título”, relató Daniel Rodríguez a La Nación.
Describió aquella vivencia como una mañana y tarde llena de emociones. Confiesa que fue extraño, porque sentía decepción al ver todos los trofeos amontonados en un mezzanine en la segunda planta del camerino del equipo femenino, como si fuera una bodega de objetos comunes.
“Es la historia del club, trofeos como el de la Concacaf de 2004; cantidad de títulos nacionales que de pequeño vi en brazos de mis ídolos, que los sacamos uno por uno con el mayor de los cuidados”, mencionó.
Al cargarlos, alguno de los voluntarios leía la placa y entre todos recordaban anécdotas y vivencias de la época, porque manejan la historia al dedillo. Para él, eso fue realmente hermoso, porque era una cita con la historia de la Liga y para la Liga.
Uno por uno, esos aficionados trasladaron los trofeos al gimnasio que está a la salida del camerino local. Ahí los limpiaron detalladamente bajo la supervisión y apoyo de integrantes del Museo Juan Santamaría. Luego los colocaron por importancia de títulos en unos estantes en el área donde actualmente están las mesas de masajes.
“La idea es hacer una vitrina en el centro de este gimnasio, el que está a la salida del camerino liguista, con sus mayores logros, para que los jugadores se inspiren antes de salir a la cancha; que fuera lo último que ven antes de entrar al terreno de juego. Más que un museo, como una galería”, recordó.
En ese proceso surgió otra idea: ¿Por qué no un museo de la Liga para el público? Algunos le respondieron que eso ya era más complicado, considerando un eventual nuevo estadio del club.
“Ahí dejé el tema, pero siempre me quedó la idea de que el liguismo, merece un museo de nuestro club”, reflexionó el aficionado.
Aparte de las copas, ellos encontraron camisetas enmarcadas con la foto del jugador y varios títulos en papel, como los que se entregan en graduaciones, así como fotografías antiguas del club en mal estado.
“Muchos de los trofeos estaban muy dañados y un restaurador hizo lo mejor posible por devolverlos a su estado original”, relató Daniel Rodríguez.
Inventario y estado de conservación de trofeos de Alajuelense
Marco Garita también trabajó activamente en el plan de rescatar la historia rojinegra. Él contó que hubo un acercamiento entre Liga Deportiva Alajuelense y el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, institución en la que en ese momento trabajaba como Gestor de Colecciones.
A raíz de eso, se involucró en un proyecto que tenía como objetivo el inventario de la colección de trofeos de la Liga y el análisis de su estado de conservación.
“Lo primero que hicimos fue reconocer el lugar donde estaban almacenados los trofeos y nos percatamos de que no cumplían con las condiciones apropiadas para conservar una colección de ese tipo, de modo que sugerimos su reubicación en un espacio más adecuado. Eso sucedió a mediados de octubre del año pasado”, subrayó Marco Garita.
A partir de ese momento, desarrollaron una estrategia de inventario y conservación. Lo primero fue crear una base de datos con el objetivo de documentar la información más relevante de cada trofeo.
Eso implicó describir las piezas, catalogarlas, identificar quién ganó el trofeo, ya que hay tesoros de categorías mayores, juveniles, y otros; identificar el torneo relacionado, la fábrica o artesano que lo realizó, pues se encontraron piezas de muy alta calidad, su fecha de creación y sus dimensiones básicas, como altura y peso, entre otros.
Posteriormente, se identificó el estado de conservación de las piezas, concluyendo que algunas estaban en buen estado a pesar de su antigüedad. Sin embargo, otras presentaban problemas de conservación que ameritaban una restauración profesional.
En esa misión, contaron con el apoyo de dos funcionarios del museo, Bryan Mesén y Arnoldo Chaves, administrativos de Alajuelense, y varios aficionados del club que ayudaron a manipular y limpiar las piezas, así como a recopilar la información necesaria para la base de datos.
“Fue muy bonito, porque las personas donaron su tiempo y trabajo para apoyar a la institución de sus amores. Me gustó mucho el proyecto, porque nos permitió manipular de primera mano los trofeos del equipo y conocer el legado de una institución futbolística de más de 100 años.
”Me impresionó ver la gran cantidad de títulos y trofeos, muchos de ellos de torneos oficiales, tanto nacionales como internacionales, y otros trofeos entregados en fogueos o torneos de exhibición”, relató.
Cuando Marco Garita dejó de trabajar para el museo en febrero de este año, llevaban 80 piezas en la base de datos, pero faltaban muchas por inventariar. Esto significa que Alajuelense tiene una colección muy grande de piezas.
“Entre los trofeos que más me gustaron, por su estética e importancia histórica, destaco tres. Primero, el trofeo más antiguo que pudimos identificar: la copa al ganador del partido entre el Club Sport La Libertad y Liga Deportiva Alajuelense, ganado el 11 de abril de 1921″, citó.
Se trata de una copa metálica con pátina color negra que, a pesar de su antigüedad y algunos daños leves, cuenta con un aceptable estado de conservación.
En segundo lugar, confesó que le encantó la Copa Argentor que ganó la Liga en 1928. Es una copa metálica dorada con dos asas y decoraciones con motivos florales.
“En tercer lugar, destaco mi favorito: el trofeo del Torneo Juan Santamaría, jugado entre 1970 y 1974. No estoy seguro si se trató de un torneo oficial o no, pero el nivel estético de la pieza es impresionante. Es un trofeo realizado en madera por el artesano Agustín Solano y sus hijos, que representa a Juan Santamaría con una antorcha dorada y un bolso de cuero.
”Tiene una altura de 70 centímetros y un peso total de 10,55 kilogramos. Cuando vi esa pieza, me enamoré por completo, no solo por la figura del héroe nacional, sino por su calidad artística. Considero que es una pieza digna de un museo o una exhibición sobre el héroe nacional”.
¿Cómo debería ser el lugar indicado para que los trofeos de Alajuelense no se dañen?
Como experto en la materia, Marco Garita cree que Liga Deportiva Alajuelense debe manejar esos tesoros como si fuera una colección de museo, y detalló que eso implica tratar cada pieza como si fuera un paciente.
Es decir, con su expediente correspondiente, con su historial de intervenciones o restauraciones previas, con documentación histórica sobre su fabricante y torneo relacionado, e información actualizada sobre su estado de conservación e historial de exhibiciones.
“La Liga debería tener dos espacios adecuados para el resguardo de las piezas: una sala de exhibición que cuente con deshumidificadores, aire acondicionado, una intensidad de luz regulada por debajo de los 1.000 lúmenes, y mecanismos de seguridad, como cámaras, sensores y monitoreo constante.
“Además, un espacio para la reserva de los trofeos que no estén en exhibición, donde tengan condiciones microclimáticas adecuadas para garantizar su conservación a largo plazo”, recomendó.
No se trata solo de los títulos. Ahí se encontraron retratos memorables de la historia del fútbol nacional, donde incluso se ve una firma original de Alfredo Di Stéfano, así como cuadros alusivos a clásicos nacionales de los años 40 y la copa de la gira mundial que le entregaron a la Liga en 1960.
También se cuenta con todos los trofeos, tanto oficiales como simbólicos, de algún hecho inolvidable y de giras que tienen una carga emocional muy importante para la institución, en estos 105 años de historia.
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