Fernando Lesme saltó de emoción con la misma fuerza que se elevó en las alturas para martillar el balón en dos ocasiones en la portería de Puntarenas FC resguardada por Miguel Ajú.
Con el Estadio Alejandro Morera Soto convertido en un manicomio, Fernando Lesme reflejaba en la cancha ser uno de esos liguistas enloquecidos en las gradas al presenciar la remontada de Alajuelense en un partido tan intenso como complejo.
El atacante paraguayo estaba vuelto loco de felicidad, festejando sus primeros dos goles con Liga Deportiva Alajuelense, tantos que salvaron a Andrés Carevic y a su equipo. Tantos con los que la Liga pasó de ir perdiendo 1-2 en el minuto 88 a dejarse el triunfo por 3-2.
Además, le quitaron ese gran peso de encima al León, ese que arrastraba de no poder ganar en la Catedral y causaron que de los gritos pidiendo la salida del técnico en el cierre del primer tiempo, esa afición que una vez más llegó al estadio cambiara su melodía a todo volumen producto de la remontada en la ‘Ligahora’.
Fue entonces cuando en los instantes finales del juego entre Alajuelense y Puntarenas, antes del pitazo final de Marianela Araya que se escuchó este cántico a una sola voz:
De la desesperación a la alegría, de la frustración al valioso hecho de poder marcharse a casa sin un colerón. Eso le obsequió Fernando Lesme al liguismo y aplacó las llamas antes de que a Alajuelense se le armara un ‘incendio’ si no ganaba.
“Estoy muy contento, le estoy devolviendo al club la confianza que me han dado desde que llegué. Este triunfo es para todos los que me apoyan. Es un sueño anotar en el club más grande de Costa Rica y la verdad es que me siento muy feliz”, comentó Fernando Lesme en la transmisión de FUTV.
Un cabezazo fue importante para él porque le permitió escribir su nombre en la lista de anotadores de Liga Deportiva Alajuelense. El otro testarazo fue más relevante aún, el que desató la locura, el que le dio los tres puntos a los manudos en un partido que era más que claro que no podían perder.
“Los dos goles fueron demasiado importantes, me quedo con el triunfo, es un sueño cumplido”, destacó Fernando Lesme, quien gritó los goles con el alma.
Brincaba y corría. Se fundió en un abrazo con Joel Campbell y con otros compañeros, como Alexis Gamboa, quien lo alzó.
Fernando Lesme parecía fuera de sí. Fue tan expresivo como en aquel partido en San Carlos que lo vivió desde el palco y daba la impresión que desde ahí lo jugaba. Se mostró tan eufórico como cuando cayó aquella anotación de Joshua Navarro en Ciudad Quesada que le dio el triunfo a Alajuelense en el final, en la ‘Ligahora’ y esa noche se fundió ahí en un abrazo con Joseph Joseph.
Su explosión de felicidad esta vez fue vista por todos. Lesme besó esa camisa rojinegra que se quitó sin importarle que eso acarreara una amarilla y se la mostró a todos. En esos instantes de locura también fue al piso y besó la gramilla híbrida del Morera Soto.
Eran sus primeros goles con la Liga, ese equipo del que se enamoró desde que llegó a Costa Rica, según lo cuenta él mismo y desde Paraguay lo constata su madre, Hilda Lesme.
El guaraní de 1,95 metros de estatura también tuvo una alta cuota de responsabilidad para que Alajuelense consumara su primer triunfo en casa, luego de que como local registraba un empate y una derrota.
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— Fernando Lesme (@FernandoLesme12) February 9, 2024
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