Jonathan Moya llevaba tiempo buscando su gol 100 en Primera División y hasta sentía que la demora se estaba prolongando más de la cuenta. Sin embargo, el delantero de Liga Deportiva Alajuelense ahora sabe que la tardanza tenía un motivo.
El atacante se dio cuenta de que la ansiada anotación llegó en el momento exacto, cuando más lo necesitaba, para llenarse de fuerzas nuevamente y seguir en su lucha por cumplir una promesa que le hizo a su papá, Juan Luis Moya (qdDg).
Aquel liguista empedernido disfrutó como loco hace unos años al verlo jugar vestido de rojinegro, y ni se diga cuando su hijo martilló la pelota en la portería de Herediano tras un centro de José Andrés Salvatierra con el que Alajuelense sentenció su ansiada copa 30 el 20 de diciembre de 2020.
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Quienes han perdido a un ser querido saben muy bien que el proceso no es sencillo y que hay días más difíciles que otros. En el caso de Jonathan Moya, el miércoles fue especialmente complicado, precisamente en la víspera del partido contra Sporting.
Era 18 de setiembre, fecha en la que se cumplieron dos años del fallecimiento de su papá. No fue una práctica sencilla para él, ni lo fue para los demás integrantes del equipo, esa segunda familia que lo cobijó en ese día tan complejo.
Triste, cabizbajo y con el corazón estrujado, Jonathan Moya no estaba en condiciones de efectuar su mejor entrenamiento. Más que ganas, lo que realmente le faltaba era fuerza, o al menos eso creía.
“Fue un día complicado, no pude entrenar con todas las ganas, sabiendo que mi papá ya no estaba. El miércoles fue muy difícil, porque se cumplieron dos años de su fallecimiento, pero un día después él me dio la alegría de poder dedicárselo, y sé que está feliz en el cielo”, relató Jonathan Moya.
Era una situación que escapaba de su control, pero el equipo le brindó el apoyo y el abrazo que tanto necesitaba, porque muchas veces se omite que el futbolista también es un ser humano.
“La situación no fue tan bonita el miércoles por lo de mi papá, pero él me dio esa alegría para que no esté triste, y este gol quiero dedicárselo también a mi abuela (Carmen), a mi familia, a mi futura esposa (Joseline Valverde), a mi hijo (Julián) y a mi mamá (Damaris Aguilar), que siempre están ahí”, reiteró.
Ese gol 100 fue un homenaje más a su papá, pero la promesa de algo mucho más grande sigue intacta.
“En la 30 pudo celebrar el campeonato conmigo, con mi familia, y pudo ver a la Liga campeona. Eso me deja satisfecho; pero ahora que ya no lo tengo, es una promesa que le hice a él, a mí mismo y a la institución, de seguir llevando su nombre.
”Todos lo conocían como Moya y, al final, para mí, el nombre es lo más importante. Seguiré con ese nombre hasta que seamos campeones, y sé que Dios me dará ese privilegio”, detalló.
¡Llegó el 1️⃣0️⃣0️⃣ para Moya! Hasta el cielo y pone a ganar a La Liga. pic.twitter.com/r5f4VDqw9M
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A Jonathan le hubiese encantado que don Juan Luis hubiera disfrutado de verlo en esta segunda etapa con la Liga, porque aunque siempre lo apoyó en todos los equipos donde jugó, el futbolista tiene muy claro lo que significaba para su padre que fuera parte de Alajuelense.
“Me gustaría que estuviera aquí, pero es muy difícil, porque mi papá era todo para mí. Por él estoy aquí, así que se lo dedico, y seguiré con esta camiseta hasta que quede campeón con la Liga, para que él se sienta orgulloso”, insistió.
El festejo de Jonathan Moya con el utilero de Alajuelense
Jonathan Moya tenía muy claro quién se encargaría de llevar a todo lado esa camiseta con el número 100 estampado para cuando se diera la ocasión de sacarla y mostrarla al cielo: el utilero Wálter Rodríguez. Sabía que él era la persona a quien debía abrazar en ese momento.
“Desde mi primera etapa aquí en la Liga me llevo muy bien con él. Sabemos los años que tiene Wálter en esta institución, y siempre he tenido una muy buena relación con los utileros. Creo en los pequeños detalles, y ellos también son importantes como los jugadores: mantienen la ropa limpia, los tacos bien ordenados. Tengo una buena relación con ellos.
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”Trato de llegar temprano, de llevarles pan para tomar café juntos. Ese convivio hizo que se fuera acercando el gol 100, y obviamente, al tener esa buena relación, yo quería que él tuviera la camiseta porque quería celebrarlo con él. Era como si hubiera visto a mi papá; salí corriendo y celebré con él, porque Wálter es un pilar importante en la institución también”, explicó Jonathan Moya.
Ese gol 100 lo describe como un tanto importante, como todos, pero que tuvo más sabor, no solo por lo que significó para él, sino porque le dio a Alajuelense una victoria clave que le devuelve el liderato a los rojinegros, con un partido menos.
También fue una verdadera prueba de paciencia para el atacante, quien en el torneo pasado necesitaba dos goles más, que no pudo concretar.
Cómo pulseó Moya el gol 100 y le llega un día después de los 2 años de la partida de su papá. pic.twitter.com/QbNII7D3gp
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“Este torneo ha sido un poco diferente para mí, porque la competitividad ha hecho que tome otro rol en la Liga, siendo más suplente, alternando con Alberto Toril, que es un gran jugador. Todos se emocionaron cuando hice el gol, porque lo estaban esperando. Es importante, porque es fácil decir 100, pero hacerlos no es cualquiera”, indicó.
Aunque no tiene tantos minutos, Jonathan Moya afirma que le gusta la competencia y que se lleva muy bien con el español, quien comparte un sentimiento similar: Toril también dedica todas sus anotaciones a su madre en el cielo.
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