Caravaggio es Caravaggio y siempre me hace suspirar.
“La Incredulidad de Santo Tomás” hoy en día ésta es una de las obras mas apreciadas de Michelangelo Merisi da Caravaggio, pero durante el tiempo de la realización de ésta fue de gran escándalo por el verismo y la crudeza de la herida. Sin embargo, es justamente este detalle que trasforma una simple obra en una obra maestra.
Este extraordinario artista logra capturar, como si fuera una foto, el momento más emocionante del episodio evangélico de Santo Tomás que, incrédulo hacia la persona que tiene frente a sus ojos, desea tocar para creer. El cuadro es tan real que involucra el observador a mirar y a sorprenderse como si también nosotros estuviéramos ahí adentro de la tela junto con los apóstoles viviendo esa misma experiencia.
Mirando por primera vez este cuadro la mirada cae sobre el gesto de Santo Tomás que pone su dedo sobre la herida de Cristo, y Caravaggio hace que justamente en este punto caiga un reflejo de luz para darle aún más énfasis al hecho cruento.
Otro particular que hace excepcional esta obra es que mirando y uniendo las cabezas de los protagonistas se puede notar que forman una cruz, esta no es una coincidencia, es para darle un toque más sagrado a la obra.
Cristo con un encarnado más claro que los demás, con su mano derecha abre su sudario mostrando el costado y con su mano izquierda guía la mano de San Tomas invitándolo a introducir el dedo en la herida hasta adentro de la piel, en su rostro vislumbra un imperceptible gesto de dolor mientras acompaña con su mirada el gesto del apóstol.
Los tres apóstoles con las frentes enmarañadas están inclinados en una reverencia espontánea frente al misterio de la Resurrección, sus atentos ojos y abiertas bocas sin decir ni una palabra, están petrificados. El artista logra representarlos justo en el momento del asombro como una fotografía. Santo Tomás tiene los ojos muy abiertos está impresionado, se observa en él la invitación de Jesús a “no ser incrédulo sino creyente”.
El elemento central es justo la mano de Jesús que toma la de Santo Tomás y la guía hacia su herida. Caravaggio tiene una percepción tan real del hecho a imaginar que la invitación verbal de Cristo al apóstol tuviese un desarrollo natural de la acción tan llena de preocupación. El dedo de San Tomas toca un hombre vivo, se adentra en la carne viva: ésta es la simplicidad genial de Caravaggio.
La luz como siempre en este genio del arte juega un rol único haciendo que los personajes de la escena sobresalgan de la oscuridad, mientras el rostro de Jesús queda en penumbra, la luz permite percibir en los rostros de los dos apóstoles compañeros de Santo Tomás que la duda todavía existía en sus corazones.
- Artista: Michelangelo Merisi, dicho Caravaggio
- Año: entre 1601 y 1602
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Locación: Palacio de Sanssouci, Potsdam, Alemania