“Ante una ventana vista desde el interior de una habitación, he colocado un cuadro que representa exactamente la parte del paisaje escondida por la pintura. Así, el árbol oculta el árbol que está detrás, fuera de la habitación. Para el espectador, ese árbol está a un mismo tiempo en la habitación, sobre el cuadro y fuera, en el paisaje real. Así es como vemos el mundo. Lo vemos fuera de nosotros mismos y a la vez en nuestro interior sólo tenemos una representación”, expresó en su momento el pintor belga René Magritte.
Magritte es el mago de las imágenes enigmáticas, una de las figuras más importantes del siglo XX. Magritte mismo no se veía como un artista, sino como una persona pensante quien convergía sus pensamientos a través de la pintura. Toda su vida buscó una forma de expresión igual que su lenguaje. Su curiosidad y afinidad con grandes filósofos contemporáneos como Michael Foucault daban como resultado obras magnificas.
Mayor exponente del arte surrealista (el surrealismo lo que quería era conciliar armónicamente el sueño y la vigilia).
Lo que Magritte desea es crear un cortocircuito visual en el observador, a través de combinaciones inusuales y deformaciones irreales, creando universos fantásticos, misteriosos y enigmáticos.
Así que ésta vez no voy a dar ninguna interpretación del cuadro, porque cada uno es libre de pensar lo que desea ante las obras de Magritte y liberar la mente de cualquier pensamiento racional. La idea es entrar en el cuadro así como se entra en un sueño!
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