Es añejo y poco útil que estudiantes memoricen conceptos científicos y fórmulas matemáticas si no comprenden la vinculación práctica de estas en el día a día. Ese modelo anticuado de enseñanza puede frustrar el gusto por la Ciencia, debido que se asocia con una asignatura tediosa, compleja, reservada para pocos y en la que persiste una importante brecha de género.
Con ocasión del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebró este 11 de febrero, conversé con tres profesionales apasionados por la Ciencia sobre qué cambios si podrían adoptar, desde las aulas de Primaria, para motivar a más niñas y jóvenes a sumarse a las fascinantes aventuras que ofrecen la Ciencia, la Tecnología, las Ingenierías y las Matemáticas.
Anjuli Jain Figueroa, científica costarricense y graduada de Doctorado del Instituto Tecnológico de Massachusetts; Dayana Mora, directora Ejecutiva de la Academia Nacional de Ciencias; y Javier Cascante, asesor de Ciencias del Ministerio de Educación Pública (MEP) coinciden en la necesidad de un cambio en el modelo educativo orientado a una participación activa en las aulas, en la que se aborde la Ciencia a través del juego, las preguntas, la experimentación y la capacidad para resolver problemas.
“Es necesario cambiar la perspectiva de lo que está sucediendo en las aulas. La Ciencia es acción, no es estar estático como un receptor de información en el aula, memorizando conceptos como enciclopedia. En las clases de Ciencias hay que experimentar, crear, confrontar, argumentar, proponer, crear modelos explicativos de un fenómeno. Hay que entender que se aprende haciendo”, manifestó Javier Cascante, asesor del MEP.
El último informe del Estado de la Educación (2019) señala que“aunque desde finales de los noventa se registran más carreras en áreas STEM (acrónimo en inglés para Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), solo representan un 37% de la oferta universitaria y en ellas persisten notables brechas de género”.
La científica Anjuli Jain Figueroa afirma que una forma de despertar el interés por la Ciencia desde la infancia es mediante el juego. “Aprendizaje y juego van de la mano. Herramientas como Scratch, Makey Makey y el videojuego Minecraft son atractivas y se pueden combinar con experimentos en las aulas desde la Primaria. Incluiría también más programación y estadística en las aulas, porque cada vez más se necesita gente que pueda entender y sacar patrones de una cantidad de información que nunca antes se tuvo”, explicó la científica.
Traducir la Ciencia. Para la Academia Nacional de Ciencias, es fundamental combinar el juego y los experimentos en el aula con más realidad nacional. Que desde la escuela se enseñe quiénes son las científicas costarricenses y sus aportes al país, debido a que las historias inspiran.
“Una niña puede verse reflejada en una historia, y a partir de ahí encontrar un impulso para desarrollarse como científica en su futuro profesional. Se puede inspirar con ejemplos reales como la labor de Sandra Cauffman en la NASA; de Henriette Raventós, en Genética y de mujeres que han cambiado la vida de todos. Todos vivimos rodeados de Ciencia. Hay que hacer que las lecciones sean más prácticas, traducir la Ciencia en algo cercano”, expresó Dayana Mora, Directora Ejecutiva de la Academia Nacional de Ciencias.
En tiempos donde hay seres capaces de dudar del cambio climático es más que evidente la necesidad de que la Ciencia se aborde desde edades tempranas, haciendo de las aulas espacios para la prueba, el error, la pregunta y el argumento, derribando históricas brechas de género en estas áreas e inspirando la vocación científica desde Primaria, mediante el juego, la creatividad, la curiosidad y los datos.
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