En el contexto del Mundial de Fútbol Qatar 2022, las escuelas y los colegios pueden aprovechar la emoción que gira alrededor de este acontecimiento mundial para repasar conceptos, ubicación geográfica, banderas y generar diálogos sobre la importancia de respetar la diversidad cultural en un mundo que está interconectado.
Más allá del intercambio de postales en los recreos, es un momento oportuno para que los docentes repasen aspectos culturales y geográficos de cada uno de los 32 países que participan d este evento deportivo. Que los estudiantes sepan dónde se ubica Qatar en el mapa, el significado del Medio Oriente, la música y los rasgos culturales que hay en ese país y en esa región del mundo.
Dice un proverbio árabe “el hombre es enemigo de lo que ignora: enseña una lengua y evitarás una guerra. Expande una cultura y acercarás un pueblo a otro”. Acercar a niñas y niños a la realidad global y enseñarles que hay diferentes contextos históricos, sociales y culturales les sensibiliza y les permite desarrollar una mirada crítica, más allá del mero espectáculo deportivo y del entorno inmediato.
El giro pedagógico que se le puede dar al Mundial de fútbol representa una jugada estratégica en los salones de clase, desde la niñez. Por ejemplo, cada estudiante, ya sea en el centro educativo o en casa, tiene que investigar acerca de uno de los países que participa y luego exponer en el aula lo que ha aprendido para que se genere un debate. Los ítems pueden ser desde revisar cuál es la bandera y la ubicación geográfica del país hasta comentar las noticias más recientes de lo que acontece en los últimos días en ese país. Una forma de romper la burbuja de creer que somos únicos en el mundo.
La idea no es nueva. En el contexto del Mundial de Sudáfrica, el Ministerio de Educación de la República Argentina desarrolló un libro de texto con actividades didácticas relacionadas al acontecimiento. “Los medios y el Mundial de Fútbol 2010″ se repartió en todas las aulas públicas de primaria y secundaria del país. Era un texto de alrededor de 50 páginas, con más de 70 actividades para que el docente pudiera enseñar básicamente Lengua, Historia, Geografía, Cívica y Literatura.
Cuestión de empatía
El Mundial de Fútbol se puede convertir también en un ejercicio de empatía, a través del diálogo. En palabras del educador César Bona, “la empatía es un juego que hay que practicar a diario, sin que eso implique alejarse de lo que uno es, sino acercarse a lo que otra persona es y lo que siente. El día que consideremos la diversidad como un valor y no como un inconveniente habremos dado un paso importante en favor de la sociedad”.
Esa empatía de la que habla Bona, implica enseñar desde la niñez el valor de la diversidad, explicándole al niño que aún dentro del grupo más pequeño, todas las personas son diferentes y que no existen estándares que sean mejores que otros.
La educación para la diversidad enseña que no hay por qué forzar a que los demás piensen y actúen como uno, sino que se debe ser capaz de ser empático, asertivo, compasivo, de mostrar respeto mutuo, de comunicarse y de desarrollar una verdadera inclusión, desde la infancia. El deporte es una excelente herramienta para fomentar este tipo de conversaciones en las aulas.
El verdadero cambio educativo en favor de la diversidad ocurrirá cuando en aulas y hogares se generen más preguntas que permitan cuestionar el entorno en que habitamos, desestructurando los estereotipos y favoreciendo el diálogo entre culturas.
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