Una crianza positiva con amor, respeto, juegos, música y cuentos durante los primeros años de vida tiene un profundo impacto en el desarrollo emocional y social de niñas y niños, les facilita su transición hacia la escuela y les provee de mejores herramientas para relacionarse con su entorno.
Quienes asisten a un centro de cuido previo a la escuela, donde se enfatice el juego y la creatividad como pilares de la educación, llegan a las aulas de primaria con más vocabulario y mejores relaciones sociales con otros niños y niñas.
Una educación de calidad durante la primera infancia es fundamental para combatir el mito de que las aulas de preescolar son simples guarderías. Jugar es tan importante como comer; es una herramienta fundamental para el desarrollo de habilidades motoras, toma de decisiones, lenguaje y razonamiento.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) afirma que el cerebro de un niño de tres años es el doble de activo que el de un adulto. Este se estimula y logra generar mayores conexiones a partir del juego. Por eso, invertir en tiempo en jugar, cantar, leerle al niño o a la niña es tan importante durante los primeros años de vida.
Sumar esfuerzos en favor de la educación para la primera infancia contrarresta el mito de que las docentes de preescolar son niñeras. Quienes educan en esta primera etapa cumplen un rol fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje y su motivación es crucial para conseguir los resultados deseados.
Katie Bacon, anota en la revista de la Facultad de Educación de la Universidad de Harvard que “al docente de preescolar se le debe ver como tal, y no como niñeras en una guardería. Quienes educan en Preescolar deben tener conocimientos sobre el desarrollo del cerebro y habilidades tales como la capacidad de enseñar jugando, así como de estimular el pensamiento complejo y la resolución de problemas durante los primeros años de formación”.
Desafíos
En el sistema educativo costarricense, hace falta mejorar la cobertura, revisar la formación docente de las maestras de preescolar, su actualización profesional, estimular más la lectura comentada en aulas y hogares, garantizar los materiales necesarios en los centros educativos y construir redes de apoyo con las familias que respalden a las personas formadoras en esta etapa.
El último informe del Estado de la Educación (2019) anota una serie de errores inaceptables en la formación de esta etapa. Pese a que la lectura es un eje central de cualquier sistema educativo, el 43% de maestras en servicio en Preescolar desconoce qué es un fonema y, aunque la mayoría de docentes reconoce la importancia de la lectura en los primeros niveles de enseñanza, no la practica su aula.
Sin embargo, ¡la tarea no es exclusiva del centro educativo! Papás y mamás: pierdan el miedo a abrazar más, a invertir tiempo de calidad, a leer cuentos y cantarle a sus hijas e hijos. Aunque canten feo; no se trata de una competencia de canto, sino de educar en amor y respeto.
Para aquellas familias que carecen de los recursos económicos y de escolaridad para sentarse a leerles un cuento a sus niños y niñas, es preciso también articular más estrategias culturales y educativas que les integre a este tipo de prácticas, sin ningún tipo de juzgamientos, para que así puedan adquirir mejores competencias para una crianza positiva para sus hijas e hijos.
Reinventar la forma de enseñar y de aprender implica colaboración y humildad: la pandemia nos coloca dentro de un laboratorio de innovación educativa, donde la base del éxito reside en el trabajo en equipo y en no tener miedo a equivocarse.
No hay fórmulas perfectas para educar: La consigna ha de ser cambiar el miedo por la confianza y empezar por un diálogo sincero, con conexión visual, juegos, lecturas comentadas y tiempo de calidad para darle el valor que la primera infancia merece para el desarrollo integral de niñas y niños.
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