Recientemente asistí a la primera reunión del Consejo del Parque Nacional Bosque Tropical en Hainan, China, al cual fui invitado a pertenecer por los próximos tres años.
En primer lugar, cuando hablamos de China jamás pensaríamos que este enorme país asiático pueda tener algún espacio de su territorio que sea tropical. Pero así es, la isla de Hainan, ubicada al suroeste del país, tiene una extensión más o menos de dos tercios del tamaño de Costa Rica y una población de alrededor de 9 millones de habitantes y se encuentra, más o menos, en la misma altitud de la Península de Yucatán.
Tiene una vegetación y paisajes típicos del trópico asiático pero, al mismo tiempo, grandes similitudes con los paisajes que pueden disfrutarse en Costa Rica: uno observa el níspero, los mangos, las guayabas, los árboles de ceiba, los porós, el café, el banano, entre otros.
La intención de este Consejo, que se estableció en enero del 2020 por decisión del Gobierno central de China y el Gobierno provincial, es para que coadyuve, entre otras cosas, en la decisión política de convertir a Hainan en un lugar, dentro de la jerga China, ecocivilizado.
En palabras de Xi Jinping, presidente de este país, esto significa, según lo reportó EcoWatch, una civilización ecológica que asegure la "armonía entre el ser humano y la naturaleza".
En octubre recién pasado, ante el Congreso Nacional del Partido Comunista, él declaró que "nosotros, como seres humanos, debemos respetar la naturaleza, seguir sus caminos y protegerla" y que, por lo tanto, su administración "fomentará formas de vida simples, moderadas, verdes y bajas en carbono, y se opondrá a la extravagancia y el consumo excesivo".
Para ello, dentro del detalle de su plan, se irá a "intensificar los esfuerzos para establecer un marco jurídico y de políticas ... que facilite el desarrollo verde, bajo en carbono y circular", para "promover la forestación", "fortalecer la conservación y restauración de los humedales" y "tomar medidas difíciles para detener y castigar todas las actividades que dañen el medio ambiente".
Proclamó además que "lo que estamos haciendo hoy" es "construir una civilización ecológica que beneficie a las generaciones venideras".
Esta visión del Presidente Xi Jinping va de la mano de la Agenda 2030 y los Objetivos del Desarrollo Sostenible aprobados por las Naciones Unidas en el 2015 pero tiene la relevancia de haber sido propuesta por el presidente del segundo país más contaminante, el país más poblado del planeta y el país que es hoy la segunda economía más grande del mundo.
Sin duda alguna, este planteamiento de China significa un gran reto que se le plantea al resto de países industrializados.
Con este llamado a la ecocivilización y con un compromiso político fuerte y decidido desde las más altas esferas, Hainan fue declarada recientemente “Puerto Libre” dentro del esquema chino de “dos sistemas un país”.
¿Dónde entra Costa Rica?
Después de apreciar lo limpio, lo moderno y lo silencioso (todas las motocicletas son eléctricas) de una ciudad como Haikou, capital de Hainan, y de constatar los recursos disponibles para llevar adelante este cometido, sin mencionar la decisión y voluntad políticas para hacerlo, percibo la necesidad que se tiene de accesar al conocimiento necesario para realizarlo.
Y es aquí, creo yo, donde entra Costa Rica. Nuestra nación, durante los últimos 80 años, experimentó un desarrollo con dos fases. Primero, un país donde durante la segunda República se profundizó el concepto de desarrollo humano garantizándole a nuestra sociedad el acceso a los servicios necesarios para poder tener una vida decente, como por ejemplo, el agua, la electricidad, la educación, la salud universal, al inicio (lamentablemente ya no es tan así) precios justos al agricultor y precios justos al consumidor por medio del CNP, y posteriormente, después de la segunda mitad del siglo pasado, se profundizó el concepto de desarrollo humano sostenible incorporando el componente ambiental como un pilar del desarrollo costarricense.
La forma en que Costa Rica ha aprovechado la conservación de los recursos naturales y su protección dentro de un esquema inicialmente ortodoxo que ha ido evolucionado hacia la conservación con la gente, acompañado este con la democratización del dólar turístico, es un esquema que si bien le ha redituado a nuestro país, es un esquema sobre el cual se puede aprender para el beneficio de otros países o territorios como Hainan.
Si bien esto es una oportunidad, lamentablemente aún en Costa Rica, por mezquindades o por otras razones, no hemos podido crear una agencia de cooperación internacional que le permita al país ofrecer la asesoría y la cooperación necesarias para que otras naciones logren aprender de nuestra experiencia y así acelerar sus desarrollos más amigables con el entorno natural.
Pero, indistintamente de esta situación, veo que hay una gran oportunidad para que el esfuerzo que se inicia en la isla de Hainan pueda nutrirse de nuestro camino recorrido para el bien y el disfrute de pueblos amigos que comparten la ambición de un mundo mejor para el mayor número de habitantes de este planeta.