El Frente Amplio (FA) ha lanzado señales contradictorias sobre cuál es su posición frente a lo sucedido en Venezuela.
La palabra confundir significa mezclar cosas diversas de manera que no puedan distinguirse, y eso es exactamente lo que ha hecho el FA ante el nuevo engaño electoral que permite a Nicolás Maduro perpetuar la dictadura chavista.
En Venezuela, no solo se impidió el conteo limpio de votos y la presencia de observadores electorales. La situación va más allá. Se persigue y arresta a quienes piensen distinto al gobierno y se les amenaza con megacárceles políticas, al tiempo que el régimen acaparó todos los poderes: el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y el Electoral.
Esta situación no es nueva, empezó con el presidente populista Hugo Chávez, quien trazó la ruta para capturar todo el poder estatal desde 1999. En el 2015, la oposición ganó claramente la Asamblea Nacional en las elecciones de medio periodo, con 110 escaños contra 55, pero el chavismo se las ingenió, bajo el velo de una Asamblea Constituyente, para anular el Congreso y, luego, expulsar a la exfiscala general Luisa Ortega, consumando la muerte de la división de poderes.
Ahora, con un nuevo fraude, Nicolás Maduro le asegurará al chavismo 31 años de continuidad. Se destruyó el principio de alternancia en el poder. En Venezuela, los jóvenes de 25 años no han conocido otro gobierno más que el chavista. El dramático éxodo de venezolanos por todo el continente no es un hecho aislado.
Por eso, si bien ahora algunos miembros del Frente Amplio se atreven a criticar lo sucedido en Venezuela (lo que no se veía años atrás), resulta increíble que otros reivindiquen el triunfo de Maduro y que una asesora legislativa haya viajado a Caracas financiada por el régimen chavista, como “observadora” de las elecciones.
La situación sorprende porque en Costa Rica, junto con otras bancadas opositoras, el Frente Amplio ha defendido la democracia costarricense frente a intentos de acaparamiento de poder, como sucedió en el Caso Sinart. Su fracción legislativa actual ha vivido, en carne propia, las amenazas de muerte de parte de una persona progobierno; ha visto el peligro del desbordamiento de la violencia por diferencias de pensamiento.
Veamos las señales del FA ante el caso de Venezuela:
-El 29 de julio, los seis diputados del Frente Amplio votaron en contra de una moción del PUSC que denunciaba el fraude electoral de Maduro y exigía al gobierno de Rodrigo Chaves reconocer como presidente electo a Edmundo González Urrutia. La bancada de gobierno también votó en contra. Sofía Guillén alegó que tenía serias críticas sobre lo sucedido en Venezuela, pero no podía aceptar que Costa Rica le diga a otro país quién es su nuevo presidente.
-Ese mismo día, ante una moción del PLN que denunciaba las irregularidades electorales en Venezuela, pero no exigía el reconocimiento de Edmundo González ni hablaba de fraude, las diputadas Rocío Alfaro y Priscilla Vindas votaron en contra, mientras que los otros cuatro diputados frenteamplistas se salieron del plenario para no votar. Alfaro alegó que no había pruebas de fraude y que se debe respetar el principio de no injerencia.
-El 31 de julio, trascendió que la asesora legislativa Vianey Mora, jefa de despacho de Rocío Alfaro, viajó a Caracas pagada por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE) para presenciar las elecciones del 28 de julio. El propio Elvis Amoroso, presidente del CNE, envió la invitación a la diputada Alfaro. El régimen pagó los tiquetes, el hospedaje y la alimentación de la asesora frenteamplista.
-Antonio Ortega, jefe de la bancada legislativa del Frente Amplio (FA), desaprobó el hecho de que su compañera Rocío Alfaro enviara a su jefa de despacho a Caracas. Admitió que el FA vive un debate interno sobre el tema y dijo que, en su criterio, existen elementos de peso para desconfiar de los resultados anunciados por el CNE.
Según Ortega, el Frente Amplio es una izquierda democrática y tiene la obligación de denunciar actos autoritarios tanto en Costa Rica como afuera, pero dijo que las elecciones venezolanas deberían repetirse, en vez de exigir el resultado real de los comicios.
-El 11 de agosto, Vianey Mora, la asesora que viajó pagada por el régimen a Caracas, participó como panelista en una conferencia para los miembros de la juventud del FA, bajo el título “Hablemos sobre Venezuela”. Cuando el periodista Josué Bravo, de La Nación, entrevistó a la asesora, en un pasillo de la Asamblea Legislativa, la diputada Rocío Alfaro se acercó para pedirle que se retirara. Por su parte, Reyna Casco, presidenta de la Juventud Frenteamplista, afirmó que Mora “va a realizar un informe escrito de su misión como veedora electoral” en Venezuela.
-El 12 de agosto, el diputado Ariel Robles dijo que él no está de acuerdo con nada de lo que está sucediendo con Maduro en Venezuela.
Si bien es evidente que existe un debate interno, el público merece saber cuál es la posición real del Frente Amplio frente al caso venezolano, el cual es espejo de las amenazas a la democracia en todo el continente.
Nos contactamos de nuevo en una semana. Le saluda Esteban Oviedo, editor de Política de La Nación.