Quizás no sea el momento de llorar por la leche derramada, pero de verdad, duele ver cómo se esfuma la posibilidad de hacer una reforma fiscal sin tener el nudo corredizo de la economía internacional ejerciendo cada día más presión sobre el país.
El déficit financiero del Gobierno no es novedad. Reapareció hace casi 10 años. La diferencia es que antes existía el alivio de un entorno externo más favorable, con tasas de interés bajas, el petróleo barato y el dólar débil. ¡Todo se desbarajustó!
Preste más atención a las informaciones internacionales porque los vientos de afuera pueden volverse tempestades.
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Las tasas de interés internacionales “muelen” lento pero fino. La Reserva Federal de Estados Unidos mantiene intacto su plan de subir los intereses de manera ordenada y constante. La eficacia de la política se palpa en las notas del Tesoro de Estados Unidos a 10 años, que en marzo del 2016 rendían un 1,8% y esta semana llegaron a 3,1%.
El 11 de mayo publicamos en La Nación cómo este aumento presiona más las tasas de interés en países emergentes como Costa Rica. Entre los casos dramáticos está el de Argentina, donde se tuvieron que elevar las tasas internas de forma abrupta, con el objetivo de retener a los inversionistas; y su banco central vendió cuantiosas reserva en dólares para frenar la devaluación del peso.
Si de divisas hablamos, el dólar se apreció frente a las principales monedas de América Latina en las últimas semanas (Argentina, Brasil, México). Esto, junto con los intereses más altos, abona el terreno para que se dolarice el ahorro, aumente la demanda de dólares y se refuerce la necesidad de elevar las tasas de interés. Tomemos nota.
Fitch recuerda a los países emergentes que uno de los problemas del fortalecimiento de la divisa son los mayores costos en moneda local para cumplir con el pago de deudas en dólares.
También el petróleo anda pegando sustos. El barril del llamado WTI subió por encima de $70 y ya sabemos lo que esto significa para Costa Rica, en materia de precios internos e inflación.
Cuando el presidente Carlos Alvarado dijo en su discurso del 8 de mayo, que el tiempo para hacer el ajuste fiscal se estaba agotando, es muy probable que estuviera advertido sobre el giro que dio la economía mundial, en los últimos dos años.