Pasar de una idea, a fundar un negocio, requiere trabajo, dinero, riesgo y decisión. Hacer que esa empresa incipiente sobreviva una década es todo un reto; pero lograr que llegue a los 100 calendarios es prácticamente una proeza.
Este mes de octubre comenzamos a publicar, en Economía de La Nación, una serie de artículos donde se narran los casos de seis empresas costarricenses que lograron superar la barrera de los 100 años. Estoy seguro que no están todas las empresas centenarias del país, pero sí una muestra de algunas de las marcas más reconocidas del parque empresarial de la Costa Rica de finales del siglo XIX e inicios del XX.
Están ahí nombres como Scaglietti, Lehmann, Florida Ice & Farm, Müller, Polini y La Gloria. Algunas de ellas todavía se desempeñan en actividades relacionadas con el negocio que les dio vida, otras se diversificaron hacia nuevas ramas empresariales con el correr del tiempo. Sin embargo, en ese camino, han pasado por expansiones, sucesiones, fusiones, quiebras y contracciones; crisis económicas, cambios en el modelo de negocio, guerras civiles, guerras mundiales, y sigamos contando. ¿Conoce algún otro negocios centenario que todavía esté en operación en Costa Rica?
Si me permite la analogía, diría que estos negocios forman parte de una dimensión ficticia, histórica, una Zona Azul empresarial costarricense. El término zonas azules debe tener unos 15 años de estar sonando en libros, artículos periodísticos y publicaciones de todo tipo, y se refiere a lugares específicos en el mundo donde prevalece una alta concentración de personas longevas, por encima de la expectativa de vida de su país o región, e incluso, lugares que aglutinan importantes cantidades de adultos centenarios.
Un caso cercano es Nicoya, en Guanacaste, donde la lista de centenarios era de 45 habitantes el año pasado, con muy buenas proyecciones de crecer más, porque se identificaron otros 900 habitantes con más de 90 años.
Pues bien, así como es poco frecuente encontrar personas mayores de 100 años, tampoco es la norma que un negocio o marca logre superar la barrera de los 100 años. En Costa Rica, el fenómeno de la longevidad empresarial ha sido poco estudiado, aunque sí existen iniciativas que lograron ubicar la tasa de mortalidad de los emprendimientos entre el 70% y el 80% antes de alcanzar los cuatro años, lo que nos lleva a que solo 20 de cada 100 iniciativas empresariales logran pasar a una etapa de consolidación.
De acuerdo con el Reporte Nacional 2014: La situación del Emprendimiento en Costa Rica, la tasa de deserción en las primeras etapas del emprendimiento se calculó en 50% para ese año, y esa proporción se mostró muy parecida en el mismo informe, en su edición 2010.
Las voz de la experiencia
Es incierto cuántas empresas en Costa Rica han logrado sobrepasar ese “valle de la muerte”. De lo que sí estamos seguro es que algunos secretos para lograr la longevidad de los negocios se encuentran plasmados en las experiencias y vivencias, en las cicatrices y éxitos, de estas seis empresas centenarias.
Me atrevo a citar algunos, e insto a ponerle atención a los textos, que saldrán en los próximos días.
Planes de sucesión. La manera en que los socios fundadores definieron el cambio de mando de la empresa, a la primera, e incluso, la segunda generación. Todas las empresas que mencioné al inicio surgieron como negocios familiares, y todos sabemos que la combinación de negocios y familias puede resultar compleja, así que hacer la sucesión de la administración y la propiedad de un negocio, a lo largo de 100 años, no es materia sencilla.
Cambios en los hábitos de consumo. El negocio de la empresa puede verse sometido a cambios (a veces abruptos), en la demanda de los productos o servicios que ofrece. De pronto, un día, los dueños de la librería se topan con que los supermercados comienzan a vender libros, y que los libros, comienzan a leerse en pequeños dispositivos electrónicos. La tienda de moda exclusiva percibe que los sombreros dejaron de ser artículos de primera necesidad. Lectura oportuna del segmento de negocio y capacidad de adaptación son la tabla de salvamento de las empresas.
Tecnología y “saber hacer”. Con ayuda de la tecnología, la mejora en procesos, la simplificación de trámites aduaneros y la difusión de la información, ahora todos podemos ser importadores directos de artículos que en otro momento solo se podían conseguir en tiendas físicas. ¿Cómo cambia esto el negocio de la venta al detalle? La llegada de la electricidad y los refrigeradores hasta los hogares, afectaron la demanda de hielo y la entrega a domicilio de este producto. ¿Hasta dónde habría podido llegar una fábrica de hielo con este panorama? La tecnología es capaz de determinar la actividad empresarial, así como la facilidad de difusión del conocimiento que facilita aprender cómo se hacen las cosas.
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Curiosidad de 1.300 años
Una publicación de Business News Daily destaca al balneario Keiunkan Inn (en Japón), como uno de los negocios más viejos en el mundo que todavía están en operación. El complejo de aguas termales, ubicado cerca del Monte Fuji, fue fundado en el año 705, y de acuerdo con los premios Guinness, mantiene el récord de ser el hotel más antiguo del mundo. Además, el negocio ha pertenecido a la misma familia desde hace 52 generaciones.
Un vistazo a los negocios de una época nos habla de cómo era la economía de entonces. En la lista de actividades empresariales más viejas del mundo están empresas dedicadas al hospedaje, la fabricación de vino, tabernas, cervecerías y hasta una fundición medieval especializada en campanas.