Llegué a Belgrado, la capital de Serbia, alrededor de las 3 p. m. del 24 de mayo anterior; lo hice en un autobús desde Zagreb, Croacia, en un viaje de casi seis horas.
Cruzar la frontera fue muy sencillo. A los ticos no nos piden visa y ni siquiera tuve que bajarme del bus, pues un oficial de migración serbio sube y recoge todos los pasaportes sin hacer preguntas; luego los devuelve el asistente del conductor, con el sello que autoriza el ingreso a ese fascinante país europeo.
Una vez en la capital, Belgrado, tuve una grata impresión, aunque confieso que mientras caminaba por algunas calles sentí un poco de temor, sin fundamento pues es sumamente seguro. Quizás fue porque casi no vi turistas, aunque esto tiene un gran punto a favor: no hay aglomeraciones para disfrutar de los principales atractivos de esta ciudad.
La estación del tren es maravillosa; a la par está la terminal de buses a la que llegué.
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Caminé según los puntos de interés que había escogido aunque a unos cinco kilómetros de haber emprendido mi recorrido me sucedió lo que ningún turista quiere... me perdí.
En mi afán de volverme a ubicar, me devolví tres veces al último lugar donde estaba ubicado, pero no lo logré... los nombres de las calles solo en idioma serbio dificultaron aún más mi travesía, sumado a la mala fortuna de no encontrar alguien con quien intercambiar algunas palabras en inglés en procura de ayuda. Todo acabó cuando encontré unos rótulos en inglés diseñados para turistas y el alma me volvió al cuerpo.
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A los pocos minutos, le tomé el ritmo a la ciudad y descubrí que en realidad es muy fácil recorrer Belgrado.
Además de la belleza de esta urbe, tiene un gran punto a favor... todo es muy barato. El hospedaje apenas me costó $10 (¢5.720) la noche, en una habitación compartida en la que solo estaba un turco, amante del fútbol y que admira a Keylor Navas aunque no conoce a Esteban Alvarado, quien ataja en su país.
La comida ni hablar... más barato que Costa Rica. Además, deliciosa.
Serbia será uno de los rivales de Costa Rica en el Mundial Rusia 2018, como parte de los juegos del Grupo E, en que también están Brasil y Suiza.
De hecho, el primer partido de los ticos será ante los serbios, el 17 de junio a las 6 a. m. hora costarricense.
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La población de Serbia supera por poco los siete millones de habitantes, es decir, unos dos millones más que Costa Rica. Su extensión territorial es de 88.361 kilómetros cuadrados, más o menos 50% más que nuestro país.
La moneda es el dinar serbio; cada uno equivale a casi ¢6.