Dubrovnik, Croacia. Bajé del autobús que me trajo desde Mostar, en Bosnia y Herzegovina, a Dubrovnik, Croacia, como parte de un viaje por tierra por los Balcanes que comencé en Sarajevo.
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Desde la estación de autobuses, caminé hacia esa hermosa ciudad medieval, resguardada por una muralla.
Ingresé por la imponente puerta de Pile, uno de los principales atractivos de Dubrovnik.
De inmediato, emprendí una caminata sobre la muralla, que tiene un recorrido de poco más de dos kilómetros de largo y unos 25 metros de altura.
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Mientras disfrutaba de la caminata, pude contemplar el majestuoso mar Adriático, que baña este paraíso croata, así como los característicos tejados rojos de las edificaciones.
Una vez regresé a la ciudad medieval, caminé por la famosa calle Stradun, que es la principal arteria de la ciudad.
Al fondo se encuentra la Torre del Campanario, mientras que a medio camino se halla la Plaza Luza y la Iglesia de San Blas.
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El Palacio Sponza y el Palacio del Rector son dos hermosas edificaciones ubicadas en el centro de la ciudad.
A poco más de una hora de aquí, se encuentra Kotor, en Montenegro, otra hermosa ciudad amurallada y situada frente a un fiordo.
Además, es un lugar donde los gatos tienen un sitio privilegiado.
Un día es suficiente para descubrir Dubrovnik, pero si se queda más tiempo, puede aprovechar alguna de sus playas o dar un paseo por los alrededores, con sus bellezas naturales.