La costarricense Paola Reyes Pérez cumple hoy ocho días sin salir de su departamento, en la residencia estudiantil de una universidad en Wuhan, la ciudad china en cuarentena por el Coronavirus.
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Paola poco a poco pierde las esperanzas de que Costa Rica pueda sacarla de ahí, donde vive desde hace dos años pues cursa una maestría en Planificación Urbana.
Todos los días se entera de otros extranjeros auxiliados por sus países; por ejemplo, su amiga albanesa salió con los ciudadanos de Turquía, en un vuelo chárter.
También fueron evacuados sirios y sudafricanos, sin hablar de ciudadanos de naciones potentes económicamente, como Reino Unido, Estados Unidos y Canadá.
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Los alimentos y el agua en su apartamento empiezan a escasear; trata de comer lo mínimo para rendirlos, pero sabe que en menos de una semana se quedará sin nada.
El embajador de Costa Rica en Beijing, Rodrigo Delgado Soto, le envió a ella y a la otra tica en Wuhan, María Belisa Torres Pérez, 50 mascarillas que llegarán en las próximas horas, pues Paola se quedó sin ese medio de protección.
Como no tiene una mascarilla, no puede salir a alguno de los supermercados que el gobierno chino mantiene abiertos en busca de provisiones; si no porta esa protección, un policía la detiene.
De hecho, apenas reciba una de las mascarillas irá a buscar agua, asegura en una entrevista que me dio por medio de Skype.
La situación de Paola es apremiante. Casi no tiene dinero, aunque otra tica en China le envió para su próxima compra de alimentos. Su familia en Costa Rica no puede enviarle porque todos los bancos en Wuhan están cerrados.
Pudo recibir la donación de la compatriota porque en China utilizan una especie de monedero virtual, al punto que todo se paga mediante una aplicación en el celular.
Ella depende de una beca, pero no la ha recibido porque tenía un tiquete aéreo para pasar dos meses en Costa Rica, que no pudo utilizar por el impedimento de los vuelos comerciales. Ahora en Wuhan casi todo está paralizado, lo que le dificulta tramitarla de nuevo.
Ir a un supermercado no es fácil, me dice Paola.
“Cuando salga, es directo al supermercado y me vengo. Vivo en una residencia estudiantil, entonces para salir un guarda me tomará la temperatura y me hará una fotografía. Luego, para entrar al supermercado me vuelven a tomar la temperatura. Al regresar con las compras, otra vez me harán el mismo procedimiento, toma de temperatura y fotografía para ingresar a las residencias”, detalló.
La desesperanza empieza a apoderarse de Paola. Sabe que el gobierno chino prohibió el plan de evacuación que Costa Rica intentaba aplicar, que era sacarla a ella y a María Belisa por tierra. La misma prohibición aplica para cualquier otro país.
La única forma de salir es vía aérea.
“Costa Rica me ha dicho que no tiene los recursos para sacarnos en avión, porque somos dos y es entendible (no hay vuelos comerciales, solo puede hacerse por chárters con autorización del gobierno chino). Están gestionando con otros países, pero supuestamente no nos pueden llevar porque tendríamos que hacer la cuarentena fuera de ese otro país”, señala Paola.
Ella misma le indica al consulado de Costa Rica en Beijing las naciones que preparan evacuaciones de sus ciudadanos, en procura de que alguna les ayude.
El fin de semana está programada la salida de italianos, citó como ejemplo.