¡La locura por ver osos panda en China casi la pagamos muy caro!

Aprovechamos una escala de seis horas para ver osos panda en Chengdú, China, aunque casi perdemos el vuelo

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Chengdú, China. Fue hace dos años que visitamos China por primera vez y conocimos los osos panda en un loco viaje relámpago. Algunos meses antes lo habíamos intentado, pero enfermé en el avión y tuvimos que quedarnos en Tijuana, México.

Cuando descubrí esos tiquetes a $412 entre Nueva York y Beijing no lo pensé dos veces. A la ciudad norteamericana llegamos con millas y emprendimos el viaje a Asia en una aerolínea llamada Hainan Airlines. De paso, les dejo aquí la experiencia de ir a la muralla china en transporte público y bajar en tobogán.

El largo vuelo entre Nueva York y Beijing tenía una escala aproximada de seis horas en una ciudad llamada Chengdú, sí, la de los osos panda. ¿Cómo íbamos a llegar allá y no ver osos panda? No iba a poder estar en paz en esa escala si no salíamos a ver los panda.

Cuando solicité la visa de China y presenté los tiquetes aéreos, la funcionaria me dijo que en Chengdú no me daba tiempo de hacer nada; sin embargo, confieso que soy bastante arriesgado en los viajes.

Nunca habíamos ido a China y para ir a la Reserva de Pandas Gigantes de Chengdú debíamos tomar dos metros y un autobús. Luego hacer lo mismo para regresar al aeropuerto. Tome en consideración la barrera del idioma, que no conocíamos, el viaje era por nuestra cuenta (sin agencia o guías) y sin Internet.

Y empezamos la travesía, con un factor en contra, llegamos justo en la celebración del Día Nacional de China, que es el 1 de octubre, pero el feriado es por siete días. Los ciudadanos chinos aprovechan esos días para hacer turismo interno y… adivinen… sí, la casa de los pandas estaba repleta de visitantes.

Eso nos provocaba un gran problema… íbamos a tardar más. De hecho, hicimos una gran fila para entrar, pero avanzaba muy rápido. Al llegar, debíamos tener los tiquetes que se vendían en línea, mediante los sistemas que usan en ese país.

Topamos con la suerte que uno de los trabajadores nos llevó a otro sitio y ahí otra funcionaria nos ayudó a adquirirlos. ¡Pudimos entrar!

Conocimos los pandas rojos y luego los osos panda gigantes. En ese momento debíamos volver al aeropuerto, pero era tal la cantidad de visitantes que no podíamos salir.

Cuando al fin lo logramos, corrimos a tomar el bus, luego los dos metros. Llegamos al aeropuerto y debíamos ir al counter por los tiquetes, luego pasar seguridad y llegamos a la sala cuando ya estaban abordando.

¿Qué habría pasado si perdemos ese vuelo de Chengdú a Beijing? Habría sido fatal, porque era parte del boleto grande. Si no completábamos el viaje, automáticamente se cancelaba el resto del vuelo, incluyendo el regreso a Estados Unidos.

Por eso, no teníamos tiempo de perdernos ofuscarnos.

Le invito a que nos acompañe a revivir esas carreras con el video que acompaña esta nota.