Douglas, Isla de Man. Es normal que durante algunas horas de la madrugada se apague el alumbrado público de ciertas zonas. Así, los residentes y visitantes pueden apreciar a placer las estrellas y disfrutar los encantos de la noche, que en otros lugares no se pueden distinguir.
Esto ocurre en Isla de Man, un tranquilo lugar para convivir con el mar y la naturaleza, donde los negocios suelen cerrar incluso a las 6 p. m., momento a partir del cual solo permanecen abiertos restaurantes y pubs.
Es posible que nunca haya escuchado sobre este curioso sitio (Isle of Man), ubicado en el mar de Irlanda, con dependencia a la corona británica, pero con un alto nivel de autonomía.
La moneda es la libra esterlina y hasta los autobuses aceptan pago con tarjeta de crédito. La gente es amable y alrededor del 50% de los habitantes son extranjeros. La población total es de 85.000 personas.
La isla está localizada entre Inglaterra y la República de Irlanda. Su extensión territorial es de 572 kilómetros cuadrados, lo que permite recorrerla en poco tiempo para contemplar sus castillos medievales, la naturaleza y su accidentada costa.
Está conectada por ferries diarios desde Liverpool (Inglaterra) y también hay servicios desde Dublín (Irlanda) y Belfast (Irlanda del Norte) en ciertas épocas del año. Otra opción para llegar o salir es por avión.
La costarricense Maggie Chaverrí vive en Isla de Man desde hace cinco años, pues fue contratada por una compañía con sede en Douglas, la capital. Reside con su esposo, el también tico Ronny Ruiz.
Ellos conocen bien todas las costumbres de la isla, como por ejemplo la creencia histórica en hadas. Incluso, si cruza el puente de las hadas debe saludarlas, de lo contrario se expone a alguna travesura.
En el siguiente video, Maggie cuenta su historia y revela detalles de su vida en Isla de Man.
Esta es la historia número 76 sobre costarricenses que dejaron su país por diferentes circunstancias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces.