“Trabajaba en GASH y me enviaron a vacaciones obligadas a finales de marzo y principios de abril del 2016. Siempre había querido conocer las pirámides, pero en el aeropuerto de El Cairo se pusieron en peros por la visa, entonces me fui para Sharm el-Sheij (ciudad egipcia en el extremo meridionial de la península del Sinaí donde no es necesario el visado)”.
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“Aún estaba en el aeropuerto de El Cairo y un muchacho llegó corriendo porque iba una semana de vacaciones con un grupo de amigos, pero venía tarde. Empezó a hablar conmigo, en inglés; hablamos un rato y cuando nos dimos cuenta íbamos en el mismo avión”.
“Al llegar a Sharm el-Sheij no encontraba mi valija y no le entendía a la persona que atendía por el acento en inglés, así que el muchacho me ayudó y así empezó el amor. Salimos a cenar como tres veces esa semana y luego en El Cairo me ayudó con el guía turístico y me recomendó los lugares donde ir. En esa ciudad salimos a cenar dos veces”.
“En Egipto estuve dos semanas y regresé a Costa Rica, pero hablábamos por FaceTime y como a las tres semanas empezamos a conversar todos los días. Como a finales de agosto me dijo que nos casaramos y dije que sí. El matrimonio fue el 12 de octubre (2016) y a finales de enero (2017) estaba embarazada, pese a los pronósticos de que debía someterme a un tratamiento hormonal para tener hijos”.
Así narra Angie Víquez Rojas el cambio inimaginable que tuvo su vida al disfrutar de unas soñadas vacaciones en Egipto, hace poco más de dos años.
Esta guanacasteca de 33 años vive en Nuevo Cairo, Egipto, desde que contrajo nupcias con Ahmed El-Labban, de su misma edad y quien tiene una empresa de mercadeo y publicidad. Su familia no la pudo acompañar en la ceremonia, aunque desde nuestra tierra le enviaron los mejores deseos posibles.
Esta pareja tiene un hermoso bebé de apenas siete meses, llamado Adam.
Angie nació en Liberia, pero creció en Tilarán y vivió 12 años en Heredia y San José por motivo de su trabajo.
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Cualquiera podría pensar que fue muy intrépida al aceptar la propuesta de su esposo, pero ella está feliz del paso que dio, aunque confiesa que extraña demasiado los plátanos maduros, así como su familia.
“Todo el embarazo soñaba con plátanos maduros y natilla, muchísimo, también con el queso Turrialba, aunque aquí hay cualquier variedad de quesos. ¡Ay Dios, sueño con plátanos maduros! La verdad se extraña todo, la familia, los amigos, la comida y hasta el pura vida que das en la pulpería; siento que nunca dejas de amar la tierra, incluso, al estar lejos la amas y extrañas más”, confesó con tono nostálgico.
Es cierto, con la familia habla todos los días apoyada por la tecnología, pero para ella no es lo mismo, pues sabe que no está cerca, que los abrazos son virtuales y los besos saben a lejanía.
Dice ser muy apegada a su mamá, Olga, quien por cierto la acompañó durante seis meses en El Cairo cuando nació Adam; y a su papá, Wilberth, así como a sus dos hermanas, Marilyn y Daniela, quienes son menores que ella.
Acepta que la decisión tampoco fue tan fácil de tomar, pues en nuestro país tenía una exitosa carrera profesional y su nueva casa iba a estar a casi 12.000 kilómetros de distancia. Además, la compañía en la que laboraba le puso las cosas difíciles, cuando le hizo una contrapropuesta en un intento para que no renunciara.
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Su familia la apoyó, en medio del dolor que todos sentían por su partida a otras tierras.
Hasta ahora no ha conocido otro tico que resida en Egipto, esa fantástica nación a la que muchos añoran visitar para ser testigos de las imponentes pirámides, la Gran Esfinge de Giza, el Valle de los Reyes donde están las tumbas de faraones o el Templo de Luxor, entre otros atractivos.
Precisamente en Luxor tiene una amiga que ve como tía. Se trata de una estadounidense que vivió 35 años en Costa Rica.
De profesión es administradora de empresas y en los últimos ocho años en nuestro país trabajó en logística como ejecutiva de ventas en APM Terminals y GASH.
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La ilusión de formar una familia la llevó a dejar todo; incluso, a ponerle un freno a su profesión, que espera retomar pronto. Por ahora es ama de casa, dedicada al cuido de su bebé.
“Soy una mamá muy ocupada, hago todo lo del hogar, porque en una casa siempre hay que hacer, dice mi abuelita. En mis ratos libres leo, veo una ‘peli’ y trato de chinearme. También ando en la calle conociendo de pata e’perro”, dice Angie.
Ella quiere que su hijo también tenga la nacionalidad costarricense y su esposo la apoya. Por eso, emprendieron el proceso para inscribirlo, aunque requiera de muchos sacrificios.
La razón es que Costa Rica no tiene representación diplomática en Egipto y la embajada más cercana es Israel, con un pesado inconveniente: los egipcios tienen prohibido viajar a ese país.
Ante esto, no tuvo más remedio que trasladarse unos días a Abu Dabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos, donde los funcionarios ticos le están ayudando.
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Ansía con todo su corazón que llegue el 2019, pues probablemente preparará una maleta para emprender un largo viaje hacia Costa Rica. Aquí podrá ver a su familia, recordar buenos momentos con sus amigos, presentar a su hijo y comer plátano maduro con natilla hasta saciar su antojo que se está volviendo de años.
Por ahora, se comunica con su esposo en inglés, mientras que su bebé está expuesto a tres idiomas: el papá le habla en árabe, Angie en español y también los escucha hablando entre ellos en la lengua predominante de Estados Unidos.
Aunque vive en Egipto, no está obligada a usar el hijab (para cubrir la cabeza), como en otras naciones árabes. Angie suele salir a la calle con blusas de manga larga.
Sobre el país que es su nueva casa, esta compatriota dice que es enorme y como ejemplo da la población total de El Cairo, la capital: 34 millones de habitantes, es decir, siete veces más que nuestro país.
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Relata que hay mucha contaminación y el hábito del fumado es muy común, incluso dentro de los restaurantes y tiendas.
“La cultura egipcia como tal es muy linda, es una mezcla entre tradiciones egipcias y el Islam. El país conserva muchísimas antigüedades y tradiciones del Antiguo Egipto, lo que lo hace muy atractivo para el turismo, sin hablar de las pirámides, museos y templos”, alaba Angie.
En cuanto a los habitantes, subraya que las personas son muy alegres, carismáticas y en las casas reciben a los demás como parte de la familia.
Un punto adicional que deben saber los amantes de las aventuras que emprendan un viaje a ese país es que El Cairo nunca duerme; los negocios están abiertos las 24 horas, todos los días.
La variedad de comidas es extensa y a Angie le fascina, pero en su casa nunca falta el gallo pinto, platillo que su esposo llama “galo pinto”.
Sobre el clima, el invierno es frío en extremo y el verano es demasiado caliente. Angie prefiere el calor.
“Actualmente todo el planeta está en crisis y Egipto no es la excepción; en los últimos dos años todo se ha encarecido, la vida no es fácil aquí, hay mucha gente sin empleo, que vive de lo básico. La moneda es muy devaluada con respecto al dólar, así que eso hace la situación más difícil ($1 son 18 libras egipcias), pero sinceramente yo vivo bien gracias a Dios, mi esposo trabaja bastante duro y se ocupa de todos los gastos. Cuando Adam esté más grande, también voy a trabajar, quiero volver al ‘yugo’, vamos a ver qué tal y así aprendo árabe más rápido”, indica Angie.
Como parte de la entrevista con esta coterránea, no pude dejar de preguntar sobre consejos para hacer turismo en ese país, uno de los que no he visitado, pero que me encantaría conocer, posiblemente como muchas otras personas.
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Angie me respondió que Egipto es muy seguro, que difícilmente les roban a los visitantes, pues la mayoría de personas son muy cultas y conservadoras, con temor a Dios, aunque advierte que hay excepciones.
“El mayor temor es ISIS, aunque el gobierno egipcio se preocupa bastante en procura de evitar atentados, pese a que siempre los hay. Con respecto al turismo, hay mucho europeo y personas del este que visita El Cairo, Luxor y Aswan”.
¿Qué consejos les das a los ticos que deseen hacer turismo en Egipto?
“Lo ideal es buscar una agencia de viajes local para que sea más económico, realizar un plan de cuáles lugares les interesa visitar y si pueden, que tomen un crucero que va de El Cairo hasta Aswan. Además, incluyan la visita a Sharm el-Sheij (a una hora en avión)”.
¿Qué es imperdible?
Las pirámides, museos, el Nilo y la ciudad de El Cairo. Aswan y Luxor tienen templos maravilloso y es un deber viajar ahí si se visita El Cairo.
¿Es posible pasear por El Cairo sin guía turístico? ¿Hay rotulación en inglés?
No hay rótulos en inglés, por lo que lo mejor es buscar guía o al menos saber exactamente qué se quiere visitar y pedir un Uber, eso sí, casi nadie habla inglés.
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¿Es barato?
Muy barato comparado con los colones y el dólar, hasta hacer compras en un mall es barato; sin embargo, para el turismo es un poco más caro, pues cobran en dólares, aunque igual sigue siendo económico.
¿Qué comidas deberían probar los ticos que visiten Egipto?
Mahshi (rollitos de col), kishk (mezcla de granos de cereal y yogurt o leche fermentada), makaroona bechamele (pasta con salsa de bechamel), roz maamar (arroz acompañado con papas), fatta (a base de arroz, pan y carne) y kawaree (sopa a base de patas de ternera).
El día fue ajetreado, casi son las 2 a. m. en Egipto, 6 p. m. del día anterior en Costa Rica, cuando acaba mi conversación con Angie. El pequeño Adam duerme plácidamente, mientras esta tica no deja de extrañar su amado Tilarán, su familia y los plátanos maduros.
Igual, disfruta El Cairo a más no poder, estudia el complicado idioma árabe y aprovecha cada momento disponible para estar en contacto con su familia a distancia. Adora y extraña mucho a sus papás y hermanas, pues una y otra vez lo repite, pero se conforta con saber que la apoyan, la tienen en sus oraciones y le demuestran un gran amor con solo el hecho de estar pendientes de ella.
Datos de Egipto:
Capital: El Cairo
Población: 95,6 millones (19 veces más que en Costa Rica)
Extensión territorial: 1 millón de kilómetros cuadrados (20 veces más que Costa Rica)
Moneda: Libra egipcia (1 libra egipcia equivale a ¢32).
Idioma: Árabe.
Visa: Es necesaria para ticos, pero se puede solicitar al llegar al aeropuerto de El Cairo, con un costo de $25. La recomendación es llevar el dinero completo. Se solicita antes de llegar a los puestos de migración.
Los datos anteriores corresponden a los costarricenses que reportaron a la Cancillería vivir en otra nación. No necesariamente todos los que migraron están incluidos, porque el proceso es voluntario y en algunas naciones no existen consulados de Costa Rica. Los datos de Puerto Rico corresponden a antes del paso de los huracanes Irma y María, por lo que ahora la cifra puede ser menor.
Esta es la trigésima quinta historia sobre costarricenses que dejaron su país por diferentes circunstancias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces.