Hawái, el impresionante archipiélago estadounidense en el Océano Pacífico, podría estar en la lista de deseos de viaje de muchas personas, quienes añoran disfrutar sus playas, sumergirse en sus aguas cristalinas, ver los mágicos atardeceres y pasar horas contemplando la paradisíaca vegetación, desconectados del resto del planeta.
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Allá, en ese conjunto de islas visitadas por unos siete millones de emocionados turistas al año, vive el costarricense Kevin Carrillo Quesada.
Muchos pasan horas maravillosas en Hawái; trabajan fuerte durante el año, ahorran y piden vacaciones para deleitarse entre las olas y la arena. De hecho, si es un costarricense, recibe salario por esos días de descanso.
No obstante, el panorama es muy diferente para Kevin, pues la compañía en que labora le autoriza los días libres, pero sin remuneración, algo común en algunas empresas del territorio estadounidense.
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Este es uno de los motivos por los que solo ha venido a nuestro país en unas cinco ocasiones desde que se instaló en Oahu, la isla más poblada de Hawái, con unos 976.000 habitantes de los cerca de 1,4 millones de residentes permanentes.
La última vez que disfrutó del calor de su tierra fue en enero anterior, cuando vino para festejar el cumpleaños de su mamá, Yadira Quesada Gamboa, quien lo ha visitado tres veces. Además, sus dos hermanas han ido a su casa en un par de ocasiones.
“La razón de ir poco es múltiple; lo caro es la principal y también el trabajo, porque no estoy con alguna union job (sindicato), así que no tengo vacaciones pagadas. Las union job de aquí encuentran trabajo para los que están con ellos, por ejemplo los carpinteros tienen una y se encarga de buscarles empleo y administrar parte del dinero, para que así tengan un ingreso para cuando se pensionen, para las vacaciones y los feriados. También se encargan de mantener el pago correcto para los trabajadores”.
“Con la compañía que trabajo gano mejor, así que no necesito (union job), pero al mismo tiempo si no trabajo, no hay paga”, explicó Kevin.
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El Código Laboral de Costa Rica no permite que las empresas recurran a esas prácticas, por eso, todos los asalariados tienen derecho a disfrutar vacaciones pagas, tener incapacidad en caso de enfermedad y recibir aguinaldo.
Kevin se dedica a la construcción. Sus principales tareas son pegar azulejos, labores de carpintería y, de vez en cuando, soldadura, oficio que aprendió cuando cursaba la secundaria en nuestro país.
"Mis padres tenían una pulpería y una sodita en Heredia, entonces soldaba de día y trabajaba en la sodita en la noche, vendiendo hamburguesas y tacos", recuerda entre risas.
En cuanto al precio de los boletos para pasar unos días en su amada tierra, el costo mínimo del 13 al 27 de junio próximo, para citar un ejemplo, es de $1.201, aproximadamente ¢691.800 por persona, cotizado el jueves anterior con salida desde Honolulú.
Kevin, de 43 años, nació en Nicoya, pero creció en Heredia, por lo que es un ferviente aficionado al Herediano. Lleva poco más de la mitad de su vida en ese estado de Estados Unidos, que prácticamente queda a medio camino entre ese país norteamericano y Asia.
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Dejó su patria amada cuando tenía 21 años para instalarse en ese paraíso. Lo hizo por amor, pues en nuestro país conoció a quien es su esposa, Amber, originaria de ese archipiélago.
“Ella estuvo en Costa Rica en un viaje misionero, regresó a Hawái, pero después volvió a nuestro país para estudiar español y fue cuando empezó nuestro romance, que terminó en matrimonio. La verdad no pensé en quedarme en Hawái, pero un amigo de la familia de mi esposa me ofreció trabajo y aquí estoy”, contó Kevin.
Su primer sacrificio fue dejar a sus seres amados a 7.748 kilómetros de distancia y a un vuelo de 17 horas y media (incluida escalas) que tiene un costo aproximado a los $1.036 (¢597.000), cotizado también para viajar del 13 al 27 de junio próximo. Sí, hay opción de conseguir mejores precios viajando desde el Juan Santamaría que tener Honolulú como punto de partida.
En el archipiélago no tiene familia, más allá de su esposa y sus cuatro hijos: Israel, de 20 años; Isabela, de 17; Isaiah, de 15; e Iliana, de 12. Su pariente que vive más cerca es un hermano, que está en California, a unas cinco horas en avión.
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Algo que ahora lamenta es que sus retoños no hablan español. No tenía muchas opciones, pues él debía adaptarse al inglés debido a su nueva vida en Hawái.
“Lo más difícil ha sido no enseñar español a mis hijos. En el proceso de aprender inglés lo más rápido posible para poder trabajar, y como mi esposa solo habla un poquito español, no puse atención a ese detalle, que probablemente era más importante que otros. Ellos no hablan nuestro idioma, sé que he fallado en eso, pero todavía tengo la esperanza de que lo aprendan”, reiteró.
Hay una prueba infalible del esfuerzo que ha hecho por años en cuanto al lenguaje: su acento, que delata las pocas ocasiones en que se expresa en su idioma nativo.
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Admite que al principio fue difícil acoplarse al inglés, sobre todo por la entonación.
“Aunque el español es mi primer idioma, ahora no es mi idioma principal, pues lo es el inglés. Cuando hablo español, busco palabras para describir algo y a veces no las encuentro”, confiesa.
Cuando ve a un costarricense, Kevin irradia alegría, al punto que hospedó un par de días a los integrantes de la Selección Nacional de Surf Adaptado (personas con discapacidad), que participaron en el torneo Duke’s Fest en Waikiki, un barrio de Honolulú, el año pasado.
Con orgullo dice que Costa Rica es conocida en Hawái debido al surf. “Quienes han visitado la patria me dicen ‘pura vida’”.
En sus ratos libres y junto a su esposa, ayudan a jóvenes en la iglesia a la que asisten. "Estudiamos la Biblia y aplicamos las enseñanzas a nuestro diario vivir. Todos son bienvenidos sin importar si creen o no como nosotros".
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La tarde empieza a darle campo a la noche en Hawái, los turistas han disfrutado del sol y el mar, y ahora se preparan para alguna fiesta o simplemente para cenar. En medio de eso, Kevin regresa a su casa, feliz porque verá a su esposa e hijos, y con los mejores pensamientos sobre su familia y los recuerdos de cada rincón de Costa Rica, que extraña a la distancia.
Aunque sus condiciones laborales sean distintas a las de nuestro país, adora ese archipiélago con todas sus fuerzas, pues se convirtió en su hogar, donde forja sueños y esperanzas.
Datos de Hawái
Ciudad principal: Honolulú
Población de Hawái: 1,4 millones de habitantes (3,5 veces menos que Costa Rica)
País al que pertenece: Estados Unidos
Moneda: Dólar (1 dólar equivale a ¢576)
Idioma: Inglés
Los datos anteriores corresponden a los costarricenses que reportaron a la Cancillería vivir en otra nación. No necesariamente todos los que migraron están incluidos, porque el proceso es voluntario y en algunas naciones no existen consulados de Costa Rica. Los datos de Puerto Rico corresponden a antes del paso de los huracanes Irma y María, por lo que ahora la cifra puede ser menor.
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Esta es la vigésima tercera historia sobre costarricenses que dejaron su país por diferentes circunstancias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces.