Los tailandeses pueden hacer de todo en sus automóviles mientras esperan pacientemente a que el tráfico avance; ellos tienen la virtud de no atormentarse por las presas.
Bangkok, capital de Tailandia, es la segunda con mayor congestionamiento vial del mundo, según el ranquin elaborado por Tomtom Traffic, que es una aplicación para encontrar rutas alternas con el fin de desplazarse más rápido.
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El nivel de congestionamiento en esa urbe de unos 14 millones de habitantes (casi tres veces más que en toda Costa Rica) alcanza el 61%, mientras que el escalafón lo lidera la Ciudad de México, con un 66%. Nuestro país no aparece en esta clasificación.
Ese porcentaje lo que significa es el tiempo adicional que tardan las personas en movilizarse, comparado con un día sin tanto tráfico.
Esas extenuantes presas se traducen en una larga espera para llegar al destino final, en la que se avanza a velocidades risorias.
Pese a ello, los conductores de Tailandia no se desesperan, aprovechan su tiempo en el auto y no provocan contaminación sónica con las pitoretas. Ellos tienen claro que aferrarse a la escandalosa bocina no los hará llegar más rápido, sino que solo disparará los niveles de estrés.
Así lo asegura el costarricense César Badilla Chang, quien vive en esa metrópoli desde enero del 2014.
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“El tráfico es pesado, pero aquí la gente pone direccional, todos le damos campo a la gente, generalmente nadie pita, nadie se molesta, nadie se enoja, hay muchas motos, es algo caótico, pero la paz en el manejo hace el diario vivir más tranquilo, más llevadero”, expresó.
César siempre ha estado vinculado con el sector automotriz, pues en los inicios de su carrera en Costa Rica trabajó para SAVA, distribuidor de Fiat, y luego para NASA, de Ford. Después emigró a Panamá, en el 2008, donde se vinculó al Grupo BMW, donde fue director regional de postventa. Tuvo una asignación intermedia en Beijing, China, del 2006 al 2009, como consultor para la apertura de nuevos concesionarios.
En Tailandia, es el director de postventa de la BMW AG, que es la fábrica de autos de la BMW. Su área se encarga de atención al cliente, logística, servicio técnico y repuestos, para el mercado tailandés, en el que también hay un boom por los autos nuevos.
¿Qué de lo que ha visto en Bangkok le encantaría que adoptara Costa Rica?
“La tolerancia en el manejo, nadie pita, nadie se altera a pesar del tráfico que es muy difícil”, responde César, acostumbrado a las largas filas de autos que hacen parecer las carreteras como grandes estacionamientos.
Él soporta a diario las presas, con la misma tranquilidad que lo hacen en ese país. Recorrer los 25 km hacia su trabajo o su casa le toma hasta hora y media. Esa distancia es similar a ir de Cartago a San José.
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"Muchas veces uso el BTS (metro aéreo de Bangkok), porque me encanta, es conveniente, limpio y puntual", dijo.
Hay otros detalles que también le gustaría se apliquen en nuestro país.
“Los buenos modales de la gente independientemente del estrato social de las personas. La gente no te juzga por la forma de vestir, ser o pensar, y eso es realmente único en este país”, señaló.
Él se graduó en Administración Aduanera en la Universidad de Costa Rica (UCR), Comercio Internacional en la Universidad Internacional de las Américas (UIA) y Administración de Negocios y Mercadeo en la Universidad Interamericana.
Lo más complicado para adaptarse a Tailandia no ha sido soportar las presas, sino lo que dejó en su país de origen.
“Puedo decir que el fútbol, la comida y el clima de mi querido San Pablo de Heredia, pero en realidad lo más difícil es tener a mi familia lejos, mi padre quien aún vive, y mis seis hermanos mayores (tres mujeres y tres hombres)”, contó este ferviente aficionado al Herediano.
Su padre es Francisco Badilla González, de 83 años.
Su amor por Heredia no solo se centra en San Pablo, de donde es originario, sino en el equipo de fútbol que representa a la provincia en la Primera División. “Además de mi familia, extraño ir al estadio a ver a mi glorioso Team florense, máximo en este momento en que estamos arrasando”.
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César intenta aplacar ese nostalgia con un viaje a Costa Rica cada año, aunque algunas veces se hace difícil debido a la distancia y sus obligaciones profesionales.
De hecho, necesita al menos 26 horas para llegar al país desde que aborda el avión en Bangkok, e igual cantidad de tiempo para devolverse.
“Cuando voy, siempre visito San Pablo de Heredia y Heredia. Costa Rica es muy bonito y es imposible ver mucho en una sola semana”.
Esa misma lejanía es toda una traba para que su familia lo visite, aunque sus tres hermanas, unos primos y sobrinos emprendieron el viaje para acompañarlo durante algunos días.
“Mis hermanos varones no son de viajar y me encantaría que algún día me visiten”, comentó.
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César, de 49 años, vive en Tailandia con su esposa Lizbeth Campos, quien es tica-panameña, junto a un hijo de 17 años, Carlos Andrés Badilla Campos, quien está en último año del colegio y es un apasionado del rugby, deporte que practica.
Su otro retoño, José Daniel Badilla Campos, tiene 22 años y estudia Ingeniería en Sistemas con énfasis en alemán en la Universidad de Notre Dame, Indiana, Estados Unidos.
“Cada verano viene a Tailandia… le encanta”, indicó César.
En cuanto los tailandeses se enteran de que César es de Costa Rica, confunden el país con Puerto Rico; sin embargo, con un orgullo desbordante, este tico insiste en que gracias a Keylor Navas, “todo el mundo sabe de Costa Rica pura vida”.
Los fines de semana que están libres, esta familia aprovecha para caminar por alguno de los espectaculares mercados de la ciudad.
"Siempre que puedo, me juego una ronda de golf, que es mi pasatiempo favorito. Acá en Tailandia hay más de 100 campos para este deporte".
La facilidad para conseguir muchos ingredientes que se consumen en nuestro país, les permite preparar muchos platillos ticos. "¡Claro que cocinamos gallo pinto! Siempre que se puede y con algunos amigos acá, hacemos tortillas y ceviche; incluso, tamales".
Hay una actividad más que hace César y su familia en esa nación: voluntariado. Ellos, en conjunto con la compañía en que trabaja este costarricense, llevan alimentos y hacen donativos a niños de escasos recursos económicos. También donan filtros para purificar agua en comunidades en las que ese líquido no es potable.
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Los datos anteriores corresponden a los costarricenses que reportaron a la Cancillería vivir en otra nación. No necesariamente todos los que migraron están incluidos, porque el proceso es voluntario y en algunas naciones no existen consulados de Costa Rica. Los datos de Puerto Rico eran antes del paso de los huracanes Irma y María, por lo que ahora la cifra puede ser menor.
Datos de Tailandia
Capital: Bangkok
Población: 68,8 millones (casi 14 tailandeses por cada tico)
Idioma: Tailandés
Moneda: Baht tailandés (1 bath equivale a ¢17)
Extensión territorial: 513.120 km cuadrados (10 veces Costa Rica)
Esta es parte de la serie de historias sobre costarricenses que dejaron su país por diferentes circunstancias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces.