WhatsApp, esa aplicación de mensajería omnipresente en la mayoría de nuestros celulares, nos mantiene en contacto con amigos, compañeros de trabajo y grupos de familiares llenos de memes de Piolín. Pero, mientras envía el enésimo sticker de gato, ¿alguna vez se ha preguntado cómo gana dinero esta aplicación gratuita?
No cobran por enviar mensajes, no cobran por descargas y ni siquiera piden una suscripción para su uso cotidiano. ¿Será esta la organización más caritativa del planeta?
Resumen: WhatsApp se mantiene como una aplicación gratuita porque tiene un gran número de usuarios activos y mantiene un registro de datos sobre cada uno de ellos, lo que la hace una empresa atractiva en cuestiones como publicidad, servicio al cliente, ventas y hasta pagos. Con una serie de recursos que le puede brindar a muchas empresas oportunidades para crear estrategias exitosas de negocio… Pero hay más información que eso, lea en esta columna, lo que hay “detrás del click”.
En 2014, la empresa Facebook (ahora Meta) adquirió WhatsApp por la cantidad de 19 mil millones de dólares, por una aplicación que tenía muchas carencias y, hasta ese momento, no tenía un modelo de negocios claro. El propio Mark Zuckerberg, CEO de Meta, describió la compra como algo “polémico”.
“WhatsApp solía cobrar un dólar para que las personas pudieran usar el servicio. Lo primero que hicimos cuando WhatsApp se unió a Meta fue quitar ese cobro para que más personas pudieran usarlo”, explicó Zuckerberg en el conversatorio del “Aspen Ideas Festival” de Colorado.
La realidad es que WhatsApp, como muchas otras aplicaciones ‘gratuitas’, no se sostiene con aire. Después de eliminar la tarifa de suscripción de 1 dólar al año, la plataforma necesitaba otra manera de generar ingresos. Aquí es donde entra en juego la monetización de datos. Aunque WhatsApp afirma no compartir los contenidos de los mensajes debido a su cifrado de extremo a extremo, la información sobre quién, cuándo y con qué frecuencia usted se comunica es una mina de oro.
Imagine si WhatsApp cobrara por cada mensaje enviado. Los grupos familiares se reducirían a dos o tres personas y el número de memes de ‘Buenos días’ se desplomaría. ¿El mundo sería mejor? … Quizás.
“Creemos que es importante que las personas sepan por qué es posible que WhatsApp sea gratis. Cada día, millones de personas eligen comunicarse por WhatsApp con empresas porque es más fácil que llamarlas por teléfono o intercambiar mensajes por correo electrónico. Les cobramos a las empresas (no a los usuarios) por usar WhatsApp para brindar ese servicio al cliente. Algunas funciones de compras están integradas con Facebook para que las empresas puedan administrar sus inventarios a través de las aplicaciones”. Explica la empresa en un comunicado oficial del 18 de febrero de 2021.
Ante esta explicación oficial de la empresa, puede ser que sus miedos de espionaje sobre conversaciones y stickers de mal gusto hayan disminuido (o aumentado). Sin embargo, la duda radica en cuánta privacidad estás dispuesto a renunciar por usar la aplicación de mensajes que usan sus amigos y qué alternativas pueden ofrecerle mayor seguridad.
Sabemos que nuestros datos son valiosos y que, en un mundo digitalizado, es inevitable que sean una moneda de cambio. Sin embargo, tanto en el caso de WhatsApp como en el de otras redes sociales, hay un tema de reflexión más profundo sobre cuáles son los límites y cuánta privacidad estamos dispuestos a sacrificar a cambio de los servicios de plataformas sociales que han dominado el mundo al punto de ser obligatorios para el día a día laboral o social.
Hay una frase que no viene mal recordar: “Si algo es gratis, probablemente el producto sea usted”. Bueno, digamos que lo somos. ¿Cómo nos hace sentir eso? Y más importante... ¿Qué tan protegidos y seguros nos sentimos con las aplicaciones que decidimos usar en el día a día? ¿En quién recae la responsabilidad de cuidar nuestra privacidad?
Entonces, ¿WhatsApp lee mis mensajes y ve mis memes?
Personajes como el reconocido empresario tecnológico Elon Musk, dueño de la red social X (le vamos a seguir diciendo Twitter, gracias), es uno de los célebres críticos de la app de mensajes. El 24 de mayo de este año (2024), denunció que la app exporta nuestros datos de usuario cada noche. Esta actitud es consistente con otros varios tuits, incluido uno de mayo de 2023 donde simplemente comentó: “No se puede confiar en WhatsApp”.
Las declaraciones de Musk, a su vez, fueron debatidas por el jefe de Whatsapp, Will Cathcart quien defendió que la aplicación no recopila el contenido de los mensajes de texto, aunque no se refirió a otro tipo de datos que la app sí recopila. Como se puede constatar en un apartado del extenso texto de “Condiciones y Política de privacidad” de WhatsApp dice que algunos datos recopilados son:
Ubicación del usuario y patrones de conexión
Número de teléfono asociado a la cuenta
La versión del sistema operativo, código de país y de red.
Fecha en que registro su cuenta y última vez conectado
Divulgación de información que les permita a Facebook y a sus empresas determinar si un usuario específico de WhatsApp usa también otros productos de las empresas de Facebook
*Sigue la lista*
Mejor enfoquémonos en lo que NO recopila… Según el portal web oficial de la aplicación de mensajería, WhatsApp no lee ni escucha los mensajes privados. “No mantenemos registros de los contactos a quienes cada persona llama o envía mensajes. Tampoco podemos ver las ubicaciones que compartes ni compartimos tus contactos con Facebook”, aclaró la empresa en un comunicado del 15 de enero de 2021.
“Creemos que las personas buscan aplicaciones que sean tanto confiables como seguras, incluso cuando sea necesario para ello que WhatsApp tenga acceso a cierta información limitada. Nos esforzamos en poner mucha atención a nuestras decisiones, y continuaremos desarrollando nuevas maneras de estar a la altura de nuestra responsabilidad utilizando cada vez menos datos, no más.”, agrega el documento.
¿Cómo WhatsApp monetiza con nuestros datos?
Para monetizar, WhatsApp se ha enfocado en servicios para empresas. WhatsApp Business permite a las empresas comunicarse directamente con los clientes, enviar notificaciones y brindar soporte. Estas interacciones comerciales generan ingresos mediante tarifas por mensajes. Además, la integración de WhatsApp con Facebook permite la recopilación de datos valiosos para publicidad dirigida. Porque, seamos honestos, ¿quién no disfruta de anuncios personalizados que parecen saber más de usted que usted mismo?
Para las empresas, esto representa una forma efectiva de comunicarse con los clientes, ya que la herramienta les permite dar servicios de atención al cliente, personalizar mensajes, hacer estrategias de marketing y, claro, hacer ofertas según las preferencias o comportamientos individuales, lo que hace que para muchos negocios valga la pena pagar el servicio.
Además, cabe recordar que WhatsApp opera en varios países con diferentes opciones. Por ejemplo, en países como Brasil es posible usar la opción de WhatsApp Pay, donde además de ver el catálogo de las tiendas, los clientes pueden comprar productos y enviar pagos a través de la aplicación. “Simplificar la forma de enviar pagos puede contribuir a que cada vez más empresas se unan a la economía digital y, a su vez, abrir nuevas oportunidades de crecimiento”, describe la web oficial de la aplicación.
“Para el futuro, queremos lograr que tanto personas como empresas usen la información de una misma tarjeta en toda la familia de aplicaciones de Facebook”, se lee en un comunicado oficial del 15 de junio de 2020.
Esta es la razón del gran atractivo de la aplicación y también la razón de por qué algo que pensaríamos problemático como no cobrar a los usuarios de un servicio, resultó siendo una de sus mayores fortalezas, ya que permitió incrementar la cantidad de personas utilizando la app y haciéndola completamente indispensable en sus vidas, nos creó un hábito de consumo. Nos encanta lo que parece gratis, pero no lo es, ¿cierto?
Quizás nunca se había puesto a pensar en cómo hacen estas grandes empresas para dar servicios sin un modelo de negocios obvio al público. Las hemos aceptado, sin cuestionarlas, sin pensarlas… hemos saltado directamente a su uso y ahora algunos nos preguntamos qué tan positivo es esto para nuestra privacidad y qué tan cómodos nos sentimos con el uso publicitario de nuestra información, porque, seamos honestos, probablemente usted que está leyendo este texto, tampoco leyó las condiciones que aceptó al instalar la aplicación. ¿Quién tiene tiempo para eso? De todas formas, ¿habría hecho una diferencia? Tal vez no.
Así que, la próxima vez que reciba un emoji de berenjena como respuesta en un grupo de WhatsApp, respire y recuerde: está ayudando a sostener una de las empresas más grandes del mundo. Todo sin gastar un dólar (ni un rojo). Porque, claro, ¿quién se preocupa por unos cuantos datos compartidos (o bastantes) cuando puede recibir su dosis diaria de memes y stickers? Eso lo compensa todo, ¿verdad?... probablemente no. *Enviar*