La ayahuasca es una bebida con carácter medicinal y es considerada sagrada en la parte norte de la Amazonía, en Perú, Brasil, Colombia, Bolivia y Ecuador.
El brebaje suele ser amargo y más bien de mal sabor; aunque no insoportable. Se obtiene de la cocción de dos plantas: una enredadera llamada ayahuasca (banisteriopsis caapi) y una planta denominada chacruna (psychotria viridis; esta planta contiene dimetiltriptamina --DMT--, un generador de visiones). Esta flora crece a lo largo de la Amazonía.
La bebida se utiliza desde hace siglos como un líquido visionario y sacramental en los países mencionados. Los indígenas lo beben tradicionalmente como un rito de iniciación, en fiestas especiales o antes de tomar grandes decisiones.
Aunque hay turistas que viajan a estos países e incluso a Costa Rica en plan turismo para probar el brebaje, los chamanes que lideran los ritos de consumo de la ayahuasca rechazan categóricamente que este ejercicio se haga de forma recreacional. La experiencia va mucho más allá y la presencia de un guía o chamán es vital para que todo se realice de la manera más sana posible.
Ojo: la palabra “ayahuasca” proviene del quechua y significa “liana de almas” o “liana (o enredadera) de muertos”. Quienes la prueban y experimentan sus efectos, generalmente tienen experiencias con seres pasados, ya fallecidos. De ahí que se le llame también “la planta de los muertos”. A la ayahuasca también se le conoce como “yagé”.
¿Cómo son los rituales para consumir ayahuasca?
En Latinoamérica hay cierta homogeneidad en cuanto a los rituales de consumo de ayahuasca. Palabras más palabras menos, funcionan así:
1. Selección del lugar. Yo me pongo en contacto con un hotel/hostal/resort/centro que ofrezca esta experiencia y pago el precio requerido para viajar al lugar donde me quedaré unos días o únicamente el día de la experiencia.
Tanto en la Amazonía como en Costa Rica, suelen ser hospedajes rodeados por naturaleza y siempre hay un guía o chamán que lidera la actividad. La experiencia es grupal.
2. Preparación. Varias horas antes de beber la ayahuasca, el chamán charla con el grupo (entre 5 y 20 personas, por lo general) y lo prepara para lo que sigue. Esta parte es vital porque consumir la ayahuasca es un desafío para el cerebro y la consciencia. Es menester encarar esta actividad lo más lúcido posible, sabiendo lo que implica y dispuesto a sortear los caminos que se presenten durante el rito; sean cuales sean.
El chamán charla al grupo y charla individualmente. Responde preguntas y hace preguntas; conoce a los visitantes y da consejos.
La ayahuasca no es para personas que tienen problemas de salud mental crónicos. Y tampoco se recomienda para personas que toman ciertos medicamentos. Es tarea del guía y del centro averiguar si los visitantes están en estado de salud óptimo para realizar el proceso, y también es responsabilidad de cada visitante investigar si su estado de salud es el ideal para enrumbarse en esta experiencia.
3. Ritual. Cuando las sombras tiñen el cielo hasta cobijarlo, dejando acaso una grieta para despedirse del crepúsculo, el grupo es bienvenido a beber una primera porción del brebaje.
Suele haber música de tambores y el chamán o guía canta generalmente en lenguas indígenas. La música es un acompañamiento vital, pues en momentos de alucinaciones funciona como el ancla para recordarle a la persona dónde está y cómo puede su mente regresar al círculo grupal.
Dependiendo de las personas, los efectos de la ayahuasca pueden demorar entre media hora y un hora para manifestarse. El chamán distribuye entonces otra porción de la bebida y los cantos continúan. Las personas están dispuestas en una especie de círculo pero cada una vive la experiencia de forma individual, sentadas, acostadas, de pie; como se sientan más cómodas. Los vómitos son frecuentes y también las reacciones físicas. De hecho, los chamanes advierten que es preciso liberar el cuerpo a las reacciones que surjan. Si se desea bailar, que se baile; si se desea llorar, que se llore. Todo sin alterar la experiencia de los demás.
Hay personas que guardan silencio, hay personas que ríen, hay personas que lagrimean, hay personas que se duermen. Lo que pasa en sus mentes y las visiones que ven son asuntos privados. La música es el mástil que recuerda dónde se está y por qué se observan visiones. Los participantes, casi literalmente, sueñan despiertos.
El trance puede prolongarse por algunas horas, siempre con la supervisión cercana del chamán.
Al día siguiente, cada quien puede irse a su casa, aunque hay paquetes para quedarse unos días, una semana o más tiempo en estos espacios arropados por los susurros de la natura. Son comunes también los retiros de yoga que culminan con la opción del rito de ayahuasca.
¿Qué efectos da la ayahuasca?
Los efectos de la ayahuasca tienen un denominador común, pero la trama de lo que sucede en las visiones es muy personal y cambia según cada persona. Son privadas. Y también son únicas las formas en las que cada quien reacciona a los efectos vividos.
Según Josep Lapidario, autor de un reportaje sobre la ayahuasca en la revista Jot Down tras probar la bebida, las visiones percibidas durante estos rituales suelen “actuar como metáforas o alegorías, de modo similar a como funcionan los sueños”.
El autor indica que hay patrones habituales en las visiones de ayahuasca: animales, imágenes de muerte y renacimiento, seres voladores, seres queridos difuntos. Estas visiones, describe la revista, pueden apelar a constantes universales o pueden resultar totalmente individuales y tener sentido únicamente para quien las vive.
Con o sin visiones, la ayahuasca siempre produce efectos psicológicos notorios, donde destacan los siguientes:
--Comprensión de elementos de la propia vida o de la personalidad.
--Purgación de aspectos patológicos del carácter.
--Fortalecimiento del espíritu de lucha y determinación.
Escribe Josep Lapidario que es común para las personas que beben ayahuasca experimentar una suerte de inspiración personal. De hecho, muchas personas realizan este “viaje” psicológico una sola vez en la vida, y toman decisiones importantes a partir de él. Hay otras personas que repiten la experiencia una o dos veces, pero no es común consumir ayahuasca de forma consuetudinaria.
De hecho, estudios científicos han demostrado que esta bebida no genera ningún tipo de adicción.
Y de hecho 2.0, en la ciudad de Tarapoto, Perú, hay un centro de rehabilitación de adicciones muy conocido en el mundo que usa la ayahuasca como medicina para tratar las adicciones.
Reacciones químicas en el cebrero
Como dijimos arriba, la ayahuasca contiene dimetiltriptamina (DMT). Una sustancia propia de la naturaleza e ilegal en países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Holanda; pero legal en Costa Rica, Brasil, Perú, Italia, y otros países.
¿Recuerdan que la bebida contiene la cocción de dos plantas?
La enredadera ayahuasca tiene una beta carbolina llamada harmina, explica el reportaje de Jot Down. Este actúa como inhibidor de la monoaminooxidasa (IMAO).
En la chacruna hay cantidades pequeñas de DMT, un alcaloide presente en muchas plantas y de forma endógena (por causas internas) en el cerebro de los mamíferos, apunta Jot Down.
El DMT aparentemente está relacionado con la generación de visiones durante el sueño. Según estudios primerizos, no genera este efecto por la vía oral, a menos que está acompañado por un inhibidor que impida su degradación en el sistema digestivo (la harmina, en este caso).
“Una de las plantas es la llave y la otra es la cerradura”, escribe Josep Lapidario en la revista española. “No es evidente saber cuál es el cuál, ya que el efecto de la bebida parece atribuible más a la harmina que al DMT”.
La mezcla en la bebida potencia la percepción de visiones, imágenes y sueños conscientes sin pérdida de contacto con la realidad. “La ayahuasca es el sueño hecho planta”, escribe Lapidario.
Ojo 2.0: el DMT puede ser sintetizado y fumado en pipa. Así, puede provocar alucinaciones muy poderosas por 5 o 30 minutos, pero esto ya no tiene nada que ver con la ayahuasca.
“Solo muéstrame lo que sea capaz de procesar”
Este es un relato que nos comparte María Claudia Dávila, periodista colombiana e instructora de yoga que probó la ayahuasca hace un año.
“Tomé yajé (yagé; ayahuasca) hace un año. Una muy buena amiga que llevaba un camino espiritual amplio ligado a las enseñanzas de comunidades indígenas me habló de Raúl, el taita (se les dice ‘chamanes’ en comunidades amazónicas y ‘taita’ en comunidades andinas) que dirigía las ceremonias. Lo hizo con respeto, devoción y admiración. La idea me caló. Estaba ansiosa de respuestas. Y a pesar de que me daba algo de miedo, el hecho de que ella me invitara, me hizo soltar las dudas y lanzarme a hacerlo.
“Me preparé durante dos semanas: nada de carne, nada de sexo, nada de alcohol*. Y una intención clara. La mía fue soltar ataduras y ser más libre. El día de la ceremonia nos reunimos en una finca: éramos 8 personas. Rezamos, cantamos, y tomamos otros menjurges antes del yajé. Luego, el taita que estaba lleno de collares, hacía una oración y por turnos cada persona tomaba la bebida tierrosa con sabor amargo. Yo solo pensaba en mi intención y me aferraba, como me había dicho mi amiga, a rezarle a la planta: “por favor, solo muéstrame lo que sea capaz de procesar”.
“Al poco tiempo me empecé a sentir mareada, ansiosa y con muchas ganas de vomitar. Vi al taita como un diablo y después de mucho tiempo de estar asustada, entendí que esa visión era solo un reflejo de mi mente y que mi relación con lo masculino estaba llena de rencor y de miedo. Acto seguido al entendimiento: vomité como una llave sin filtro. Todo se hizo más tranquilo, más liviano. No pude hablar durante un buen tiempo. Seguía procesándolo todo. Se hizo de día y yo seguía sin pronunciar palabra, pero con la seguridad de que eso, tal vez, me haría algo más libre”.
*: es recomendado no tomar alcohol, no comer carnes ni comidas pesadas y no tener relaciones sexuales en los días previos a tomar ayahuasca. Esto para tener más energía y para evitar que el brebaje caiga mal (o peor) en el organismo.
¿Dónde puedo probarla?
En el artículo de Jot Down, el autor la probó en España. Y un amigo mío periodista la probó en California, en un centro un poquito clandestino (la ayahuasca es ilegal en Estados Unidos). En Costa Rica es legal y abundan lugares que ofrecen esta experiencia.
Quizás lo más recomendado es que los rituales de consumo de esta bebida se realicen en la Amazonía, donde los guías del proceso tienen una experiencia de décadas con el producto natural.
Aquí hay una lista de lugares en la Amazonía de varios países donde se puede probar la ayahuasca en retiros de 7 días.
--Iquitos. Loreto, en Perú (desde $1.550 por persona)
--Písac. Calca, Perú (desde $1.600 por persona)
--Selva amazónica. Colombia (desde $200 por persona por un día hasta $600 por persona por 6 días)
--Piracanga, Bahía, Brazil (desde $940 por persona)
Y bueno, Costa Rica se ha convertido en los últimos años en una suerte de hub mundial para ritos de ayahuasca. Aquí que te damos el contacto de algunos lugares para que te programés con madurez y seriedad en caso de que querás vivir esta vivencia espiritual.
--Puriscal, Costa Rica (desde $1.625 por persona con dos ritos de ayahuasca)
--Pérez Zeledón, Costa Rica (desde $2.100 por persona)
--Y estas 16 opciones ticas con todo tipo de precios (hay ofertas por cientos de dólares y también hay acomodos que sobrepasan los $2.500)
Hacemos hincapié en la seriedad que requiere tomar la decisión de probarla, porque estos ritos se han relacionado con malas experiencias y hasta con muertes (el medio ABC de Australia relaciona 5 muertes desde 2015 con ritos de ayahuasca, pero no en todos los casos tiene que ver con el consumo de la bebida).
Dejamos estos links en español e inglés sobre personas que han experimentado y escrito sobre la ayahuasca, para que te hagás una mejor idea sobre lo que implica tomar este brebaje:
--Mi experiencia con ayahuasca
--Relato de mi primera experiencia con la Madre Ayahuasca
--The brutal mirror, what the psychedelic drug ayahuasca showed me about my life
--5 Things I Wish Someone Told Me Before My First Ayahuasca Experience
--My Ayahuasca Journey — A Life Changing Experience In South Africa