La brecha salarial entre hombres y mujeres en Costa Rica es del 11%. Esto quiere decir que las mujeres ganan 11% menos por hacer el mismo trabajo. Ganan menos solo por ser mujeres. En algunos países, una licencia de paternidad igualitaria ha ayudado grandemente a solucionar el problema. ¿Puede suceder lo mismo en nuestro país?
La brecha salarial entre hombres y mujeres es un problema mundial, que aqueja más a unos países que a otros, y que en el hemisferio occidental se ha venido reduciendo en las últimas décadas, pero continúa siendo importante. Sobre todo en algunos trabajos o sectores laborales específicos. Por ejemplo, la disparidad no es grande entre hombres y mujeres científicas, pero sí es muy grande entre hombres y mujeres abogadas.
La realidad es que no hay un solo país del mundo donde las mujeres perciban el mismo salario que los hombres, en promedio, por realizar las mismas tareas.
Pero la brecha de salarios no lo es todo. (De hecho, Costa Rica tiene una brecha salarial entre hombres y mujeres mejor que el promedio de la Unión Europea: 15%). También hay que analizar la brecha global de género 2021, calculada anualmente por el Foro Económico Mundial, que estudia a 156 países cada año.
Este es un indicador que revela cuántas probabilidades tienen las mujeres de acceder a las mismas oportunidades que los hombres durante sus vidas. Se calcula en base a cuatro aristas de oportunidades: políticas, económicas, de salud y educativas.
Costa Rica ocupa el puesto #15 mundial, lo que está muy bien. Su puntaje es de 0,786. O sea que las mujeres tienen un 21% menos de probabilidades que los hombres de tener las mismas oportunidades.
Pero el indicador tico se ‘desploma’ en la parte de oportunidades económicas, con un puntaje de 0,624. O sea que las mujeres tienen un 38% menos de probabilidades que los hombres de tener las mismas oportunidades económicas.
El Foro Económico Mundial ubica al país en la posición #110 (de 156 naciones estudiadas) en la participación y oportunidades económicas de las mujeres.
Costa Rica está en el cuarto puesto de los países de América Latina y el Caribe en cuanto a las menores tasas de participación económica de las mujeres, detrás de Guatemala, México y Honduras. En la OCDE, Costa Rica es el antepenúltimo en este rubro, superando solo a México y a Turquía (2018).
Según datos oficiales, la tasa de participación económica se divide así en Costa Rica:
--Hombres: 74,3%
--Mujeres: 47,8%
Como se indica oficialmente en el documento de 2021 “Iniciativa de Paridad de Género Costa Rica”, estos datos contrastan totalmente con el nivel de mayor calificación académica de las mujeres. Ojo con las siguientes estadísticas del Cepal/Celade de 2018:
--Hay 123 mujeres por cada 100 hombres matriculados en las universidades.
--Hay 170 mujeres por cada 100 hombres egresados de las universidades.
O sea que algo pasa una vez que hombres y mujeres salen de la U: se contratan a muchos más hombres que mujeres. Y se les paga más a ellos que a ellas.
En 2018, 1.130.550 mujeres no participaban en la actividad económica estando en edad de hacerlo. En hombres, esta cifra era de 517.182 ese año.
“El principal motivo entre las mujeres de encontrarse fuera de la actividad económica son las responsabilidades familiares y las obligaciones en el hogar. (...) El número de hijos en el hogar es el principal factor que limita la participación de las mujeres en el mercado de trabajo. En cambio, para los hombres, convivir con hijos tiene el efecto contrario: favorece su participación en el mercado laboral. Se calcula que 3 de cada 4 mujeres preferirían trabajar en lugar de dedicarse exclusivamente a las actividades familiares”.
El párrafo anterior se detalla en el estudio “Iniciativa de Paridad de Género Costa Rica”, un esfuerzo público privado con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Foro Económico Mundial, la Academia Francesa del Desarrollo y el Gobierno de Costa Rica.
¿Cómo se explican las brechas entre hombres y mujeres?
En cuanto a los salarios para hombres y mujeres que sí trabajan, no existe una razón objetiva para explicar la discriminación salarial de género, o brecha salarial. Tampoco existe una razón objetiva para explicar que haya muchas menos mujeres en los sectores laborales de mayor dinamismo o crecimiento. Todo se debe a cuestiones discriminatorias socioculturales e históricas.
El documento mencionado expone los siguientes datos:
--76% de las mujeres trabajadoras se concentran en sectores de menor dinamismo.
--54% de los hombres trabajadores se concentran en sectores de menor dinamismo.
--10% de las mujeres trabajadoras se encuentran ocupadas en actividades económicas de mayor crecimiento en el país.
--25% de los hombres trabajadores se encuentran ocupados en actividades económicas de mayor crecimiento en el país.
(Estas actividades son las que han crecido más que el Producto Interno Bruto, PIB, entre los años 2000 y 2018. Son: Información y comunicaciones; actividades profesionales, científicas, técnicas, administrativas y de servicios; actividades financieras y de seguros; transporte y almacenamiento; construcción).
--35% de las mujeres trabajadoras están en actividades que más ingreso aportan a la economía nacional.
--68% de los hombres trabajadores están en actividades que más ingreso aportan a la economía nacional.
(Estas actividades son: comercio, manufactura, agropecuario, construcción, servicios administrativos, transporte y almacenamiento).
Además de todas estas disparidades, y como vimos al inicio, en Costa Rica las mujeres perciben 11% menos salario que los hombres que realizan exactamente la misma labor. Esto en el mercado laboral tico.
“Cuando vas a las tiendas, no hay descuento por ser mujer. Tenemos que pagar lo mismo que todas las personas. Eso sale de nuestro ingreso familiar”, ha dicho al respecto Hilary Clinton, excandidata presidencial de Estados Unidos y exsecretaria de Estado.
--En cuanto a ingreso promedio por hora, las brechas entre 2011 y 2017 se sitúan en 12,45% (las mujeres ganan 12,45% menos que los hombres por hora).
--Los datos oficiales arrojan que los niveles salariales más bajos están en el sector privado.
--Las mujeres emprendedoras perciben un 38,2% menos ingresos que los hombres en esos trabajos, mientras que las empleadoras perciben un 26% menos que los hombres.
Y los datos siguen y siguen. Podés consultarlos todos aquí: datos más actuales de desigualdad laboral de género en Costa Rica.
¿Por qué pasa esto? Más cuando sabemos que también son más las mujeres mejor calificadas que los hombres. Son más las que se gradúan de las universidades.
Las razones son históricas, sociales y culturales: las mujeres, además de sus trabajos remunerados, están desproporcionadamente a cargo del trabajo no remunerado doméstico (cuido familiar y de hijos, limpieza, alimentación, etc.).
Hay un marcado desequilibrio en la distribución del trabajo de cuidado no remunerado. Cargas desproporcionadas de trabajo que soportan las mujeres.
Según datos del INEC (2019), las mujeres promedian 36 horas de trabajo no remunerado por semana, contra apenas 13 horas semanales de los hombres.
De acuerdo con el informe “Iniciativa de Paridad de Género Costa Rica”, mucho se debe a una “cultura basada en roles y estereotipos tradicionales de género”.
“(Hay una) cultura y mentalidad empresariales sesgadas en torno a la visión del rol reproductivo de las mujeres y sus capacidades y compromisos. (...) Identidades ‘masculinas’ y ‘femeninas’ construidas bajo el paradigma de los roles diferenciados. Identidad laboral y profesional de las mujeres no tan lineal como la de los varones, oscilaciones continuas entre lo profesional, personal y familiar”, cita el documento.
Volviendo a los salarios, la brecha salarial mundial era mucho mayor hace décadas. En Estados Unidos, actualmente, las mujeres ganan $0,84 por cada $1 que gana un hombre. Pero entre los años 60 y 80, la disparidad era $0.6 para la mujer por cada $1 de hombre. Por el mismo trabajo.
Como detalla un corto documental de Vox Media sobre el tema, “en 50 años, muchos de los factores que crearon las brechas salariales se redujeron. Excepto por uno: las mujeres deben criar a los niños”.
“Lo que ha permanecido es que las mujeres dan a luz. Y se supone que sean las cuidadoras primarias. (...) Incluso al convertirse en médicas, abogadas y jefas de Estado, la expectativa popular de la sociedad siguió siendo de que deberían hacer la mayor parte de la crianza”.
En Estados Unidos, aproximadamente el 16% de las personas considera que las mujeres madres de hijos con edades entre los 0 y 5 años deben trabajar a tiempo completo. Pero 70% piensa que los padres de hijos con las mismas edades deben trabajar a tiempo completo.
¿Cómo se puede solucionar esto?
Ningún país lo ha solucionado del todo. Pero hay casos de estudio que valen la pena tomar en cuenta.
Las tareas de crianza de bebés, que relegan a las madres a quedarse en casa, mientras los hombres progresan en sus carreras, no explican toda la brecha salarial de género ni la brecha global de género, pero sí explican una parte.
Tomando en cuenta que existen esas expectativas en la sociedad y en las empresas, estas últimas prefieren emplear a hombres porque estos tienen más tiempo disponible para trabajar más horas, y además se estima que no estarán pensando en el hogar durante las horas laborales.
Además, contratar a mujeres implica la posibilidad de que tengan hijos y haya que darles el permiso de maternidad.
En Costa Rica, este permiso es de cuatro meses para la madre: un mes preparto y tres meses postparto.
Los padres, en cambio, se van solo un par de días o una semana, tanto en el sector público como en el privado.
(Esto es considerado totalmente injusto por muchas personas, porque la vida con un nacimiento en la familia cambia drásticamente para ambos: tanto la madre como el padre, pero con la ley actual únicamente la madre puede asimilar y atender el cambio con un permiso laboral).
Este aspecto, el permiso laboral por maternidad, ni siquiera se tomaría en cuenta a la hora de contratar si la ley fuera igualitaria.
Es lo que pasó en Islandia.
Entre los años 60 y 70, en Islandia también existían profundas brechas salariales entre hombres y mujeres. Entonces, la brecha salarial era similar a la estadounidense de la misma época: una mujer ganaba alrededor de $0,60 por cada $1 de hombre.
Pero esta realidad comenzó a cambiar durante los años 70, con huelgas de mujeres por mayor equidad de salarios, bajo la famosa consigna: “¡Pago igualitario por trabajo igualitario!”
En 1980, Islandia eligió a la primera mujer presidenta elegida vía sufragio universal en el mundo: Vigdís Finnbogadóttir.
Las leyes laborales fueron evolucionando y tuvieron un cambio drástico en el nuevo milenio: este país insular nórdico fue de los primeros en establecer permisos de paternidad similares a los de las madres. Se creó un permiso laboral por paternidad bajo la modalidad de “o lo tomas o lo dejas”. Así se incentivó a los hombres a decir “claro que lo tomo”. De la noche a la mañana, los padres también se quedaban en casa cuidando a sus bebés.
Esa ley fue aprobada en el año 2000. Desde entonces, se espera que un hombre joven que empieza a trabajar, también saque su permiso de paternidad al igual que las madres. Y esto pone a ambos en una situación de igualdad al menos en ese tema. Ya no hay discriminación a la hora de contratar, al menos por esa razón.
En 2021 la cosa está así en Islandia:
--La pareja recibe 12 meses de permiso pagado por maternidad y paternidad.
--El padre recibe 6 meses y la madre 6 meses. Pueden transferirse un mes de permiso de una persona a la otra. La pareja puede negociar cuándo usa sus 12 meses siempre y cuando el bebé no cumpla los 18 meses de edad. El beneficio caduca después de esa fecha.
--Además de ese permiso pagado, que incentiva a los padres a realizar labores de crianza que en Costa Rica y Estados Unidos se le atribuyen a las mujeres, hay derecho a un permiso adicional de hasta 13 semanas consecutivas no pagadas. Esto hasta que el hijo o hija cumpla los 8 años de edad.
--Este permiso adicional no es pagado, pero garantiza más tiempo para labores de cuido para padre y madre, mientras se mantiene el puesto laboral intacto.
En el año 2004, la brecha salarial de Islandia estaba así:
Las mujeres percibían $0,81 por cada $1 que percibían los hombres por el mismo trabajo.
En 2021, la brecha salarial de Islandia está así:
Las mujeres perciben $0,91 por cada $1 que perciben los hombres por el mismo trabajo.
La brecha se logró reducir grandemente, y según la actual primera ministra, Katrín Jakobsdóttir, el permiso de paternidad tuvo mucho que ver.
“La ley de paternidad ha creado un cambio en la cultura masculina de Islandia. Una diferencia muy positiva. Esto crea un cambio tanto en casa como en el mercado laboral. A la hora de contratar a alguien, la empresa espera que tanto el hombre como la mujer tomen sus licencias”, dice Jakobsdóttir a Vox Media.
Pero como decíamos al inicio, no hay que analizar únicamente el salario, sino también las oportunidades políticas, de salud y educativas de las mujeres, además de las económicas. O sea, hay que ver también la brecha global de género del Foro Económico Mundial.
En 2006 Islandia tenía una brecha global de género similar a la de Costa Rica de 2021: 0,781 (las mujeres tenían un 22% menos de probabilidades que los hombres de tener las mismas oportunidades).
En 2021, el índice de Islandia es de 0,892 (las mujeres tienen un 11% menos de probabilidades que los hombres de tener las mismas oportunidades). Islandia ocupa el puesto #1 en el mundo, de 156 países.
Además de Islandia, Noruega, Finlandia y Alemania también tienen permisos de paternidad mucho más generosos que en el resto del mundo. Y así es como aparecen en el índice del Foro Económico Mundial:
--Finlandia: 0,861 | #2 mundial. (Las mujeres tienen un 14% menos de probabilidades que los hombres de tener las mismas oportunidades)
--Noruega: 0,849 | #3 mundial. (Las mujeres tienen un 15% menos de probabilidades que los hombres de tener las mismas oportunidades)
--Alemania: 0,796 | #11 mundial. (Las mujeres tienen un 20% menos de probabilidades que los hombres de tener las mismas oportunidades)
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