Un alto político de Estados Unidos, el senador Marco Rubio, ha dado indicios de cómo podría ser el final de Nicolás Maduro.
Según Rubio, el final del mandatario podría parecerse al de Manuel Noriega, Muamar el Gadafi o Nicolae Ceaușescu.
Aquí te contamos cómo terminaron estos antiguos líderes de Panamá, Libia y Rumania, y qué tuvo que ver Estados Unidos en esos finales abruptos de políticos descritos casi siempre como dictadores.
Suave… Necesito contexto
Así se han dado los hechos:
Sábado 23 de febrero: el régimen de Nicolás Maduro no permitió la entrada de ayuda humanitaria al país y hasta quemó camiones con alimentos y medicina. También reprimió con brutalidad a los manifestantes. Murieron dos personas y 31 fueron heridas.
Domingo 24 de febrero: El senador de Florida y exvocero de la Cámara de Representantes, Marco Rubio, tuitéo fotografías del antes y después de las capturas de antiguos hombres fuertes de Panamá, Libia y Rumania: Noriega, Gadafi y Ceaușescu, respectivamente.
Rubio solo tuiteó fotos, sin comentar nada. Puso una foto de Gadafi meses antes de morir y bien vestido, y una foto de Gadafi a punto de desaparecer a manos de rebeldes en la ciudad de Misrata. Hizo lo mismo con los otros.
Estos tres tuits fueron escogidos con cautela. Marco Rubio o su equipo de comunicación buscó las imágenes con pinzas y las publicó justo el día después que las fuerzas armadas de Nicolás Maduro rechazaron la ayuda humanitaria que provenía mayoritariamente de Estados Unidos.
Lunes 25 de febrero: 11 miembros del Grupo de Lima --un cuerpo multinacional de países latinoamericanos que buscan una salida a la crisis de Venezuela--, firmaron una declaración exigiendo la salida inmediata de Nicolás Maduro y el “cese de la usurpación”.
Volviendo a Marco Rubio, su mensaje no es demasiado explícito pero tampoco está cifrado. O sea: no es oficial, pero sí da indicios de que una de las opciones que se cuecen en Washington para acabar con el chavismo es un ataque militar.
Recordemos que el mismo Rubio pero también el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, han dicho que “todas las opciones están sobre la mesa” en relación con la salida de Maduro del poder.
Exploremos entonces cómo fue el final de Noriega, de Gadafi y de Ceaușescu a los que Marco Rubio hace referencia en tiempos de Maduro.
Pero antes… ¿Quién era Marco Rubio?
Junto a Ted Cruz y Robert Menéndez, Marco Rubio es uno de los tres senadores con raíces cubanas que hay en Estados Unidos.
Rubio es hijo de padres cubanos que huyeron de la Isla a Florida tres años antes del triunfo de la revolución castrista.
Además de senador republicano por el estado de Florida, es uno de los líderes de la gestión de políticas para Latinoamérica en la administración de Donald Trump. Rubio funge como cabeza del Subcomité para Asuntos del Hemisferio Oeste del Senado.
Es por eso que sus tuits cobran fuerza, porque no son publicaciones de un improvisado.
De hecho, usuarios en Twitter le piden a la red social que quite estas publicaciones por encontrarlas como amenazas directas a la vida de Nicolás Maduro.
Invasión a Panamá y Heavy Metal
Manuel Noriega fue un político y militar panameño que gobernó su país entre 1983 y 1989.
Estos seis años fueron marcados por represión a los medios de comunicación, expansión del ejército, persecución de líderes políticos opositores, tortura, muertes, desapariciones, y control de resultados electorales.
Los desencuentros entre Estados Unidos y Noriega se agudizaron en 1987 y se enrumbaron hacia 1989 en efecto bola de nieve. Por entonces, la relación entre ciudad de Panamá y Washington era insostenible.
En esos años, la presencia estadounidense en Panamá era mayor. Había unos 20.000 soldados, varias bases militares y el Canal de Panamá era todavía administrado por Estados Unidos (pasó a manos panameñas en 1999 según lo acordado en el Pacto Torrijos-Carter).
El 20 de diciembre de 1989, un contingente aéreo de Estados Unidos invadió Panamá con el objetivo de remover del poder a Manuel Noriega e instaurar como presidente a Guillermo Endara.
Estados Unidos usó aviones caza F 117-A (llamado avión ‘invisible’), helicópteros Apaches y Halcón Negro. Estrenó chalecos y cascos antibalas y desplegó vehículos Hummer de guerra. El equipo iba acompañado por más de 26.000 soldados, entre los cuales 19.000 ya estaban en territorio panameño.
La operación duró un mes, una semana y 4 días, y fue letal. Las Fuerzas de Defensa leales a Noriega dieron batalla con aproximadamente 20.000 efectivos, de los cuales murieron aproximadamente 300 y fueron capturados unos 1.900. 23 soldados norteamericanos perdieron la vida y entre 200 y 500 civiles inocentes murieron durante los enfrentamientos. Los daños materiales fueron incontables, producto de varios días de una guerra urbana que violó numerosos estatutos internacionales.
Manuel Noriega se refugió al quinto día de la invasión en la embajada del Vaticano en Panamá: la nunciatura apostólica. Los soldados estadounidenses no forzaron la entrada a ese edificio pero atacaron al líder político por 10 días con expertos en guerra psicológica. Pusieron música rock de Metallica o AC/DC a niveles ensordecedores, sobrevolaron la nunciatura con helicópteros de guerra y negociaron a través de José Sebastián Laboa, el nuncio español en Panamá.
El 3 de enero de 1990 Noriega se entregó uniformado en la puerta de la nunciatura y fue capturado como prisionero de guerra.
El comandante Noriega pasó 17 años en una prisión federal de Miami condenado por tráfico de drogas, lavado de dinero y vínculos con crimen organizado. En 2011 fue enviado a Panamá donde fue condenado a 60 años por asesinatos y desapariciones durante su régimen. En 2017 le fue otorgada la prisión domiciliaria por el descubrimiento de un tumor cerebral. Murió a los días con 83 años de edad luego de una complicación por extirparle el tumor.
A finales del año pasado la CIDH pidió a Estados Unidos indemnizar a víctimas de invasión a Panamá.
Podés leer más sobre la invasión aquí: Análisis de la vida política de Manuel Noriega
Gadafi torturado y linchado en público
El coronel Muamar el Gadafi fue un revolucionario, teórico político, militar y político libio que gobernó su país por 42 años, entre 1969 y 2011.
Gadafi nacionalizó la fortísima industria petrolera de su país mediterráneo y con las altas ganancias para el Estado financió revoluciones y protestas en todo el mundo. Fue amigo y patrocinador de Daniel Ortega y fue cercano a Hugo Chávez Frías. En los años 70 inyectó fuertes cantidades de dinero a su ejército libio y a programas de ayuda social, en salud pública y en educación.
El hombre fuerte del norte de África, asesinado en 2011, sigue siendo una figura que divide opiniones. Unos lo consideran un gran líder político para su país, mientras que otros lo acusan de haber sido un dictador que gobernó despóticamente una nación con muchos recursos fósiles.
Gadafi fue víctima de la ola de protestas en países norteafricanos y de Medio Oriente llamada Primavera Árabe.
En 2011, al este de Libia, protestas civiles convocadas principalmente a través de Facebook se opusieron a la corrupción y a los bajos niveles de vida. Los enfrentamientos entre autoridades y civiles escalaron a guerra civil y la OTAN --con gran iniciativa de Estados Unidos-- tomó partido militarmente al lado del recién formado Consejo Nacional de Transición (CNT) de Libia, con sede primaria en la ciudad de Bengasi y una milicia a sus órdenes.
Para octubre de 2011, la capital Trípoli estaba en poder del CNT y su milicia. Gadafi buscó refugio en su ciudad natal: Sirte. Allí fue alcanzado por milicianos mientras iba en un convoy a la salida de Sirte y murió a mano de ellos varios minutos después de su captura. Su cuerpo presentó heridas de bala en su estómago y en su cabeza.
Los rebeldes de la CNT grabaron videos con sus celulares para registrar los últimos minutos de su antiguo mandatario. Un video incluso muestra cómo un miliciano sodomiza a Gadafi con un tubo oscuro. Luego de exhibirlo vivo, burlarse de él y grabar su muerte, el cadáver de Gadafi fue llevado a la ciudad de Misrata y fue exhibido por al menos cuatro días, en medio del júbilo de combatientes y detractores de su gobierno. Sus últimas palabras fueron: “¿Yo qué te hice?”
Podés leer más sobre la muerte de Gadafi aquí: la muerte minuto a minuto
Ceaușescu asfixiado, capturado, juzgado y fusilado
Nicolae Ceaușescu fue un político comunista rumano. Ocupó el cargo de jefe de Estado de Rumania entre 1967 y 1989, por 22 años.
A pesar de darle a la Rumania comunista un corto período de estabilidad en el primer año de su mandato, el gobierno de Ceaușescu se volvió rápidamente intransigente a opiniones diferentes a las del mandatario. Muchos le consideran el régimen más represivo de Europa del Este en el siglo XX. Comandaba una policía secreta experta en vigilar a masas y desarrolló un culto a su personalidad al mejor estilo de Hitler y Stalin. Su esposa, Elena Ceaușescu, fungió como primera ministra del país y ambos fueron conocidos también por sus excesos y ostentación de lujos desproporcionados con la realidad de los demás rumanos.
En los años 80 la economía de Rumania se deterioró sobremanera y cientos de productos básicos escasearon. Se racionó duramente el agua, la comida, el aceite, la electricidad, la calefacción, la medicina y otras necesidades primarias. En diciembre de 1989, movimientos anticomunistas reunieron a cientos de manifestantes en Timisoara, una ciudad al oeste de Rumania.
Ceaușescu temía que los manifestantes se abrieran camino hasta la capital, Bucarest, y mandó a las fuerzas armadas a dispararles. El 17 de diciembre de 1989 hubo cientos de muertos y heridos. Cuando se supo que Nicolae Ceaușescu había dado la orden, las manifestaciones estallaron en todo el país.
Para el 25 de diciembre del mismo año, Nicolae y Elena Ceaușescu se resguardaban en la pequeña ciudad de Targoviste pero fueron encontrados por sus antiguas fuerzas armadas, que cambiaron de bando y se unieron al Frente de Salvación Nacional, que reunía a los líderes de las manifestaciones en todo el país.
A los mesiánicos Ceaușescu les hicieron un juicio exprés, los encontraron culpables de genocidio y de socavar la economía del país, y los fusilaron a plena luz del día filmando el acontecimiento para la televisión. Elena murió humillada, atada de manos, implorando a los soldados: “Hijos míos, yo los he criado. No me aten, no me aten”.
A diferencia de Noriega y Gadafi, Estados Unidos no tuvo que ver con el final de los Ceaușescu.
Podés leer más sobre la captura de estos líderes rumanos aquí: La última cacería de los Ceaușescu