Los enfrentamientos entre israelíes y palestinos hacen parte de uno de los capítulos de la historia contemporánea más controversiales y más difíciles de comprender.
En esta publicación iremos paso a paso, detallando eventos históricos que ayudan a contextualizar lo que ocurre en la actualidad: una nueva escalada de enfrentamientos armados, que han dejado más de 100 muertes y cerca de 600 heridos.
Al final de esta lectura, entenderemos también por qué es tan complicado pensar en una salida a mediano o largo plazo de este conflicto.
Ojo: la palabra ‘conflicto’ sí puede usarse para describir las luchas entre Israel y Palestina, ya que el vocablo significa: ‘combate, lucha, pelea / enfrentamiento armado’. (Su etimología puede traducirse a “golpe entre varios”).
A tener en cuenta: aunque israelíes (judíos mayoritariamente) y palestinos (musulmanes mayoritariamente) practican religiones diferentes, el conflicto actual no responde realmente a una lucha religiosa. Ningún bando trata de imponer su teología sobre el otro. Lo que hay, técnicamente, es una disputa territorial: dos pueblos que reclaman un mismo territorio.
Este territorio, situado en Oriente Medio entre el mar Mediterráneo y el río Jordán (oeste a este), y entre el río Litani y el Néguev (norte a sur), ha tenido múltiples nombres a lo largo de la historia, entre los que encontramos:
--Tierra Santa (aparece así en múltiples textos religiosos, incluida La Biblia cristiana -- esta región es triplemente santa: lo es para el cristianismo, el islamismo y el judaísmo).
--Región Palestina (nombrada así desde hace milenios, y llamada de esa forma por personajes como el emperador Adriano, de Roma, en el año 135 dC. Su origen proviene de “filisteo”, un pueblo del período Bronce Reciente, que ocupó el territorio actualmente conocido como la Franja de Gaza).
--Israel (derivado de Eretz Yisra’el, un término empleado en las tradiciones judía y cristiana para referirse a los antiguos reinos de Judá y reino de Israel. A partir de 1948, en esta región se encuentra el Estado de Israel que conocemos).
Históricamente, en estas tierras han vivido, en diferentes momentos y de forma simultánea, poblaciones musulmanas, cristianas y judías (en menor número).
A tener en cuenta también: el conflicto entre Israel y Palestina no data de hace “miles de años”, como se puede leer en algunos lugares, o como se cree frecuentemente. De hecho, las razones tras las disputas pueden rastrearse en poco más de 100 años, como veremos a continuación.
Es decir: los pueblos en disputa, y sobre todo el Ejército de Israel y los grupos paramilitares palestinos, poco tienen que ver con los acontecimientos de milenios anteriores. Y mucho tienen que ver con los hechos posteriores a la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Bien, mucha introducción. Comencemos.
LEA MÁS: Bombardeo de Israel destruye oficinas de medios internacionales en Gaza
Finales del siglo XIX: el sionismo y la búsqueda de un Estado para los judíos
En las últimas décadas del siglo XIX, Europa y el mundo occidental viven lo que podemos llamar un “auge de los nacionalismos”. Alemania e Italia unifican sus territorios alrededor de 1870, por ejemplo, y en muchos pueblos germinan ideas nacionalistas. Lo que se busca, o se comienza a buscar, es la idea de que un pueblo debe tener un Estado.
Aunado a un despliegue paulatino de antisemitismos por toda Europa (odio o violencia hacia los judíos), en estas décadas nace también un movimiento nacionalista entre el judaísmo: el sionismo.
El sionismo es una ideología o movimiento nacionalista que propone el establecimiento de un Estado independiente para el pueblo judío. Hacia finales del siglo XIX, cientos de miles de judíos están dispersos en varios países de Europa, pero también hay miles que viven en la región palestina.
Los responsables del movimiento sionista estudian lugares en diferentes partes del mundo para establecer su Estado. Se valoran estos territorios:
--Uganda
--Argentina
--Birobidzhan, en la frontera entre Rusia y China
--Tierra Santa o la región palestina
Para entonces, la región palestina no contaba con límites geográficos establecidos, sino que hacía parte del Imperio Otomano; musulmán.
Para la fundación de un futuro estado judío, el sionismo elige la región palestina, donde miles de judíos emigran desde hace años para huir del antisemitismo europeo. No obstante, aunque hay presencia judía, la gran mayoría de los habitantes de esta región son musulmanes.
Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el Mandato Británico de Palestina
Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano desaparece, y los vencedores se reparten sus territorios. Gran Bretaña pasa entonces a administrar la región palestina, que se rebautiza oficialmente como Mandato Británico de Palestina.
En esos años, Gran Bretaña da un paso clave: la Declaración de Balfour, donde el país declara públicamente su apoyo para el establecimiento futuro de un “hogar nacional” para el pueblo judío en la región palestina.
La declaración aparece en una carta hecha pública por el ministro de Relaciones Exteriores, Arthur James Balfour, dirigida al barón Lionel Walter Rothschild, un líder judío en Gran Bretaña.
Ojo: la declaración hace énfasis en que el nuevo Estado no puede hacer nada para perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías de la región palestina.
Pero pasan los años y la creación del Estado judío no se concreta.
Entre las décadas de 1920 y 1930, miles de judíos continúan migrando a Tierra Santa y se instalan en la región administrada por Gran Bretaña.
Estas oleadas migrantes, en parte supervisadas por las autoridades del Mandato, y en parte clandestinas, generan disgusto entre la población árabe, que ve su territorio reducido o que es obligada a convivir con nuevos conciudadanos.
Poco a poco, se forman grupos armados judíos para luchar contra las mismas autoridades británicas y contra las poblaciones musulmanas.
Segunda Guerra Mundial (1939-1945), éxodo masivo y la decisión de la ONU
El punto crítico del antisemitismo europeo se despliega durante la Segunda Guerra Mundial, por parte de la Alemania Nazi: el Holocausto.
Historiadores estiman que el gobierno liderado por Adolf Hitler asesinó sistemáticamente a unos 5 millones de judíos. Este genocidio se conoce en hebreo como la ‘Shoa’ (la ‘catástrofe’).
Para no morir en campos de concentración o de exterminación, cientos de miles de judíos se ven obligados a exiliarse por el mundo, en caravanas que suponen un éxodo masivo. Se calcula que unos 600.000 lo hicieron con dirección a la región palestina.
Este aumento drástico de la población judía los convierte en aproximadamente la mitad de la población musulmana de la región. Y las tensiones entre ambos grupos se acrecentan.
Grupos de árabes musulmanes, de hecho, quieren su emancipación del Mandato Británico, para controlar lo que ven como sus propias tierras. Al mismo tiempo, se desarrolla una identidad como palestinos, más que simplemente de árabes que viven en la zona.
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, estas tensiones, traducidas en ataques esporádicos y presión contra las autoridades de Gran Bretaña, hacen que Londres ceda el control del Mandato Británico de Palestina a un grupo de países recién creado: la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En 1947, la ONU propone un plan que tiene estrecho vínculo con la actualidad: el Plan de Partición. El territorio palestino sería dividido en dos Estados independientes: uno judío y otro árabe.
Como muestra este mapa realizado por la British Broadcast Corporation (BBC), según los datos históricos, lo celeste sería Israel y lo rojo sería Palestina. Jerusalén, capital de ambos Estados y lugar triplemente santo, sería territorio internacional, con presencia de ambos pueblos.
Para la ONU, esta era una solución factible para judíos y para árabes musulmanes, pero estos últimos no aceptaron, y el plan nunca se implementó.
Para los árabes musulmanes que llevaban siglos viviendo como el grupo mayoritario de la región palestina, la llegada masiva de judíos y el Plan de Partición de la ONU era una especie de invasión que les quitaría miles de kilómetros cuadrados de una tierra que veían como suya.
Viendo el mapa fraccionado que propuso la ONU, no es difícil entender por qué estaba condenado al fracaso. Un fracaso que no se hizo esperar, y que ha permanecido hasta hoy.
Como recién vimos, Londres cede el territorio palestino a la ONU para que logre arreglar las tensiones. Pero lo propuesto no se ejecuta, y ambos pueblos viven en una nebulosa política.
En este contexto, el 14 de mayo de 1948, hace exactamente 73 años, el líder judío del Mandato Británico, David Ben Gurion, proclama el establecimiento del Estado de Israel.
Al día siguiente, seis países miembros de la Liga Árabe –Egipto, Arabia, Siria, Líbano, Transjordania y Yemen del Norte–, hacen coalición militar e invaden el recién autoproclamado Israel.
Es el primer conflicto directo moderno entre Israel y los países árabes vecinos, o la población árabe musulmana en general.
Tras nueve meses de guerra, los siete países firman el armisticio, e Israel resulta vencedor. En comparación con los planes de partición de la ONU, el nuevo Estado judío se queda con muchos más territorios, y logra conquistar la parte occidental de Jerusalén.
El armisticio de la guerra Árabe-Israelí de 1948 a 1949, tiene una consecuencia clara que perdura hoy: la separación del territorio palestino en dos: Cisjordania (West Bank en inglés), y la Franja de Gaza.
En ese momento, Egipto se queda con la administración de Gaza y Jordania con la administración de Cisjordania.
Durante la guerra, historiadores han apuntado que unos 750.000 árabes musulmanes autóctonos de Palestina se exiliaron a naciones vecinas. Este éxodo se conoce como el Nakba para los palestinos, una palabra que significa ‘la catástrofe’, y que se recuerda el 15 de mayo de cada año.
Actualmente, entre hijos y nietos de los casi 750.000 palestinos refugiados, se calcula que hay unos 5 millones de palestinos separados por el mundo (diáspora palestina). Muchos viven en los países que rodean Israel; todos árabes.
De 1949 a 1967: más guerras y mayor control israelí
Las fronteras que se heredan de 1949 continúan siendo las mismas por años, pero las tensiones entre los pueblos no se calman. Desde entonces y a través de los años, Israel crece como un país desarrollado, y la fuerza y capacidad de su ejército crece acorde.
En 1956, cuando Egipto nacionaliza el canal marítimo de Suez, Israel se alía a Francia y Reino Unido para invadir Egipto (la península del Sinaí), con el objetivo de recuperar el canal para los poderes de Occidente. Estalla entonces una guerra que dura tan solo nueve días, de la que Israel y sus aliados europeos deben retirarse por fuertes presiones de Estados Unidos, la Unión Soviética y la ONU.
Para analistas, esta fue una humillación para París y Londres, pero Israel logró algunos cometidos, como recuperar derechos de navegación comercial en la zona, así como el compromiso indirecto de Egipto de detener sus envíos de armamentos para las guerrillas que luchaban contra Israel.
Aunque no hubo enfrentamientos directos entre Israel y Egipto por años, las tensiones continuaron y estallaron en otro punto de ebullición en junio de 1967, dando paso a la Guerra de los Seis Días, entre el 5 y el 11 de junio de ese año.
En ese lapso, Israel ganó ampliamente una guerra a gran escala contra Egipto y Siria, mostrando el poderío de su ejército.
--Israel sufrió entre 776 y 983 muertes, con unas 4.500 personas heridas.
--Egipto y Siria sufrieron entre 12.500 y 17.500 muertes, con miles de soldados capturados.
La victoria israelí alteró totalmente el mapa de la región y el control judío sobre ella:
Israel pasó a controlar la totalidad de la región palestina (los límites de Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza), además de la península egipcia del Sinaí y los Altos del Golán sirios.
Este control total sobre la zona y sobre las poblaciones árabes palestinas, permitió a Israel algo que la comunidad internacional considera como ilegal hasta hoy: crear asentamientos judíos en Cisjordania y en la Franja de Gaza.
Esto es ilegal porque, de acuerdo con la Convención de Ginebra, se prohíbe que un país traspase su población a un territorio que ha ocupado militarmente. Israel se defiende diciendo que ni la Franja de Gaza y Cisjordania tenían límites establecidos o una soberanía clara, por lo que esa ley no debe aplicarse.
Más tarde, en octubre de 1973, un virulento ataque sorpresa coordinado por la Liga de Países Árabes contra Israel en el día de Yom Kipur (una celebración de expiación y descanso en la tradición judía ), y apoyado por la Unión Soviética y Cuba, provocó la Guerra de Yom Kipur entre el 6 y el 25 de octubre de 1973.
A Israel lo apoyó Estados Unidos, pero en comparación con las guerras anteriores, en este conflicto el país contabilizó miles de muertos, miles de heridos, centenares de capturados y miles de tanques, vehículos y aviones destruidos.
Tras la humillación que supuso para el mundo árabe la Guerra de los Seis Días, las victorias iniciales del enfrentamiento de Yom Kippur les devolvió influencia regional y algo de autoridad.
Esta guerra marcó el inicio de los Acuerdos de Paz de 1978, firmados tras doce días de negociaciones secretas en Camp David --un lugar de retiro vacacional para el presidente de Estados Unidos en Maryland. Los firmantes fueron el presidente estadounidense (Jimmy Carter) y los mandatarios de Israel (Menájem Begin) y Egipto (Anwar el-Sadat).
Estos acuerdos devolvieron el Sinaí a Egipto, pero el país árabe renunció a la Franja de Gaza para siempre. Egipto fue el primer país árabe que, oficialmente, firmó la paz con Israel.
Los acuerdos han resultado ser cruciales, porque desde su firma, el conflicto Israelí - Palestino ha quedado sobre todo entre esos dos frentes.
Si bien los grupos armados palestinos reciben financiamiento y ayudas de actores externos –muchas veces vecinos árabes–; y si bien Israel ha contado también en diversos momentos con el apoyo de naciones como Estados Unidos, ya no han estallado guerras abiertas entre Israel y otros países vecinos como las que resumimos anteriormente.
Las ‘Intifadas’ y la actualidad convulsa
Para entender la actualidad del conflicto, tenemos que volver a los asentamientos judíos en Palestina.
Actualmente, Palestina se conoce como Cisjordania y la Franja de Gaza.
En 2013, la Autoridad Nacional Palestina, actor administrativo palestino, proclamó estos territorios en los que los palestinos han vivido por años, como el Estado independiente de Palestina. 138 países de los 193 que conforman la ONU lo reconocen al día de hoy.
Pero dentro de Cisjordania hay pueblos cercados por muros de hormigón donde viven israelíes, protegidos por el Ejército de Israel. Estos asentamientos, que han pululado desde 1967 en la región, son en algunos casos residenciales de lujo, que empresas de bienes raíces ofrecen a los habitantes israelíes a precios mucho más bajos que vivir en ciudades más modernas como Tel Aviv. Los palestinos llaman “colonos” a los israelíes que viven allí. Y su presencia no ha aportado nada en aras de calmar las tensiones. Al contrario.
En Israel viven unos 8,5 millones de judíos, de los cuales más de medio millón ocupa asentamientos en Cisjordania, que son pueblos protegidos.
Mientras ocurrían las guerras que dieron cada vez más territorios a Israel, los palestinos vieron nacer movimientos como la OLP: Organización para la Liberación de Palestina, que desde los años 60 y 70 luchó intensamente contra Israel por la supremacía de la región palestina.
La OLP, liderada históricamente Yasser Arafat, tenía tres grandes objetivos:
--Destruir Israel
--Favorecer el regreso de árabes palestinos a su antiguo hogar
--Fundar un Estado de Palestina
Entre sus ataques hubo no pocos episodios de terrorismo y bombardeos apoyados por grupos extremistas o afines a sus misiones, desde Líbano o Jordania. Pero también hubo ataques contra Israel en otros países. El más notorio fue el secuestro y asesinato de 11 atletas israelíes durante las Olimpiadas de 1972, en Múnich, Alemania.
Durante todo este tiempo, Israel y Palestina han intercambiado intermitentemente ataques, secuestros, explosiones, torturas y otras formas de violencia.
En 1987, a la OLP, se le sumó como fuerza militar el movimiento Hamás, de resistencia político militar islámica y yihadista extremista, que cuenta actualmente con unos 20.000 miembros.
Los enfrentamientos más extremos y sostenidos entre israelíes y palestinos, en las últimas décadas, han sido las ‘Intifadas’ (palabra que se traducen del árabe a ‘agitación’ o ‘sacudida’). Ha habido dos hasta el momento.
Entre 1987 y 1993, la sociedad civil palestina, apoyada por la OLP y Hamás, llevaron a cabo la Primera Intifada. Las protestas eran multifactoriales: condiciones de vida asfixiantes debido a la opresión constante de Israel, según los palestinos; la tasa alta y creciente de desempleo; restricciones de movimiento; la represión sistemática; la ocupación israelí de asentamientos en Palestina (Cisjordania) y la negativa a reconocer la autodeterminación del pueblo palestino.
Las imágenes más significativas que se recuerdan de estas protestas son las de niños palestinos lanzando rocas contra vehículos militares israelíes.
En estos 6 años, 277 israelíes perdieron la vida (175 civiles y 102 militares), mientras que 1.962 palestinos fallecieron.
El conflicto se saldó con los Acuerdos de Paz de Oslo, en 1993, liderados por el entonces presidente estadounidense Bill Clinton, y firmados por Yasser Arafat e Isaac Rabin (entonces primer ministro israelí).
Se suponía que estos acuerdos cimentarían el camino hacia una solución permanente del conflicto. Fue la primera vez que la OLP reconoció oficialmente al Estado de Israel. En los acuerdos, la OLP renunció al uso del terrorismo y la violencia en su lucha política por el territorio palestino.
A partir de 1994, se creó la Autoridad Nacional Palestina, una organización administrativa autónoma para gobernar la Franja de Gaza y Cisjordania (al menos las partes no controladas militarmente por Israel).
Sin embargo, los intercambios hostiles continuaron. Y las quejas que llevaron a las protestas de los palestinos en 1987 no mejoraron. En el año 2000, el entonces candidato a primer ministro de Israel, Ariel Sharon, realizó una provocativa visita a la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén. Su visita a este lugar sagrado para el islamismo, entre otros factores, desembocó en la Segunda Intifada, mucho más violenta.
La Segunda Intifada se dio entre el 2000 y el 2005. El saldo de las agresiones fue el siguiente:
--1.010 israelís fallecidos
--al menos 3.129 palestinos fallecidos
En 2014 y en 2017 también hubo cruentas escaladas de violencia. Y la más reciente sucede ahora mismo, a mediados de mayo de 2021.
Según el Ejército de Israel, los ataques que ellos perpetran son respuestas a ataques palestinos. Muchas veces, estos ataques son iniciativas puntuales y no nacionales, realizadas por células de grupos armados como Hamás, u otras facciones paramilitares. El saldo de las respuestas del Ejército de Israel, como ahora en 2021, suele ser la muerte de veintenas o centenas de civiles palestinos.
El pasado 11 de mayo, Israel bombardeó un edificio de 12 pisos, con familias civiles dentro.
La diferencia del poderío armamentístico entre palestinos e israelíes no tiene punto de comparación. Más de 3 millones de israelíes tienen entrenamiento militar y están disponibles al llamado, de ser necesario.
Activamente, hay 170.000 militares, y 465.000 militares de reserva. Aunque no ha sido declarado oficialmente, Israel posee la bomba nuclear.
Palestina, en cambio, cuenta con unos 45.000 paramilitares. Y se financia con dinero libanés, iraní, o de otros grupos militares y políticos regionales.
LEA MÁS: Gobierno de Costa Rica condena ola de violencia entre Israel y Palestina
Nota: este es uno de los Explicadores más largos que hemos realizado, pero aún así hay mucha información sobre el conflicto que quedó por fuera, y también hay mucha información simplificada. Se usaron informaciones de: Enciclopedia Británica, BBC, The New York Times, Al Jazeera, The Washington Post.