Entre las personas que se recuperan de la fase aguda de Covid-19, quienes cuentan con más fortuna superan unos cuantos síntomas, y a los días regresan paulatinamente a sus vidas. Quienes tienen menos suerte, en cambio, pueden afrontar síntomas y malestares de salud hasta varios meses después de la infección.
--Atletas que están en las Olimpiadas de Tokio 2020 han contado lo difícil que ha sido para ellos volver a entrenarse tras contraer covid-19.
--Una fuente médica que consulto a menudo me dijo que una amiga suya joven desarrolló artritis tras superar la fase aguda de Covid-19.
--Una persona cercana a mi familia, tras batallar con la enfermedad, comenzó a sufrir dolores agudos en una pierna al caminar, al punto que se cayó dos veces en la calle, y ahora usa bastón para salir de casa.
En la comunidad científica hay consenso en que todavía faltan estudios, pero algunos análisis ya dan una idea más clara del covid-19 persistente, covid-19 prolongado o ‘Long Covid’, como se llama en inglés.
Un amplio de estudio de Health Fair, una organización sin fines de lucro establecida en Nueva York, analizó registros de salud públicos de 2020 de hasta dos millones de personas en Estados Unidos. El resultado principal es que 23,2% de las personas estudiadas (460.000) reportaron al menos un malestar de salud durante los 30 días posteriores a la recuperación de covid-19. El análisis se enfocó en 12 condiciones de salud, y encontró que las cinco más frecuentes fueron las siguientes, en orden de más a menos frecuente:
--Dolor corporal
--Dificultad para respirar
--Hiperlipidemia (presencia de niveles elevados de los lípidos en la sangre; un desorden metabólico)
--Malestar y fatiga
--Hipertensión
Por su parte, otro análisis publicado en julio de 2021 en la revista científica medRxiv, una publicación de la que la Universidad de Yale hace parte, encontró el siguiente resultado:
“De 36 estudios observacionales que cumplieron con nuestros criterios de inclusión, se registraron más de 100 afecciones posteriores a la covid-19 en personas confirmadas como enfermas y recuperadas por laboratorio (que dieron negativo en test PCR tras ser diagnosticadas con el coronavirus). El 83% registró la presencia de uno o más síntomas a corto plazo. Y el 56% registró la presencia de uno o más síntomas a largo plazo. Los síntomas más prevalentes en ambos períodos incluyen: fatiga, dolor o malestar general, alteraciones del sueño, dificultad para respirar y ansiedad o depresión”.
Al final del estudio, en las interpretaciones, los científicos subrayan que se necesita más investigación para determinar la verdadera carga de las condiciones posteriores a la covid-19. Y hacen la salvedad de que se trata de un estudio no conclusivo.
En Costa Rica, los médicos infectólogos Jorge Chaverri y María Luisa Ávila Agüero destacan los siguientes efectos más comunes de las personas que han tenido de lidiar con la covid-19 persistente, o ‘Long Covid’:
--Fatiga
--Debilidad muscular
--Dolor en las articulaciones
--Falta de aire
--Tos
--Necesidad persistente de oxígeno
--Comportamientos ansiosos o depresión
--Alteraciones en el sueño
--Dolor de cabeza
--Palpitaciones
--Hipotensión ortostática (mareos al levantarse)
Ojo: no significa que todos los casos que podrían considerarse como covid persistente desarrollen todos estos males.
Así lo explica Jorge Chaverri, infectólogo del Hospital Calderón Guardia y director del posgrado en esa especialidad, en la Universidad de Costa Rica (UCR):
“La fase post aguda (‘Long Covid’) no tiene una característica homogénea en aquellos que se instaura. La mayoría de las series de casos describen fatiga, debilidad muscular, dolor en las articulaciones, falta de aire, tos, necesidad persistente de oxígeno, comportamientos ansiosos o depresión, alteraciones en el sueño, dolor de cabeza, palpitaciones y dolor de cuerpo. ¿Se puede afirmar? Por el momento no es posible considerar un cuadro clínico específico y cerrado que defina las manifestaciones del Long covid, pero cada día se reúne más información. Las principales quejas se relacionan a fatiga y debilidad muscular, con una dificultad o enlentecimiento para poder recuperar la capacidad de realizar las tareas físicas o cognitivas que se hacían antes del diagnóstico de la covid-19”.
Como recuerda la infectóloga pediatra María Luisa Ávila-Agüero, ministra de Salud entre 2006 y 2011, la covid prolongada es algo de lo que se ha venido escribiendo recientemente, porque la enfermedad también es nueva.
Según la doctora, una de las explicaciones que se da por ahora es que hay una alteración a nivel de la hemoglobina.
“No se libera la suficiente cantidad de oxígeno a los tejidos y cuando la persona hace un esfuerzo más allá del usual, podría sentirse más cansada”, detalla la infectóloga, “pero todavía faltan algunas investigaciones para corroborarlo y ver qué tan frecuente es”, agrega.
Infecciones que provocan secuelas duraderas e incredulidad de las familias de los afectados
El SARS-CoV-2 no es el único coronavirus o virus que provoca secuelas duraderas. Hay varios virus que producen el síndrome de fatiga crónica, por ejemplo, que podría ser incluso lo que experimentan pacientes que salen de la covid-19.
“Ahora se le llama ‘Long Covid’ porque estamos en medio de la pandemia”, explica la doctora Ávila Agüero, “pero hay algunos virus que desde hace muchos años se conoce que pueden producir este síndrome que se conoce como síndrome de fatiga crónica. Entre ellos la infección por el virus del Epstein–Barr. Incluso hubo reportes de personas que después del dengue duraron dos años cansadísimos; no volvieron a ser las personas que eran antes de la infección”.
Para la exministra de Salud, la covid persistente o ‘Long Covid’ es una situación importante. Y debe estudiarse con ahínco.
“Con el zika, muchas mujeres y también algunos hombres desarrollaron una artritis que se prolongó por muchísimo tiempo”, agrega la infectóloga. “Usualmente en tobillos, muñecas. Era muy incómodo porque les costaba mucho agarrar cosas; les dolía como una artritis reumatoidea. Después de una infección aguda por zika. En algunas mujeres eso persistió por mucho tiempo, incluso por años en algunos casos”.
Un artículo del periódico El Diario de España, acerca de la covid persistente, menciona un aspecto que tampoco se ve mucho en el debate público: la incomprensión hacia las personas que tienen secuelas muchas semanas después de la enfermedad.
“La incredulidad del entorno es un aspecto esencial que hace que estas personas se sientan incomprendidas y busquen apoyo en otras personas (...)”, reza la publicación. “La ausencia de pronósticos, tratamientos específicos o el desconocimiento científico porque no existen cifras oficiales de afectados, hace que vivan en una incertidumbre continua”.
De hecho, a la persona que conozco que tras la covid-19 usa bastón para caminar, su misma familia le ha dicho que “no tiene nada”, y le han dado a entender que sus molestias son “producto de su imaginación”. Cuando ha regresado al médico para atender sus nuevos malestares, no han sabido decirle si está o no relacionado con el coronavirus.
En febrero de 2021, un análisis que estudió unos 48.000 pacientes, encontró más de 50 síntomas de covid-19 prolongada. Pero en ese momento se estimó que la condición afectaba entre un 5% y un 10% de las personas que contrajeron la enfermedad. Poco a poco, con más estudios, este porcentaje se incrementa.
La organización estadounidense Mayo Clinic, de servicios e investigación médica, también ha publicado sobre hallazgos de ‘Long Covid’. En Mayo Clinic afirman que los efectos a largo plazo pueden dañar los órganos debilitados por la enfermedad, generar coágulos sanguíneos y problemas de los vasos sanguíneos, entre otras que pueden resultar graves.
¿Qué pasa con las personas que tienen covid-19 prolongada?
Tal y como sucede durante la fase aguda de la covid-19, los síntomas se van tratando en el momento conforme se presentan. En los Servicios de Salud de Reino Unido, si la persona continúa con síntomas cuatro semanas después de la enfermedad, se recomienda que busque ayuda profesional con las autoridades para que haya un seguimiento de su caso. Si los síntomas son graves, es preciso buscar ayuda cuanto antes.
Hicimos preguntas oficialmente al Ministerio de Salud de Costa Rica sobre este tema, y sobre registros que hay --o no-- de ‘Long Covid’ en el país. A través de su Oficina de Comunicación, nos respondieron que las respuestas estarán listas el día 13 de agosto. Apenas las tengamos las agregaremos al artículo.
En diciembre de 2020, Salud emitió un comunicado de prensa anunciando que incluían la definición de covid prolongado a la gestión de la pandemia:
“Se incorpora la definición de COVID prolongado. Entendiéndose como el grupo de síntomas y dolencias que ocurren en pacientes que cumplen con la definición temporal de recuperación de COVID-19, pero aún experimentan la sintomatología por más de tres semanas después de la fecha de inicio de síntomas. Estos pacientes no requieren de pruebas persistentemente positivas de RT-PCR para considerar esta condición y no se consideran contagiosos”, indicaba la nota.
(Desde luego, la mejor opción para evitar estas secuelas es evitar la enfermedad. Es menester continuar aplicando las medidas de distanciamiento que llevamos más de un año implementando, y buscar la vacunación lo antes posible).