La primera ola pandémica de covid-19 en Europa occidental concluyó entre finales de mayo y comienzos de junio de 2020, con una notable disminución de casos positivos y una fuerte reducción de fallecimientos.
Esto le permitió a una mayoría de países de Europa occidental --como Francia, Reino Unido, España, Italia y Alemania-- reabrir sus economías y algunas actividades de ocio paulatinamente.
Estas reaperturas continúan en setiembre, pero Europa afronta una segunda ola de infecciones inusual: los casos incrementan casi igual de rápido que en marzo-abril, pero los fallecimientos son poquísimos.
Explicamos a qué se debe esta nueva realidad: ¿Perdió fuerza el nuevo coronavirus en Europa? ¿Cuáles factores hacen que los casos suban mucho pero las muertes no? Expertas médicas y científicas nos ayudan a entender los porqués. Y a anticipar si este escenario puede venir a Latinoamérica.
¿Se ha debilitado el coronavirus?
Aunque en junio pasado un doctor en Italia condujo estudios que lo aventuraban a decir que el SARS-CoV-2 se había “debilitado”, científicos que estudian la genética del coronavirus sostienen que aún no tenemos evidencias para afirmar que el causante de la enfermedad sea menos fuerte tras ocho meses de pandemia. Ni tampoco que sea más fuerte.
La pregunta es válida al ver la curva de muertes de Europa. Pero los factores que la explican son otros.
Para Eugenia Corrales-Aguilar, microbióloga del Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales (CIET) de la UCR, doctora en Virología y catedrática universitaria, el virus no es menos agresivo que antes.
“Es el mismo virus. Este virus no está cambiando tanto ni mutando tanto como para haber cambiado su comportamiento. La evidencia indica que no ha sido ni menos ni más agresivo, y que las cargas virales se han mantenido”, dice Corrales-Aguilar, que ha trabajado en el pasado con coronavirus de murciélago.
Algunos artículos en revistas científicas reconocidas han publicado hallazgos de cambios en el material genético del virus, pero también previenen que muchas veces se comete el fácil error de sobreinterpretar estos hallazgos. Además, previenen expertos, los cambios que puede tener el genoma del virus en el laboratorio, bajo el escrutinio de los científicos, no es necesariamente igual a los que puedan generarse en el cuerpo humano.
Cuatro factores clave que hacen la diferencia en Europa
1-- Los hospitales y sistemas de Salud están mejor preparados que antes
Este jueves 10 de setiembre, Maria Van Kerkhove, epidemióloga y jefa técnica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), habló sobre la segunda ola covid-19 de Europa, ante una pregunta de periodistas sobre las pocas muertes versus los muchos casos.
“Estando ocho meses en la pandemia, sabemos mucho más sobre este virus de lo que sabíamos antes. Mucho más sobre cómo encontrar casos más temprano, cómo proveer cuidados clínicos a estos casos dependiendo de la severidad. Sabemos que la intervención temprana a las personas que salen positivas salva vidas”, explicó Van Kerkhove.
Por su parte, la infectóloga María Luisa Ávila-Agüero, ministra de Salud de Costa Rica entre 2006 y 2011, afirma que uno de los factores relevantes en Europa es la mejor preparación de los sistemas de sanidad.
“La baja en fallecimientos tiene que ver con que tenemos mucha mejor información y conocimiento del virus. Y también mayor capacidad de tratar a las personas. Una esperaría que en Latinoamérica pase lo mismo: los hospitales se han venido preparando, hay países con sistemas de salud pública que se han fortalecido mucho este año”, apunta Ávila-Agüero.
Pero no solo los sistemas de salud están fortalecidos y con mayor conocimiento. También lo están las poblaciones. En casi toda Europa se impusieron fuertes medidas de confinamiento para gestionar la pandemia. Las personas mayores o con factores de riesgo se cuidan más y están atentas a que el virus sigue circulando.
2-- Se enferman más adultos jóvenes que adultos mayores
Maria Van Kerkhove, de la OMS, mencionó que en Europa, a medida que los países reabren sus economías, surgen más y más infecciones, pero se generan sobre todo en lugares donde las personas se congregan en mayor número: discotecas, restaurantes, lugares de ocio y también lugares de trabajo. Y tienden a ser personas jóvenes. Aquí se ve un cambio en la demografía de la edad de quienes se infectan, y son quienes tienen riesgos menos elevados de empeorar.
“Hay que analizar en la segunda ola (europea) que el contagio es de adultos jóvenes en su mayoría. Probablemente porque ya volvieron a incorporarse a sus labores y se han contagiado entre ellos. Entonces tienen menos factores de riesgo que en la primera ola”, valora Gabriela Ivankovich, pediatra inmunóloga del Hospital Nacional de Niños, experta en bioquímica y fisiología molecular.
La cantidad de personas mayores en España e Italia era más alta que la de otros países en Europa, y esto hay que tenerlo en cuenta para comprender la diferencia, agrega Ivankovich.
3-- Se hacen más pruebas que antes y se detectan más enfermos que antes
Durante la primera ola, a excepción de países como Islandia, que encontraron la forma de realizar el máximo de pruebas covid-19 posibles a su población con o sin síntomas, la mayoría de países realizaba la prueba a personas con síntomas.
Esto ha cambiado ahora, y se pueden hacer pruebas a más y más personas. O sea que la estadística de casos positivos asintomáticos ha crecido. De hecho, Islandia halló en el primer semestre de 2020 que los asintomáticos positivos eran el 50% del total de casos. Un dato que ningún otro país compartía por contar con menos capacidad de hacer tests.
“Es una hipótesis, pero puede ser que en la primera ola no se detectaran tantos casos”, agrega la microbióloga Eugenia Corrales-Aguilar. “Lo que se veía eran numerosas muertes, pero los casos positivos eran quizás 10 o 20 veces más de lo que se estaba reportando. Eso en parte explica por qué hay una curva altísima de casos pero baja de fallecimientos. Todo viene entrelazado. Si se detectan más personas y se aíslan cuando están positivas, transmiten el virus menos a una población vulnerable”.
4-- Las medidas de distanciamiento y el uso de mascarillas sí funciona
Otra hipótesis que destaca Corrales-Aguilar es que el inóculo del virus es menor gracias a las medidas de salud. Es decir, quienes se contagian ahora no introducen en su cuerpo una cantidad tan grande de SARS-CoV-2 como antes.
“Al usar tantas mascarillas y al estar la gente más distante y con medidas de salud que ahora son normales, tal vez el inóculo de virus es menor. Los virus que llegan a infectar lo hacen en menos cantidad. Y entonces tal vez eso haga que no sea tan agresivo ni con tantas muertes”, describe Corrales-Aguilar.
¿Puede haber una segunda ola con muchos casos y pocas muertes en Latinoamérica?
Si leemos la estadística, en el continente americano y en Latinoamérica todavía nos encontramos en una larga primera ola de contagios. En Costa Rica, por ejemplo, la pandemia se contuvo ejemplarmente entre marzo y mayo, pero en junio el virus se diseminó fuertemente entre las personas y llegó la transmisión comunitaria. Desde junio hasta la actualidad, seguimos lidiando con una primera ola pandémica.
La inmunóloga Gabriela Ivankovich cree que nuestro país y nuestro continente también verán una reducción de casos en general, y luego una segunda ola.
“Probablemente sí”, dice Ivankovich. “Lo esperable es que suceda una segunda ola de infección en algún momento. Pocos meses después de una primera ola. En Asia también hubo segundas olas, pero mucho menos problemáticas. Pero son poblaciones acostumbradas al uso de mascarillas. El uso de mascarillas de forma tardía en nuestro hemisferio también pudo haber sido un factor”.
La microbióloga Corrales-Aguilar describe la situación de la covid-19 en Latinoamérica como “un tsunami constante”. Pero considera que lo normal es que sí ocurra un segundo escenario similar al europeo.
“Clínicamente aplican los mismos factores. Habrá una mejor preparación. En estos momentos los sistemas de salud europeos no están colapsados. Precisamente por un manejo más apropiado de los casos. Aquí en Costa Rica se ve que ya va a colapsar”.