Miles de ticos y habitantes de otros países de Latinoamérica están yendo a Estados Unidos a vacunarse contra la covid-19. En los siguientes explicativos podrás encontrar información útil sobre cómo funcionan las vacunas que se aplican allá, en varios lugares sin cita:
Pero aquí nos centraremos en el medicamento anti covid-19 de Rusia, elaborado por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya: la vacuna Sputnik V.
En Costa Rica, el pasado 26 de mayo, el presidente Carlos Alvarado reveló que existe un ofrecimiento para el Gobierno y el sector privado de usar esta vacuna en el país, pero subrayó que un posible recibimiento de este medicamento está a la espera de que esta vacuna reciba el “respaldo de un organismo internacional”.
A comienzos de mayo, la empresa VMG Pharma S.A. buscó registrar la vacuna Sputnik V en el país, pero encontró trabas, principalmente porque la Sputnik no cuenta aún con la aprobación para uso de emergencia de agencias reguladoras como la estadounidense (FDA) y la europea (EMA), o por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pero esta vacuna sí ha pasado exámenes independientes, como una revisión de pares (de personal profesional con las mismas condiciones que quienes produjeron la vacuna) de sus resultados de ensayos clínicos fase III, para su publicación en la revista científica The Lancet, y también cuenta con la aprobación para uso de emergencia en países donde ya se ha aplicado a millones de personas, como:
--Argentina
--Bolivia
--México
--Egipto
--Marruecos
--Serbia
--Emiratos Árabes Unidos
--Turquía
Entre muchos otros.
Rocío Lloret Céspedes, periodista boliviana, comenta vía telefónica: “Aquí a Bolivia sí ha llegado mucha vacuna Sputnik V, que de hecho genera más confianza que la china (Sinopharm). La gente quiere vacunarse más con Pfizer o con la rusa”.
Javier Drovetto, periodista argentino de Buenos Aires, también nos cuenta que la vacuna Sputnik es la preferida en Argentina:
“Acá hay esencialmente tres vacunas: Sputnik, Sinopharm (de China) y AstraZeneca (de Reino Unido con Suecia). Y la preferida por los argentinos, sin riesgo de equivocarme, es la Sputnik, sin dudas. Es la primera que llegó y es la más buscada. La AstraZeneca generó dudas por los casos de trombosis, más allá de que son muy pocos. Y la Sinopharm tiene menor eficacia. La Sputnik es la que mejor prestigio tiene, de alguna manera”.
¿Es buena la vacuna Sputnik V? ¿Cómo funciona?
Sí es buena, según la información científica disponible, pero algunas dudas orbitan a su alrededor. Su eficacia es un 91,6% general contra la covid-19 y de un 100% contra enfermar gravemente de covid-19.
Es decir, una persona vacunada con el medicamento Sputnik V de Gamaleya reduce en un 91,6% su riesgo de enfermarse con la covid-19 y dar positivo en un test PCR, y reduce en un 100% su riesgo de enfermarse gravemente con esa enfermedad. Este es el dato más importante, según afirma la doctora Eugenia Corrales-Aguilar, microbióloga del Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales (CIET) de la UCR, doctora en Virología y catedrática universitaria.
“La eficacia es lo que uno mide en el ensayo clínico en la fase III, cuando se agarra a un grupo y se divide entre vacunados con la vacuna de a deveras y otro grupo con el placebo --de mentiras. Entonces cuando se habla de eficacia es cuántas personas tuvieron síntomas y fueron detectadas con una prueba PCR positiva, y cuántas personas no. Cuando uno ve ese porcentaje de 95% de Pfizer, quiere decir que hay un 95% menos de posibilidades de tener síntomas. Y en el caso de Johnson & Johnson ese porcentaje es del 72%”, explica la experta.
“Pero lo más importante realmente es el porcentaje de prevención de enfermedad severa y de muerte. Reducir hospitalización y muerte es lo que se espera de estas vacunas. Y en realidad las dos están cerca del 90%. O sea que es mejor ponerse cualquiera y no tener que esperar necesariamente las dos dosis de Pfizer en EE.UU.”, agrega Corrales-Aguilar.
María Luisa Ávila Agüero, médica infectóloga pediatra, ministra de la Salud de Costa Rica entre 2006 y 2011, lo expone así: “no importa el color del gato. Lo importante es que cace ratones. En este caso no importa de dónde venga la vacuna, lo importante es que funcione”.
Y la Sputnik funciona, aunque hay algunas dudas en torno a ella. La doctora Ávila Agüero lo explica más adelante.
Según el estudio analizado por The Lancet, Gamaleya realizó pruebas con 19.866 personas, de las cuales solamente 78 resultaron infectadas con covid-19. De estas, según cálculos matemáticos que se detallan en esta publicación de revisión por pares, se estimó una eficacia de la vacuna de dos dosis del 91,6%.
Ojo: el estudio no fue como los de Pfizer, Moderna o Johnson & Johnson, que separaban a los voluntarios en grupos de igual número e inyectaban a la mitad con la vacuna y a la otra mitad con un placebo. Gamaleya llevó a cabo análisis aleatorios con otras proporciones y utilizando otras fórmulas matemáticas. Pero sí hubo revisión por pares y se comprobó una alta eficacia de la vacuna.
Datos técnicos de la vacuna Sputnik V de Gamaleya:
Nombre: Sputnik V (conocida también como Gam-Covid-Vac)
Eficacia: 91,6%
Dosis: 2, con tres semanas de separación
Tipo de: inyección muscular (parte superior del brazo)
Almacenamiento: debe permanecer en un congelador común, pero Rusia desarrolla una fórmula alternativa para almacenar en refrigeradores comunes
Uso en países: autorización para uso de emergencia en Rusia, México, Pakistán, India, Argentina, Bolivia, Venezuela y otras veintenas de países.
Desarrolladores: Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya (parte del Ministerio de Salud de Rusia)
Funcionamiento:
Resumen: esta vacuna utiliza dos virus que causan resfriado común, que se modifican para que actúen como vectores (transportes vivos) y provoquen una respuesta controlada del sistema inmune. Esta respuesta se repetirá si el organismo detecta la presencia en el cuerpo del SARS-Cov-2, el coronavirus que transmite la covid-19.
En la primera dosis se inyecta un adenovirus llamado Ad26 y en la segunda dosis se inyecta el Ad5.
Al igual que las vacunas de Pfizer, Moderna o Johnson & Johnson, las personas vacunadas con el medicamento Sputnik V de Gamaleya sí pueden infectarse con el coronavirus y pueden transmitirlo, pero lo más probable es que no se enfermen, ya que sus organismos sabrán batallar efectivamente contra el agente invasor.
En 5 claves sencillas:
1-- La vacuna Sputnik V, en su primera dosis, hace que un adenovirus vuelto inofensivo llamado Ad26 (un virus de gripe común que fue modificado de tal manera que no se replique o multiplique en nuestro cuerpo, ni pueda provocar una enfermedad) entre en nuestro organismo. El adenovirus posee un gen que proviene del SARS-CoV-2.
2-- Este gen trae instrucciones que permiten a nuestro cuerpo fabricar la proteína de espiga o “spike”, presente en el coronavirus, que es la que le permite pegarse a nuestras células. Es la llave de acceso del coronavirus a las células humanas.
3-- Nuestro organismo produce la proteína de espiga, pero no produce al virus. Las proteínas incitan a nuestro sistema inmunológico a generar anticuerpos contra esas espigas o llaves del coronavirus.
4-- Una vez vacunados, si el coronavirus responsable de la covid-19 fuera a entrar en nuestro organismo, los anticuerpos lo reconocerían porque ya están familiarizados con sus espigas o llaves de acceso a nuestras células. Nuestro organismo nos defendería y no caeríamos enfermos, aunque sí podemos estar contagiados y podemos transmitir el coronavirus.
5-- La segunda dosis de la Sputnik V, a modo de refuerzo, hace que un segundo adenovirus, llamado Ad5, entre en nuestro organismo. El Ad5 también lleva la información genética para que nuestras defensas produzcan la espiga y aprendan a combatirla, pero hay dudas en cuanto a este segundo adenovirus.
Según la documentación oficial, los adenovirus no pueden multiplicarse ni enfermar (están atenuados). La vacuna, en todo caso, no contiene al coronavirus responsable de la covid-19. Pero hay dudas sobre la segunda dosis de la Sputnik V, y su posibilidad de causar resfriados comunes.
“Aparentemente el segundo adenovirus de la segunda dosis, el Ad5, podría no estar lo suficientemente bien atenuado, y eso podría generar que una persona que se vacune tenga una infección por adenovirus”, subraya la exministra de Salud, María Luisa Ávila Agüero.
Como vimos en explicadores pasados, la vacuna de Johnson & Johnson utiliza el mismo Ad26 que la primera dosis de la Sputnik V, pero es monodosis: no tiene segunda dosis.
Un problema que puede presentar este tipo de tecnología es que la inmunidad existente al vector (al adenovirus) podría reducir la efectividad de lo que se busca. Es por eso que la segunda dosis de la Sputnik V utiliza otro adenovirus; el Ad5. La combinación pretende evitar que una inmunidad ya existente contra el primer vector, el Ad26, sea neutralizada por una segunda dosis de lo mismo. El problema es que el segundo vector genera preocupación.
Como vimos anteriormente, en Argentina se está vacunando con la rusa, con una china (Sinopharm) y con la de AstraZeneca. Pero el periodista Javier Drovetto menciona que, a pesar de que la Sputnik V es la favorita de las personas, hay problemas de entrega de la segunda dosis.
“La Sputnik V es la que mejor prestigio tiene en Argentina, de alguna manera. Las dudas que se están generando aquí tienen que ver con la inseguridad que está generando la llegada del segundo componente. Llegan muchas del primer componente (dosis uno con Ad26), pero llegan poquititas con el segundo componente (dosis dos con Ad5)”, dice Drovetto vía telefónica.
El pasado 26 de abril, además, un grupo de expertos de la agencia reguladora de Brasil rechazó la vacuna Sputnik V tras encontrar que algunos adenovirus no habían sido bien atenuados, y podían ocasionar resfriados fuertes en personas con sistemas inmunitarios sensibles.
A finales de 2020, un artículo publicado en The Lancet arrojaba dudas sobre la “falta de transparencia” con respecto a ensayos preclínicos y ensayos fase I y II de la vacuna Sputnik V.
Sumado a todo esto, la Sputnik V, aparentemente, no es fácil de producir en masa, según comentarios de científicos publicados en The Lancet. Solo en Rusia, el país productor, la vacunación avanza a un ritmo lento: según datos oficiales, solamente se ha vacunado al 9,73% de la población: 14,2 millones de personas. Esto en más de seis meses de campaña.
Con todo, la vacuna Sputnik V se usa actualmente en más de 60 países. Y en lugares como Argentina y Bolivia, más allá de las preguntas que puede generar, es un medicamento que no solamente funciona, sino que es el preferido por la población.
Otro tema a tener en cuenta con la Sputnik es el ajedrez político mundial. Las potencias usan sus vacunas en el contexto de la pandemia como mecanismos de influencia o demostraciones de poder. ¿Quién tiene la mejor vacuna? ¿Quién vacuna a más personas? Esto lo hacen EE.UU., la Unión Europea y China por igual, la punto que científicos han pedido que se baje el volumen de retórica política en cuanto a las vacunas.
Para la médica costarricense Gabriela Ivankovich, pediatra inmunóloga experta en bioquímica y fisiología molecular, no es preciso comparar vacunas actualmente.
“Hay varios aspectos importantes a la hora de comprar vacunas. La primera es que si yo quiero comparar dos vacunas el ideal sería hacer un estudio llamado ‘cabeza a cabeza’. Toman un grupo, le ponen una vacuna y toman un segundo grupo y le ponen otra vacuna. Y se comparan los resultados de efectividad con las mismas mediciones de laboratorio. Y se buscan los efectos adversos. Al día de hoy no existe un estudio ‘cabeza cabeza’ que nos permita comparar dos vacunas o más. Los estudios han sido desarrollados de forma individual así que los objetivos de cada estudios son diferentes”.
Ojo 2: Rusia desarrolla una vacuna llamada Sputnik Light, de una sola dosis, que solamente sería con el Ad26. Esta tendría una eficacia del 79,4%. Nicaragua y Venezuela ya autorizaron el uso de la Light.