Es virtualmente imposible que estemos solos en el universo. No lo digo yo, que vi un ovni de cerca en 2012. Lo dijeron los astrofísicos Carl Sagan, Stephen Hawking y Neil deGrasse Tyson. Al final de esta publicación hay un anexo con mi avistamiento de un triángulo negro que volaba sin hacer ruido en el bajo cielo de Nicaragua. Pero antes están los videos del Pentágono, un plan militar estadounidense para estudiar ovnis, el incidente de Roswell, las luces de Phoenix, el testimonio de un piloto de la Fuerza Aérea belga que persiguió un supuesto ovni en 1990, y la visión de científicos que dedicaron su vida a estudiar la física y el espacio.
Bienvenidos y bienvenidas a un tema fascinante: la posibilidad de vida inteligente afuera de nuestro planeta.
Frase sobre ovnis #1: “El fenómeno ovni existe y debe ser tratado con seriedad”. Mijaíl Gorbachov, jefe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, entre 1988 y 1991.
Los videos del Pentágono y un programa militar de $22 millones para estudiar ovnis
El pasado 28 de abril, el Pentágono, sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, publicó tres videos de objetos voladores no identificados (ovnis) filmados por pilotos de la Marina.
Los videos ya circulaban en internet desde 2007, pero el Pentágono los publicó oficialmente para esclarecer si el material era real o no. Resulta que son reales, y la sede militar estadounidense los clasifica de esta forma:
“Fenómenos aéreos observados en video que se mantienen como ‘indefinidos’”.
En uno de los videos, los pilotos discuten sobre lo que están observando, y se extrañan de lo que ven sus ojos:
“Dios mío. Es toda una flota. Mirá. Van todos contra el viento. El viento es de 120 nudos hacia el oeste”.
Según un artículo de National Geographic sobre estas cintas, el piloto de la Marina David Fravor, quien avistó uno de esos ovnis en 2004, contó a la cadena de noticias CNN que el objeto se desplazaba “de forma errática”.
“Mientras me acercaba a él, aceleró rápidamente hacia el sur y desapareció en menos de dos segundos. Era como una pelota de ping-pong que rebota contra una pared”, describió Fravor, actualmente retirado.
En 2017, para un artículo del New York Times titulado “Dos pilotos de la Marina y un objeto que aceleraba como algo que nunca antes vi”, el mismo Fravor comenta:
“Estábamos al menos a 40 millas de distancia y en menos de un minuto esa cosa estaba a nuestro lado. No tengo idea de lo que vi. No tenía plumas, alas ni rotores, pero le ganó a nuestros F-18s. Quiero volar uno de esos”.
Ojo: el Pentágono siempre hace la salvedad de no confirmar que existen seres inteligentes que provienen de otros planetas. La entidad suele dejarlo todo en una nebulosa gigante, pero no habla de alienígenas. En resumen, todo queda así: es verdad que en la Tierra se ven aeronaves de las que no tenemos idea, y tampoco entendemos cómo funcionan, pero las catalogamos como “fenómenos indefinidos”. Punto.
El New York Times publicó dos de estos videos en 2017, cuando destapó información sobre un programa de $22 millones de dólares del Pentágono para estudiar ovnis.
El programa se llamó Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas. Su costo, dentro del presupuesto de $600 mil millones del Pentágono, estaba prácticamente oculto, según el reportaje del Times.
Hasta la publicación de dicho periódico, el Departamento de Defensa nunca había admitido la existencia del programa, el cual dicen haber cerrado en 2012. No obstante, funcionarios mencionaron al diario que las acciones continuaron sin presupuesto oficial.
La mayor parte de los $22 millones fue enviada a una empresa de investigación aeroespacial privada que dirigía Robert Bigelow, un multimillonario de la industria espacial que trabajó con la NASA para producir mecanismos expandibles que puedan utilizar los humanos en el espacio.
En el programa televisivo 60 Minutos, de CBS, Bigelow admitió que él está absolutamente convencido de que los extraterrestres existen y que los ovnis han visitado la Tierra en numerosas ocasiones. Hablamos del hombre contratado por el Pentágono para estudiar el cielo.
Entre los hallazgos del programa se habla en numerosas ocasiones de aeronaves que se mueven a velocidades muy altas y sin signos visibles de propulsión. O que sobrevuelan la Tierra sin mecanismos aparentes para producir su elevación, afirma el New York Times.
A mediados del siglo XX, el Pentágono ya tuvo programas parecidos a este, pues los avistamientos de ovnis no son nada raros. Ni nuevos. Entre 1947 y 1969, existió el Project Blue Book, el cual publicó más de 100.000 páginas de documentos e investigaciones internas de la Fuerza Aérea estadounidense sobre aeronaves desconocidas; no identificadas.
Este proyecto concluyó lo siguiente:
--Ningún ovni avistado, investigado y evaluado por la Fuerza Aérea representó una amenaza para la seguridad nacional estadounidense.
--No hay evidencia transmitida a, o descubierta por la Fuerza Aérea que demuestre que los avistamientos categorizados como “indefinidos” representan desarrollos tecnológicos fuera del rango del conocimiento científico moderno. (Más de 700 casos de avistamientos quedaron como “indefinidos” por el Pentágono).
--No hay evidencia de que los avistamientos categorizados como “indefinidos” sean de vehículos extraterrestres.
Usando el sentido común, hay un par de cosas que podemos destacar de todo esto. Uno: ha habido miles de avistamientos de aeronaves a las cuales el humano no puede darles explicación lógica. Ni siquiera el Pentágono. Y dos: los diferentes centros de inteligencia militar de los países, y principalmente de las potencias, no difunden toda la información que poseen sobre el tema ovni a sus conciudadanos.
Frase sobre ovnis #2: “No estamos solos en el universo. Hemos sido visitados en este planeta y el fenómeno ovni es real. Aunque ha sido tapado por diferentes gobiernos en los últimos 60 años”. Dr. Edgar Mitchell, astronauta, sexto humano en pisar la Luna, récord de caminata más larga en el satélite natural (9 horas), piloto del Módulo Lunar durante la misión Apollo 14.
Tres episodios icónicos de ovnis en la historia
La fascinación y el interés mundial por los ovnis han dado paso a lo que conocemos hoy como la ufología, un neologismo aceptado por la RAE como el “estudio de los fenómenos asociados a los ovnis”. Repasamos tres incidentes o avistamientos de naves no identificadas que marcaron la historia de nuestro hemisferio.
El incidente de Roswell, Nuevo México, 1947
En junio de 1947, un supuesto “disco volador” se estrelló cerca de un rancho en Roswell, Nuevo México (EE.UU.), propiedad de un granjero llamado Mac Brazel. El agricultor descubrió los restos del objeto dispersos cerca de su propiedad y lo comunicó al alguacil el 5 de julio.
Este hecho es quizás el fundador de la ufología moderna, el interés investigativo por todo lo que tenga que ver con aeronaves de origen indefinido.
El incidente de Roswell abarca miles de documentos y teorías. La versión oficial defiende que el objeto siniestrado era un globo meteorológico de un proyecto secreto llamado Mogul, pero un sinnúmero de teorías sobre supuestos ocultamientos de información perduran hasta la actualidad. Sobre todo desde los años 70, con la publicación de cientos de documentos sobre el caso gracias a la ley de liberación de información norteamericana. Entre lo más destacado apareció un memorándum que un agente del FBI envió al director del buró, J. Edgar Hoover.
En el memo, el agente del FBI, Guy Hottel, escribió:
“Un investigador de la Fuerza Aérea dijo que tres llamados platillos voladores fueron recogidos en Nuevo México. Fueron descritos como de forma circular y con una elevación en el centro. El diámetro era de aproximadamente unos 50 metros. Cada platillo era ocupado por tres cuerpos con forma humana pero de tan solo tres pies de altura, vestidos con ropa metálica de textura muy fina. Cada cuerpo estaba envuelto en vendajes similares a los que se usan en uniformes de pilotos de prueba de alta velocidad”.
Hottel escribió lo que dijo un investigador de la Fuerza Aérea, pero el memo es de 1950, y en su sitio web, el FBI insiste en que no se sabe si está relacionado con el incidente de tres años antes.
Además, otro documento en la bóveda histórica del FBI, del 8 de julio de 1947, se refiere a que el objeto que chocó en el rancho podía ser un globo meteorológico.
En los años 90, tras cuestionamientos del Congreso y por un creciente número de testimonios (muy pocos de primera mano), el Ejército condujo investigaciones internas sobre los eventos de Roswell. Se publicaron reportes revelando la “verdadera naturaleza” del objeto encontrado: globos para vigilar pruebas nucleares de otros países, equipados con micrófonos ultra modernos (por aquel entonces). Este proyecto, llamado Mogul, estuvo clasificado por más de cuarenta años.
Sobre los supuestos cuerpos humanoides encontrados, el segundo reporte del Ejército sugirió que los cuerpos eran “muy probablemente” una combinación de malas memorias, recuerdos difusos y el uso de maniquíes antropomórficos en programas militares como la Operation High Dive de 1950. Tres años después del incidente.
En 1947, investigadores, periodistas y lugareños recuerdan que en Roswell este episodio provocó un revoltijo de reacciones por parte de las autoridades. Entre policías y militares, se involucró a cientos de personas para visitar el lugar del accidente, para dar información a los medios, para desmentir testimonios, para corregir la información de los medios, para impedir el acceso de curiosos, etc. La especulación sobre lo que realmente pudo pasar ese año en Nuevo México sigue siendo muy fuerte.
Así fue como el periódico de Roswell describió el incidente en julio de 1947: “La Fuerza Aérea de Roswell captura platillo volador en un rancho en la región de Roswell”
BuzzFeed, en su programa de YouTube Unsolved, hace un buen trabajo resumiendo el caso Roswell en este video. Ayuda a entender la confusión que perdura sobre el incidente.
Las Luces de Phoenix, Arizona, 1997
El 13 de marzo de 1997, entre las 7:30 pm y las 10:30 pm, miles de personas avistaron “luces extrañas” en los estados norteamericanos de Arizona y Nevada, y también hubo reportes en el estado mexicano de Sonora.
Hubo dos tipos de avistamientos: el primero, una formación de luces triangular que sobrevoló los estados, y el segundo, un cúmulo de luces estáticas vistas en el área de la ciudad de Phoenix.
La Fuerza Aérea de Estados Unidos explicó lo segundo como bengalas lanzadas por aviones A-10 Thunderbolt que hacían supuestas maniobras en el área de la base Barry Goldwater Range, cercana a la ciudad. Sin embargo, una petición de la Ley por la Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés), realizada en 2019 para corroborar que estos aviones hicieron maniobras ese día, desmintió la versión oficial.
El exgobernador de Arizona, el piloto Fife Symington, dijo 10 años después del incidente que creía que las luces sí provenían de algo “fuera de este mundo”, contrario a lo que aseguró durante su gestión en 1997.
“Soy piloto y conozco básicamente todas las máquinas que vuelan. Aquello era más grande que cualquier cosa que yo haya visto. Sigue siendo un gran misterio. Muchas personas lo vieron. Personas responsables. Se sintió como algo fuera de este mundo. En tus entrañas, te dices que es algo fuera de este mundo”, dijo Symington a medios de comunicación.
En 1997, el mismo Symington le restó importancia a los hechos en conferencias de prensa. Según testimonios de la época, las luces parecían ser de una nave del tamaño de “varios campos de fútbol”.
Hasta el día de hoy, no hay explicación lógica para las “Luces de Phoenix”.
La ola de ovnis de Bélgica, 1989-1990
Entre los años 1989 y 1990, una ola de avistamientos de ovnis fue registrada en Bélgica.
Todo comenzó la noche del 29 de noviembre de 1989, cuando los oficiales de policía Heinrich Nicoll y Hubert von Montigny, del pueblo de Eupen, reportaron haber visto una nave triangular negra, con luces blancas en sus ángulos y una luz roja parpadeante en el centro. El ovni, según reportes de la época, duró un par de horas sobrevolando localidades cercanas sin hacer ruido. Se levantaron más de 140 reportes de civiles, incluidos el de tres parejas de policías. No todos los reportes registraron exactamente lo mismo. El gobierno no supo cómo explicar lo divisado, pero las autoridades se aliaron con un grupo de ufólogos belgas en los siguientes días para obtener relatos. Esto último restó credibilidad a los avistamientos de Eupen, aunque los registros policiales existen (enlace en francés, que recoge testimonios de lugareños y policías).
Meses más tarde, el 30 de marzo de 1990, dos pilotos de la Fuerza Aérea de Bélgica, a bordo de aviones caza F-16, fueron enviados para perseguir un ovni triangular similar, otra vez reportado por civiles. Según los pilotos, ellos nunca pudieron ver el objeto a través de sus cabinas, pero algo apareció en el radar de sus aviones, que lo registraron y fijaron sus miras electrónicas para lanzar misiles en su dirección.
El objeto se movía lentamente al inicio, pero aceleró de súbito a una velocidad inesperada. Según los pilotos, el ovni pasó a estar de una altura de unos 7.500 pies a una de 750 pies en segundos. Los aviones caza tuvieron en la mira del radar al ovni hasta en tres ocasiones, pero el objetivo desapareció súbitamente las tres veces.
Yves Meelbergs, uno de los pilotos involucrados en la persecución, dijo lo siguiente a un medio de comunicación de su país:
“Por 30 minutos tratamos de interceptar el objeto que era observado por numerosas estaciones desde el suelo. El objetivo fue registrado por los dos F-16s, pero comenzaba a moverse rápidamente y se escapaba con una aceleración impresionante. Ahí desaparecía de nuestros radares. Es un fenómeno un poco extraordinario. Más tarde tuvimos confirmación de que no había prototipos aéreos estadounidenses haciendo ensayos sobre el espacio aéreo belga, entonces descartamos esa posibilidad. Todavía es un tema tabú. Sinceramente, siempre hay gente que esboza una pequeña sonrisa cuando se habla de esto. A mí no me preocupa hablar de ello porque lo hago de la forma más honesta posible”, dijo Meelbergs al medio belga RTL.
Frase sobre ovnis #3: “Lo seguimos por varios minutos. Era una luz blanca brillante. Lo seguimos hasta Bakersfield, y de repente, ante nuestro asombro, se fue directo hacia arriba y desapareció en el cielo. Cuando me bajé del avión le conté todo a Nancy”. Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos entre 1981 y 1989.
Astrofísicos hablan de vida extraterrestre
Este es uno de los puntos más interesantes. Si bien no hay pruebas para comprobar que los ovnis son de origen extraterrestre, es una posibilidad que siempre queda abierta, pues muchas veces no hay forma lógica; humana, de explicar los avistamientos. Los siguientes científicos dedicaron sus vidas a estudiar el espacio y la física, y los tres llegaron a la conclusión de que sí hay vida inteligente en otros planetas. Incluso tienen teorías de por qué podrían visitarnos sin hacernos daño o sin establecer contacto directo con nosotros. Exploramos sus frases y teorías sobre vida extraterrestre.
Carl Sagan (1934-1996). Astrónomo, astrofísico, cosmólogo, astrobiólogo, escritor y divulgador científico estadounidense.
“La búsqueda de vida en otros planetas toca las preocupaciones humanas ulteriores. ¿Estamos solos? ¿Cuán común es esto que llamamos vida, esto que llamamos inteligencia? ¿Y de dónde venimos? ¿Cuál es el destino posible de los seres inteligentes? ¿Necesitamos realmente destruirnos los unos a los otros? Tenemos una visión tan delgada de nuestro lugar en el espacio y el tiempo, que la perspectiva de hacer contacto con inteligencia extraterrestre funciona para desprovincializar nuestra visión del mundo. Creo que por esta razón, la búsqueda en sí misma, aún sin éxito, tiene su mérito”, dijo Sagan.
Desde muy joven, Sagan se interesó en ovnis y extraterrestres. Con el interés mediático que se generó por el incidente de Roswell, un joven Sagan llegó a escribirle al Secretario de Estado de Estados Unidos de entonces, Dean Acheson, para preguntarle cómo respondería el país si los platillos voladores resultaran ser de origen extraterrestre. Con los años, su escepticismo científico le ganó la partida a su curiosidad por los ovnis, pero recomendó que la ciencia estudie de cerca el fenómeno de avistamientos de objetos voladores por el creciente interés que generaba en la sociedad.
Sagan llegó elaborar cálculos y estimaciones sobre la posibilidad de que existe un millón de civilizaciones capaces de hacer viajes interestelares en el universo (entre sistemas como el nuestro; el Sistema Solar).
Según su pensamiento, argumentar que la Tierra sería un destino escogido por una de estas civilizaciones para ser visitado, querría decir que la Tierra es un lugar único, un lugar de interés. Pero esto iría en contra de la idea de que existen millones de civilizaciones allá afuera, porque, si las hubiera, entonces nuestro tipo de civilización sería bastante común. Y si no somos comunes, entonces no es probable que haya muchas civilizaciones suficientemente avanzadas para enviarnos visitantes regularmente.
Esta teoría de Sagan alejó la ufología de los teóricos y científicos que buscan vida extraterrestre. Fue un golpe para los ufólogos pero un alivio para astrofísicos en busca de evidencia científica a la pregunta “¿estamos solos?”, ya que los distanciaba del tema ovni, cargado de estigmas y tabúes.
Stephen Hawking (1942-2018). Físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico británico.
Hawking también creía en la vida inteligente extraterrestre. En el documental “Stephen Hawking's Favorite Places”, el astrofísico habla sobre potencial vida en el exoplaneta Gliese 832c, un cuerpo celeste que según la ciencia tiene mucho parecido con nuestro planeta:
“Un día, podríamos recibir la señal de un planeta como ese. Pero debemos ser cautos con responderles. Encontrar una civilización avanzada podría ser como cuando los nativos americanos encontraron a Cristóbal Colón. Aquello no salió muy bien”.
Sobre el hecho de que estemos solos en el universo, como especie inteligente, Hawking dijo: “Me parece completamente implausible y arrogante. Considerando el número de planetas y estrellas que sabemos que existen, es extremadamente improbable que seamos la única forma de vida evolucionada”.
La Tierra es uno de los 8 planetas del Sistema Solar. El Sistema Solar es uno de miles de sistemas estelares (planetas alrededor de una estrella) que hay en nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Estos somos nosotros en nuestra galaxia:
Crédito: NASA
Y esta es una fotografía de un recuadrito del espacio, tomada por el Telescopio Espacial Hubble. Muestra miles de galaxias similares a la nuestra. Es parte de lo que llamamos el universo observable:
Crédito: NASA / ESA
Neil deGrasse Tyson (1958-actualidad). Astrofísico, escritor y divulgador científico estadounidense, director del Planetario Hayden, en Nueva York.
DeGrasse Tyson se ha preguntado sobre cuán especial podría ser la humanidad en comparación con otras especies inteligentes. El astrofísico ha manifestado la posibilidad de que alienígenas o una especie superior a nosotros nos haya visitado, pero no les parecimos lo suficientemente interesantes. Justo como nos puede parecer a nosotros una hormiga, por ejemplo.
“El ADN humano es 98% o 99% idéntico al del chimpancé. Sin embargo, los humanos construimos telescopios, componemos sinfonías, tenemos ciencia y literatura, mientras que los chimpancés apilan cajas y comprenden lenguaje de señas, igual que nuestros niños pequeños”.
“Si ese 2% es lo que nos hace tan diferentes, imaginen una especie 2% arriba de nosotros en esa escala. ¿Nos considerarían siquiera inteligentes? Es como cuando vas caminando y ves un gusano. No te detienes y te preguntas: ‘¿qué estará pensando el gusano?’, ni intentas siquiera comunicarte con él. Comparado contigo, el gusano es demasiado tonto para eso. Tal vez la razón por la que no hemos tenido contacto con una civilización extraterrestre más avanzada e inteligente es porque ellos han observado la Tierra y han concluido que no hay vida inteligente aquí”.
(Podés ver su razonamiento en este video)
Ahora exploremos dos teorías de vida extraterrestre que son fascinantes.
La paradoja de Fermi
Esta deriva del físico italiano Enrico Fermi, desarrollador del primer reactor nuclear, premio Nobel en 1938 y miembro del Proyecto Manhattan. Su teoría sobre la posibilidad de que otras civilizaciones puedan hacer viajes entre estrellas puede explicarse en cuatro puntos:
1-- Hay miles de millones de estrellas similares al Sol en la Vía Láctea, nuestra galaxia. Muy probablemente, algunas de estas estrellas tienen planetas parecidos a la Tierra, y si la Tierra es común, algunos de estos planetas pueden haber desarrollado vida inteligente.
2-- Algunas de estas civilizaciones pudieron haber desarrollado los viajes interestelares, un paso que los humanos estamos investigando.
3-- Aún en el lento camino que conocemos para visionar los viajes interestelares, la Vía Láctea puede ser transitada por completo en algunos millones de años.
4-- Muchas de las estrellas similares al Sol en nuestra galaxia son miles de millones de años más viejas que el Sol. Esto le daría tiempo de sobra a otras civilizaciones para lograr los viajes interestelares.
Este pensamiento genera una paradoja sobre la falta aparente de pruebas tangibles (o pruebas oficiales) sobre vida alienígena capaz de visitarnos, pero también sugiere la posibilidad de que pudimos ser visitados hace miles de años. O bien que nuestros visitantes no establecen contacto a propósito.
La escala de Kardashev
Este es un método del astrónomo y astrofísico soviétivco Nikolai Kardashev para medir el avance tecnológico de posibles civilizaciones inteligentes.
Tipo 1) Civilización planetaria. Puede usar y almacenar el 100% de la energía y los recursos disponibles en su propio planeta (la humanidad está desarrollándose en este punto).
Tipo 2) Civilización estelar. Puede usar y controlar la energía de su sistema planetario.
Tipo 3) Civilización galáctica. Puede controlar la energía de su galaxia.
Según Carl Sagan, la humanidad estaría en una fase técnica de adolescencia. Intentando llegar a la civilización tipo 1 de Kardashev.
A partir de la escala de Kardashev, podemos inferir muchas cosas. Una civilización mucho más inteligente que la humana, por ejemplo, podría tener un respeto por la vida ajena mucho más profundo que el nuestro. Podrían no ser bélicos y visitar nuestro planeta sin designios violentos, sino únicamente contemplativos, académicos.
Una civilización del tipo 2 sería para nosotros similar a lo que somos los humanos en comparación con los chimpancés.
¿Explica todo esto el origen de los ovnis? Por supuesto que no. Son ópticas más que interesantes sobre un tema que fascina al ser humano desde hace siglos, pero sobre el cual solo podemos hacer conjeturas.
Aquí termina este Explicador. Lo que sigue es un anexo =P
Frase sobre ovnis #4: “No puedo revelar nada sobre ovnis o sobre el Área 51. Nos instruyen decir que no hay nada de eso”. Barack Obama, presidente de Estados Unidos entre 2009 y 2017.
Anexo: mi avistamiento de un ovni en Nicaragua
Hasta ahora, lo escrito anteriormente fue hecho con rigor periodístico y apartando mis creencias y/o experiencias de lo que es objetivo. Es decir, los tres renombrados astrofísicos que citamos sí dijeron las frases que leíste, el FBI y el Pentágono sí liberaron la información mencionada, los episodios históricos relacionados con presuntos ovnis ocurrieron y fueron reportados por medios periodísticos de la época como lo pusimos. Tuvimos cuidado de insertar decenas de enlaces relevantes para que se sepa de dónde sacamos cada dato. Todo es comprobable y no tiene relación directa con lo que sigue.
Tomando distancia de todo esto, me dispongo a contar una experiencia personal. Una vivencia que me marcó para el resto de mi vida la madrugada del 23 de junio de 2012.
No es sencillo hablar de un avistamiento de ovni. Menos cuando fue tan claro, tan extraño, y cuando no fui el único testigo esa noche, en ese lugar. La cultura popular mundial, y sobre todo la de nuestro hemisferio, ha caricaturizado grandemente a los extraterrestres y los ovnis, hasta volverlos un tema tabú o hasta convertir a quienes hablan de ello en objeto de burla.
Después de comprender ciertas cosas sobre lo que viví, considero que está bien que se caricaturice a los ovnis o a los alienígenas. La cultura pop transformó incertidumbre e información pesada de digerir en algo mucho más ligero. Según mi experiencia, no estamos listos --ni por cerca-- para saber de forma oficial que civilizaciones inteligentes de otros planetas son capaces de hacer viajes interestelares y hasta de visitarnos. Explicaré este punto más adelante.
En 2012 yo vivía en Nicaragua, en Managua. Los fines de semana viajaba con un primo a Juigalpa, en el departamento de Chontales, donde vive mi familia. Es una ciudad caliente, ganadera, muy lluviosa durante seis meses del año y muy árida el otro semestre.
Por entonces, mi primo Gerardo y yo pasábamos de lunes a viernes en Managua, y el viernes, después del atardecer, viajábamos a Juigalpa en automóvil por una carretera más o menos vacía durante las noches. Es un viaje de 2 horas a velocidad responsable.
Ese año, desde hacía un par de meses, nos habíamos acostumbrado a observar el cielo con un telescopio refractor que teníamos en casa de mi familia. Mi primo, estudiante de medicina, era más entusiasta del cielo nocturno que yo, pero yo lo acompañaba. Él encontraba los astros que veríamos y yo me maravillaba con su visión. Quienes han visto la Luna, Saturno, Júpiter o las Pléyades en un telescopio, podrán entenderme. Contemplar un planeta como Saturno me robó el aliento la primera vez. Sentí algo extraño, ubicado entre una percepción de auto pequeñez y vacío. Un vacío de no comprender más. Maravillarme ante algo desconocido, humanamente inalcanzable.
Fue en los meses anteriores a esa noche cuando capturamos más imágenes de cuerpos celestes con el telescopio. Juigalpa es capital departamental, pero es una ciudad que no supera los 100.000 habitantes. Cuando la oscuridad gobierna el cielo, esto se traduce a una importante ausencia de luz artificial; a una bóveda nocturna que parece planetario.
La noche del avistamiento fue la que iba del viernes 22 al sábado 23 de junio. Nubes muy delgadas, casi transparentes, se esparcían por un sector importante del espacio que planeábamos escudriñar. Estuvimos unos minutos en el amplio patio, pasada la medianoche, esperando que se disipara el cielo para usar el telescopio, pero por ahí de las 00:40 decidimos volver a casa.
Mi primo fue a guardar el telescopio. Noté que duró un poco más de la cuenta. Y de pronto comenzó a llamarme, mirando fijamente algo en la distancia. Yo no fui de inmediato porque pensé que bromeaba, pero comenzó a gritarme, agitado. Me acerqué a él y miré en la dirección hacia donde señalaba.
--¿¡Podés ver eso!? --me preguntaba al tiempo que me sujetaba con fuerza con una mano y apuntaba a la distancia con la otra.
Sin saber lo que pasaba, le hice caso. Me tomó unos 4 o 5 segundos entender. Lejos, pero relativamente bajo (más abajo que las nubes), un triángulo negro volaba calladamente en el cielo juigalpino.
Yo lo recuerdo así: era un triángulo negro con luces anarajandas pero tenues en sus puntas. Tres luces. El objeto volaba de una dirección a otra a altas velocidades y se suspendía de repente, antes de retomar su rumbo hacia una dirección diferente, otra vez muy rápido. No escuchábamos más que una ligera ventisca en los árboles. El triángulo rasgaba el cielo sin hacer ruido. La visión, que en su momento parecía mágica, etérea --es algo para lo que uno no está preparado-- duró unos 20 o 30 segundos que recuerdo como horas.
Los dos lo veíamos entre incrédulos y fascinados, hasta que salimos corriendo por un temor colectivo que nos gobernó a ambos al mismo tiempo. Al cabo de esos 20 o 30 segundos de aparente vuelo lejano y calmado, el triángulo se posicionó más o menos encima nuestro y se hizo más grande. Mucho más grande, en cuestión de segundos. ¿Se acercó a nosotros? No lo sé, pero esa fue la impresión que me dio. Que nos dio, porque Gerardo hizo lo mismo que yo. Sin mediar palabra, en el momento en que el triángulo aumentó su tamaño considerablemente, salimos corriendo hacia la casa con el pulso acelerado.
Gerardo, justo antes de correr y mientras corría, dice que vio en el triángulo más luces que formaban una especie de V, y que vio además una luz que apareció en el centro, parpadeando. Yo no puedo dar fe de esto, porque no lo vi, pero él me habló de este cambio en el objeto desde ese mismo día. Y lo repite hoy.
Fue un evento que uno no piensa que va a vivir. Como fotogramas sacados de un filme de ciencia ficción. ¿Un triángulo negro con luces en el cielo de Juigalpa, Nicaragua? Esa noche no pudimos dormir, pero dormir se volvería un lujo raro en los próximos meses para ambos.
Mis amistades cercanas y quienes me conocen bien, saben de esta experiencia. Hasta ahora solo lo había contado a personas cercanas, pero mi primo y yo lo escribimos tres días después en el Mutual Unknown Flying Object Network (Mufon), un proyecto civil para registrar avistamientos en el mundo. Aquí está nuestra crónica del 26 de junio de 2012 en inglés.
Volviendo al 23 de junio, recuerdo bien que en la cocina de la casa, donde retomamos el habla después de ver el triángulo, pasó lo que más miedo me dio esa madrugada. Tecleé en Google algo que nunca había buscado. Queríamos respuestas. “Black triangle UFO”. Ahí estaba lo que vimos, descrito tal cual lo describimos 8 años después de verlo. Copio sus características:
--Es uno de los avistamientos de objetos voladores no identificados más comunes y suele ser visto de noche.
--Es una aeronave negra, triangular, con luces en sus ángulos y algunos describen una luz en el centro (yo no vi la luz del centro o no la recuerdo).
--No hace ruido (esto ha empujado a la teoría de que no quema combustible).
--Flota en el cielo a altitudes no muy elevadas.
--Tiene cambios de dirección y velocidad bruscos (según teóricos, son cambios que producen una fuerza G que un piloto humano no soportaría).
Buscando en internet, di con este video que se asemeja mucho a mi recuerdo (en 2012 yo tenía un teléfono Nokia inteligente pero con una cámara muy mala, y no tuve el reflejo de grabar el triángulo de todas formas). Este fue filmado en 2016 en Charlottesville, Virginia:
Contacté a mi primo, ahora médico, para levantar su testimonio para esta publicación. Aquí algunas de sus palabras:
“Yo no podía creer lo que estaba viendo. Necesitaba que alguien confirmara que lo que yo estaba viendo era real. Por eso te llamaba y te decía que vinieras a ver. Insistía. Tenía ya como 20 segundos de estar viendo una forma triangular en el cielo, con luces anaranjadas en cada esquina. Un triángulo negro que hacía giros, daba formas que ningún avión, helicóptero o dron hiciera en ese momento. Ya cuando vos llegaste y vimos la magnitud del tamaño que tenía, cuando me dijiste que ya lo veías, y se estaba acercando, en ese momento lo que pasó por mi mente fue miedo. Me sentí minúsculo, impotente ante semejante situación. Tenía planeado salir a ver las estrellas. Cuando miro que estoy ante un triángulo negro con luces, grande, encima de la casa, me llené de pánico”.
“Cuando el triángulo comenzó a avanzar hacia donde estábamos, no hacía ningún ruido. Estaba silencioso el cielo. Yo solo me acuerdo de que encendió dos luces más, formando una especie de V. Tenía cuatro luces en un costado y cuatro luces en el otro, más una luz que se prendió en el centro. Esa cambiaba de color, parpadeaba entre azul, rojo y blanco”.
“La experiencia me afectó mucho desde esa misma noche. Cuando encontramos en Internet que había mucha información sobre el mismo fenómeno en muchos lugares del mundo, también me di cuenta del suceso en Bélgica, con la Fuerza Aérea de allá, que unos pilotos lo siguieron. Yo me cargué de tanta información, que llegué a un momento que me sacaba de onda. Llegué a tanta información que me llegué a sentir perseguido. Lo tomé como algo personal. Me afectó emocionalmente, me dio insomnio, me daba miedo hacer viajes nocturnos en carreteras solitarias. Procuraba que hubiera uno que otro carro cerca. Iba detrás de un carro para no viajar totalmente solo. Y nos encontrábamos en situaciones en las que viajábamos mucho de noche”.
Lamentablemente, como dice Gerardo, nuestra experiencia no terminó esa noche con el avistamiento. Nuestros viajes nocturnos entre Managua y Juigalpa, y viceversa, continuaron por años. Ahora íbamos en carretera con un temor nuevo. Con la idea de repetir lo que vivimos. Con las preguntas paranoicas: “¿Por qué nosotros?”, “¿Por qué lo vimos?”.
Sumado a esto, nuestra curiosidad sobre el tema nos llevó a leer una cantidad inconmensurable de información sobre avistamientos de aeronaves similares o sin explicación, y sobre teorías de vida extraterrestre en Internet. Recorrimos desde sitios extraños hasta la página oficial del FBI, que tiene sorprendentes cantidades de información disponible al público. Desde luego, no hay pruebas científicas sobre vida extraterrestre, pero hay testimonios estremecedores hasta de supuestas abducciones, personas que repiten incansablemente haber tenido contactos con vida inteligente no humana, teorías de astrofísicos que ponen a pensar y cientos de documentos que dan fe de hechos raros. Todo combinado, más la experiencia con el ovni, es una mezcla informativa difícil de gestionar adecuadamente.
Para resumir, llegó un momento en las semanas posteriores al avistamiento en el que me costaba mucho conciliar el sueño. Comenzaba la década de mis 20, y me he considerado toda la vida una persona racional, no muy dada a creer en cosas sobrenaturales. Pero ver una nave así de rara en Nicaragua me marcó profundamente ese año. Calculo que ese nuevo temor de aceptar que existen cosas que no tienen explicaciones lógicas me duró entre tres y cinco meses. Recurrí a la lectura de filosofía y a escritos sobre el miedo para regresar a una vida saludable, con horas de sueño normales.
Es por esto; por lo que vi y leí, que creo fuertemente que el ser humano no está preparado para que un gobierno, supongamos Estados Unidos, venga a decirnos que tienen pruebas o fuertes sospechas no solo de que existe la vida inteligente extraterrestre, sino que además nos visita. Habría una histeria colectiva general, porque a diferencia de todas las especies animales con las que vivimos, esta nueva especie no podríamos dominarla ni explotarla como hacemos con lo conocido. Seríamos, de hecho, inferiores, pues apenas aprendemos a llenar nuestra órbita de satélites y a enviar sondas no tripuladas a lo lejos, sin posibilidad de que regresen. En esto mismo ha insistido el astrofísico Neil deGrasse Tyson en repetidas ocasiones. Y recordemos lo que sucedió en 1938, cuando un radio drama de la novela de ciencia ficción La Guerra de Mundos generó pánico en la población estadounidense, que la tomó como algo real.
Con el tiempo, he tratado de encontrar una explicación lógica a lo que vimos en Juigalpa, pero ha resultado imposible. Será un misterio por el resto de mi vida, seguramente. No tengo cómo demostrar que era una aeronave alienígena, acaso capaz de moverse en silencio mediante un complejo mecanismo de control de gravedad y magnetismo, como he leído en algunas teorías. Entiendo que para alguien escéptico es más fácil afirmar que lo que vi era un dron ultra moderno de 2012 que no hacía ruido ni tenía hélices, o bien era una nave del Ejército de Estados Unidos; algún proyecto negro sobre el cual no hay registros, como el supuesto TR-3A Black Manta, pero para afirmar esto tenemos el mismo número de pruebas de las que disponemos para sospechar que era una nave no humana: cero.
En internet, personas como yo que han buscado explicaciones a lo que vieron, han mencionado la aeronave de espionaje Northrop Grumman B-2 Spirit, usada por la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Pero no es un avión silencioso, al contrario, a como podemos ver en este video. Lo que mi primo y yo vimos claramente no hacía ruido. Además, es difícil imaginar una aeronave de $45 millones, de la que solo existen 21 unidades en el mundo, sobrevolando Juigalpa, Nicaragua.
A partir de aquí, queda al criterio de cada uno creer lo que desee. Es todo muy subjetivo, pero advertí sobre esto al comienzo de este anexo. El tema es por lo menos fascinante. Y es todo menos nuevo. Hay ovnis en pinturas, en testimonios de 1561 y en grabaciones de audio de astronautas de la NASA. Ahora incluso tenemos videos de ovnis divulgados por el mismo Pentágono. No hay pruebas de que sean tripulados por seres inteligentes de otros planetas, pero tampoco hay forma de desmentirlo. Ni el Pentágono sabe qué son este tipo de aeronaves.
Lo que yo vi podría ser un dron ultramoderno o podría ser una nave alienígena. La diferencia entre una cosa y la otra es abismal, así como lo es su significado. Y, francamente, es un poco aterrador que ambas explicaciones tengan posibilidades similares de ser o no ser.
Llega un momento en el que hay que tomar una decisión. Yo admito que jamás sabré qué era ese triángulo. Solo sé que vi un triángulo negro surcar el cielo en una noche nicaragüense y que me llegó a un infundar un miedo tal, que corrí. Pero al igual que Hawking, Sagan o deGrasse Tyson, elijo que es un poco tonto pensar que estamos solos en el universo. Desde luego, es un pensamiento aterrante. Miedo a lo desconocido en todo el sentido de la frase. Si existen los extraterrestres, tocaría refundar las creencias teológicas. Sería tiempo de repreguntar las grandes preguntas. Habría que reeditar los grandes libros.